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Un recorrido por las piscinas municipales de la provincia de Málaga

Refrigeración a precios populares e infraestructuras de primera emergen como seria alternativa a la playa

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Domingo, 28 de julio 2019

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Si existiera una teoría cultural sobre las piscinas municipales, comenzaría seguramente con este principio irrefutable: son un lugar de nostalgia y presente. El agua es el elemento común. Vale. Pero no por ello piscina es igual a piscina. Las piscinas municipales al aire libre son otra cosa. Tienen su propio sello de identidad. Abren solo durante los meses del verano y saben a vacaciones. Centran su atención en el esparcimiento popular y huelen a crema solar. Es lo que las diferencia de la piscinas climatizadas, en las que la esencia gira en torno al servicio militar al cuerpo y al fortalecimiento de los músculos. Científicamente, no se sabe aún por qué el zumo de tomate sabe mejor en un avión. Quizá sea por la mayor presión atmosférica. Algo parecido debe pasar con el bocadillo en la piscina. ¿Será la presencia de cloro en el ambiente un agente propulsor de sabores? Los componentes corrientes en las piscinas municipales suelen ser los siguientes: sombrillas de brezo recalentadas, toallas húmedas, césped recién cortado y la trinidad de sol, crema solar y quemadura a pesar de todo.

No falta tampoco la pubertad de todos los preadolescentes de entre once y dieciséis años haciendo cola para entrar. Hombros ligeramente inclinados por el peso de las mochilas o por la relativa ausencia de experiencia vital. Algo de lo último lo pueden adquirir e incrementar en las piscinas municipales. Para empezar, da igual lo mucho que madrugues, que nunca serás el primero porque siempre hay alguien que ha madrugado más que tú. Que una toalla extendida equivale a un letrero de «reservado» y que el bar siempre se satura cuando todos quieren lo mismo a la misma hora. En parte, las piscinas municipales son una enseñanza de cómo lidiar con ciertas frustraciones. Instruyen en un suave aguante del ruido y adoctrinan en la paciencia. (casi siempre tienes algo debajo del pie). Y que el tiempo pasa de la manera más dulce si se deja pasar sin más, escuchando el chapoteo de agua y elevando la mirada al cielo.

¿Esa nube tiene forma de corazón o son las hormonas que están trabajando a pleno rendimiento por ese amor innegociable que surge todos los veranos? La famosa cabezadita forma parte del equipamiento básico del ser humano. Por eso la técnica de dormitar solo se ha podido inventar en una piscina municipal (con perdón de la playa). Y al despertar, se aprecian las miradas de los otros. Pueden estar dedicadas a uno o pueden ser para otro persona. ¿Me estará contemplando a mí esos ojos? Miradas que se encuentran o no. Enamorados que se dan un beso. Personas que toman el sol como lo han visto hacer a los famosos en la televisión. El grupo de adolescentes que no abandona el filo de la piscina, pero nunca se baña. Tatuajes en el coxis. Tatuajes por todo el cuerpo.

Las piscinas municipales son también un desfile de vanidades para mostrar los últimos avances cosechados en el gimnasio. A la vez, un lugar de iniciación para el pudor momentáneo. Son lugares en los que uno vuelve a verse como aquel niño/adolescente que ya se fue. Dan para observar con cierta pesadumbre como ha avanzado el volumen abdominal y como clarea lo que era antaño un poderío capilar. No falta el helado, el socorrista y las goteras en las duchas.

El mundo de las piscinas municipales está generosamente amueblado de escenas y quizá no haga falta una teoría cultural sobre las mismas. Lo que se necesita es picar una entrada y a veces ni eso porque las hay que son gratis. Esparcimiento del pueblo para el pueblo. Porque cuando las temperaturas vuelven a alcanzar cifras extremas, los malagueños buscan refrigeración en las playas. Es el ciclo del verano que nos regala todos los años imágenes veraniegas y también una cara b. Un litoral masificado en el que no cabe ya una sombrilla. Los ataques de ansiedad a la hora de aparcar. Es aquí donde emerge la piscina municipal como principal alternativa zen. El tradicional lugar de encuentro público del verano en los pequeños municipios presenta en la provincia una variedad que va desde piscinas con aguas curativas hasta una cúpula retráctil o un sitio de recreo para los últimos grupos irredentos que ha dado de sí el panorama indie. A continuación, SUR hace un recorrido representativo por algunas de las piscinas municipales de la provincia. Refrigeración a buenos precios. Sitios en los que se cumplen, casi siempre, los patrones de una sociología muy específica.

Para todos los gustos

Existen piscinas municipales en toda la provincia. Los precios tienen algo en común: son la definición en sí de lo que se conoce como precios populares. Algunas son incluso de acceso libre. La entrada no supera en ninguna de las piscinas analizadas en la parte superior de esta información los 2.50 euros entre semana. Puede sufrir un ligero incremento los fines de semana. Quedan, además, varias conclusiones. La primera, que el cloro está en retroceso como los motores diésel. Entre las piscinas analizadas hay varias con aguas salinas. Algunas presumen de cualidades curativas como es el caso de la piscina de Almargen. Un informe técnico ha determinado que el arroyo Salado de Almargen tiene agua sódica. También es una de las más visitadas en la provincia. Comares se ha sumado a la moda de la agua salina por primera vez este verano. Es la que ofrece, por otra parte, los horarios más amplios.

La otra conclusión es que las piscinas municipales también han evolucionado como infraestructuras. El máximo exponente aquí es Pizarra, que dispone de una cubierta retráctil. Permite el baño fuera de la época estival. Moclinejo presume de tener el bar con los mejores precios de todas las piscinas municipales. «Precios anticrisis» luce en grandes letras de molde.

La de Casarabonela se ubica en la parte superior del pueblo y cuenta con uno de los restaurantes de mayor tamaño. Hay, a estas alturas, algo de icónico en la piscina municipal de Ojén. En sus aguas se ha bañado lo más granado de la escena indie del país. Todos los años, durante el Ojeando, representa el punto de encuentro diurno para refrescar las cabezas. Algunas aturdidas de la noche anterior. Málaga es provincia de piscinas municipales.

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