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Estado en el que quedó el avión en el que viajaba el CD Málaga tras el alccidente en Tenerife.

Aquel accidente aéreo que el CD Málaga sufrió en 1956 al aterrizar en Tenerife

No hubo más que un muerto: la señora que habitaba la casa con la que chocó el avión, que ardió y se partió en dos

J.C.

Martes, 29 de noviembre 2016, 18:55

El 29 de septiembre de 1956 el Málaga sufrió un accidente aéreo al aterrizar en Tenerife. Era la décima jornada del campeonato y el partido debía jugarse el día 30. El Aviaco en el que hizo el desplazamiento el cuadro blanquiazul se estrelló al tomar tierra. No hubo más que un muerto: la señora que habitaba la casa con la que chocó el avión, que ardió y se partió en dos. Y el regreso se hizo en un petrolero, porque el pánico entre los expedicionarios del titular era insuperable.

Por entonces, Echezarreta era el entrenador y José Luis Estrada vivía su tercera y última etapa como presidente. Como en tantos años balompédicos anteriores y posteriores el club no tenía un duro. Y tal caos financiero determinó la necesidad de acudir a la cantera. Con el pomposo nombre de 'malagueñización' se bautizó la obligada operación. En aquel desplazamiento hacían su bautizo aéreo tres nuevos malaguistas: Pipi, Coco y Barragán. Y hasta once jugadores que podían formar un equipo completo figuraban en la plantilla (este equipo podía haber estado compuesto por Pepillo Benítez, Barragán, Muñoz, Ortiz, Lorenzo, Patricio, Galacho, Cebrián, Coco, Pipi y Bernardi).

Las bromas del accidente

Después de superada la crisis de los momentos que pudieron ser trágicos para el fútbol malagueño, los jugadores recordaban algunas anécdotas del suceso.

Nos recordaban que el 'guaperas' de Monerris salió del avión con una bella extranjera en brazos, pero lo que más hilaridad producía era la rememoración de aquellos minutos que Bernardi se pasó nadando sobre los matorrales del lugar del siniestro. (Poco antes del accidente desde la altura Bernardi no divisaba sino agua por doquier). Sin duda el extremo perchelero de altos vuelos no se encontraba cómodo en las alturas. Quedó traumatizado para siempre. Y eso que en aquellos tiempos era rara avis que un equipo de fútbol viajara, por su costo, en avión.

Cuando el Málaga anunciaba un desplazamiento por vía aérea, Bernardi estaba en clara indisposición toda la semana. En una oportunidad en el mismo aeropuerto, sin ocultar el pánico que lo invadía, uno de los viajeros al verle descompuesto se le acercó y le preguntó que si tenía miedo a volar. Bernardi, sin presumir de héroe, le confesó que estaba aterrado. «Y eso ¿por qué?, inquirió su interlocutor, que añadió que él no sentía ninguno. Bernardi le espetó: «¿Usted se ha caído alguna vez de un avión?». Naturalmente, respondió que no. Bernardi cerró tajantemente el dialogo diciéndole: «Pues yo sí».

Bernardi, que ansiaba mejorar sus remuneraciones por un traspaso, cuando el club para quitárselo de encima le dijo que los dos equipos dispuestos a comprarlo y a quintuplicar su prima de fichaje eran Las Palmas y Tenerife respondió: «Entonces yo prefiero morirme de viejo en el Málaga».

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Extraído de 'Anécdotas en blanquiazul', sección del periodista Juan Cortés en SUR

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