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Está ilusionado Roberto Ruiz. Lo transmite. Habla de Barracuda MX con una sonrisa. Abría en febrero en Madrid. «Estamos muy contentos con la acogida», ... reconoce el cocinero mexicano satisfecho por el giro que dio hace un año a su vida. La pandemia le empujó. Un cúmulo de circunstancias unidas a la necesidad de un cambio de concepto le llevaron a cerrar definitivamente su estrella Michelin en Madrid, Punto MX, para comenzar una nueva etapa. El resultado fue el mencionado Barracuda, un formato más 'casual' con el que abría el abanico a la cocina del Pacífico mexicano. Cinco meses después de su estreno, la familia oceánica crece. Concretamente en Marbella bajo el nombre de otra especie de pez: Mantarraya. Pero el mismo apellido, MX. La idea es traer a la ciudad malagueña esa esencia iniciada en Madrid, pero adaptada al producto local.
Lo hace de la mano de Boqué Group en el espacio que ocupara Maison Lú y rodeado del equipo que le ha acompañado en otros momentos clave de su carrera y en la apertura del propio Barracuda. Es el caso de las mexicanas Tatiana Allard –su mano derecha en la cocina desde Punto MX–, y Maggie Bañuelos a cargo de la dirección de la sala, cuyo interiorismo firma el estudio Cousi y que se distribuye en tres espacios diferenciados: interior con cocina vista, terraza al aire libre y terraza de invierno bajo un exótico ambiente con música y techo de cañizo.
En ellos se sirve una carta en la que tienen especial protagonismo los pescados y los mariscos en elaboraciones como los tacos de carabinero a la diabla, el ceviche de pulpo, los aguachiles, la lubina a la talla con adobo rojo de chile guajillo y adobo verde de chile poblano, o el emblemático tuétano a la brasa con tostadas de atún rojo toreado y emulsión de chiles serranos. Otro imprescindible es el guacamole, que en Marbella se prepara con vieiras y emulsión de chiles jalapeños.
Con un ticket medio entre 45 y 60 euros, ofrece además una carta de cócteles a base de mezcales y su propio licor de chile chipotle. Una amplia barra y un carrito que recorre las mesas dan buena cuenta de ello. Aunque no falta un apartado para vinos, especialmente espumosos, blancos y generosos, por su afinidad con la propuesta de Roberto Ruiz. Alta cocina mexicana 'casualizada', pero «alejada de tópicos» y, sobre todo, de «alma disfrutona». El océano MX empieza a coger rumbo.
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