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El albaricoque madura muy rápido y viaja mal. Recogido en verde no alcanza el punto óptimo de dulzor, por lo que los mejores son los frutos cultivados en proximidad. Daniel Maldonado

Albaricoque, sol de Oriente

La fruta de hueso que apasionó al mundo antiguo es una joya para la repostería

ESPERANZA PELÁEZ

Sábado, 30 de mayo 2020, 00:59

Resulta curioso cómo distintas culturas profesan diferentes grados de aprecio por las mismas frutas. El albaricoque, por ejemplo, del que España es séptima productora mundial ( ... eso sí, con apenas un tercio de la cosecha de Turquía, la primera), entre nosotros es una más de las frutas de hueso que nos trae el final de la primavera, y en todo caso nos alegra por ser la más temprana (su nombre, 'praecocum' en latín, alude a su precocidad), y sin embargo en Oriente Medio se celebra su retorno anual como un milagro de la naturaleza, y no solo se convierte en la joya de la corona de cualquier frutería, sino en protagonista de dulces, conservas y platos salados.

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