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Jony cabecea un balón en un entrenamiento del equipo.

Cuatro meses decisivos para Jony

Lejos de las expectativas que creó su fichaje, el malaguista está a tiempo de revertir sus cifras

Pedro Luis Alonso

Miércoles, 11 de enero 2017, 23:35

Si los nombres futbolísticos invitan con frecuencia a los juegos de palabras, el del malaguista Jony estaba cantado con ese mítico título de película de Johny cogió su fusil (1971, Dalton Trumbo). Pero la realidad ha tratado de ser tan casi tan cruda como la del excombatiente que protagoniza ese filme, y sería más normal hablar de Jony aún no ha cogido su fusil para agujerear las redes de las porterías rivales. Lo cierto es que el asturiano aún ejerce un rol de secundario en la plantilla después de ser uno de los fichajes estelares del proyecto. No en vano fue el jugador franquicia del Sporting de Gijón del pasado curso, un equipo que aún lo añora, hasta el punto de que su entrenador, Abelardo, se ha dejado querer respecto a su hipotético regreso cada vez que se le ha preguntado al respecto.

Casi un año después de conocerse su fichaje, que desvelaron SUR y El Comercio a comienzos de febrero, aún se espera la mejor versión de Jony, la de un jugador que tuvo que ver con catorce de los cuarenta goles del Sporting 2015-2016 (fueron cinco goles y nueve asistencias directas), por no hablar de otros en los que estuvo de manera más indirecta con alguna intervención en las jugadas. Mucho para tratarse de un extremo izquierdo, no tan cerca de la zona de finalización.

A Jony le tocó vivir un final de temporada difícil con el Sporting. Tuvo que dar por no asumido en público lo evidente, que había un compromiso firmado con el Málaga para la siguiente campaña y trató de ofrecer lo mejor de su repertorio para que no se pudiera dudar en lo más mínimo de su profesionalidad. La permanencia in extremis del cuadro asturiano sellada en la última jornada fue el mejor premio a su tesón, y en verano llegó el salto a un equipo con más aspiraciones.

Parecía claro que Jony no lo iba a tener fácil en el Málaga. Su puesto era quizás el más reforzado o competitivo en la planificación. Tenía que ganarle el pulso a un indiscutible desde su llegada, Chory Castro, y la competencia le ha superado de momento. Ello a pesar de que comenzó como titular las cuatro primeras jornadas. Sin embargo, Juande Ramos nunca quedó totalmente satisfecho con su rendimiento y, de forma paulatina, ha ido perdiendo protagonismo.

Cambio de banda

Primero debió asumir su traslado a la banda derecha. Para entonces Juande asumía que la fórmula de extremos puros en su banda natural y centros al área no iba a dar el resultado esperado con el perfil de sus atacantes. Por eso probó con Chory Castro y situó a Jony a la derecha, pero el de Cangas del Narcea nunca se ha visto cómodo en el otro costado, al ser un extremo zurdo muy específico. La derecha fue su punto de partida ante Las Palmas, Leganés (su único gol, desde el punto de penalti), Atlético de Madrid y Sporting. En su duelo ante su exequipo sufrió el varapalo de ser sustituido a los 35 minutos, y asumió mal ser el chivo expiatorio de un mal arranque de partido de su equipo. Se especuló mucho con su rauda salida del estadio, mientras se celebraban los minutos de añadido en el encuentro.

Fue un auténtico punto de inflexión para Jony, que apenas ha jugado media hora en las seis últimas jornadas ligueras. En el Sánchez Pizjuán, incluso, fue el descarte final en la convocatoria; desaprovechó la oportunidad de reivindicarse en la Copa del Rey (en sus dos partidos ante el Córdoba), y la llegada de Romero no lo ha devuelto al once titular. De momento el Gato apuesta por su compatriota Chory Castro, aunque le dio unos pocos minutos en el segundo tiempo, ya con todo resuelto. El jugador asturiano está obligado a tratar de aprovechar los minutos como si fueran los últimos. Es ahora o nunca, porque la temporada está a punto de llegar a su ecuador. Quedan poco más de cuatro meses (la Liga concluye el 20 de mayo).

Jony, bien integrado en el vestuario, parece lastrado desde fuera por una falsa rumorología que le achaca cierto sobrepeso. Su imagen siempre fue así, y no ha mermado su condición explosiva y su cambio de ritmo en el campo. Más bien su mejor versión depende de una cuestión de confianza, del estado anímico, de la necesidad de ir sintiéndose importante y con peso en los resultados del equipo. Sus 638 minutos actuales en la Liga reflejan que está lejos de las expectativas, pero aún tiene tiempo de revertir estos números y de acabar el ejercicio dejando buenas sensaciones al malaguismo.

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