La mayoría de los grandes municipios de Málaga suspenden en zonas verdes

Más allá de la concienciación medioambiental y del concepto universal de preservar el mundo frente al calentamiento global, que muchos dirigentes y ciudadanos aún no quieren ver, hay un precepto básico que se escapa de las grandilocuencias y ese es el número de zonas verdes por habitante. Los espacios arbolados tienen una importancia vital como sumidero de CO2, es decir como esponja que engulle este pernicioso gas que provoca el efecto invernadero, pero también tienen una trascendencia real y constatada en la vida de los ciudadanos: a mayor número de zonas verdes, mayor calidad de vida. Los árboles ayudan a la regulación del ciclo del agua, frenan las avenidas de agua al retener el terreno, luchan contra los procesos de erosión y desertificación, generan oxígeno y ayudan a salvaguardar la biodiversidad de especies de fauna y flora. En el medio ambiente urbano mejoran el paisaje, evitan las islas de calor con la sombra y el frescor que generan a su alrededor y mejoran los datos de contaminación en las ciudades.

La crisis económica de finales la primera década del siglo ha coleado en la segunda, lo que ha malogrado el aumento exponencial que se esperaba de espacios verdes en las ciudades españolas, que no ha sido tal en la mayoría de los casos, primero por la falta de inversiones, y segundo, porque las zonas ajardinadas no sólo hay que crearlas, sino que, como seres vivos que son, después hay que mantenerlas.

De hecho, los grandes municipios de Málaga, salvo honrosas excepciones, siguen suspendiendo en este parámetro ambiental. En climas mediterráneos como el nuestro hay que aclarar que zona verde no necesariamente implica césped, que es una especie poco propicia para climas con escasas precipitaciones y supone un coste hídrico en muchos casos inasumible. Una vez hecha la salvedad, hay que explicar que a excepción de Marbella, que cuenta con 29,7 metros cuadrados de zonas verdes por habitante; Antequera, que suma 29,2 o Vélez-Málaga, 19,08, el resto de los grandes municipios de la provincia no superan los 15 metros cuadrados de espacios arbolados por habitante que recomienda la Unión Europea. Más allá de la recomendación, hay que hacer valer, además, que la media de las ciudades en el Viejo Continente supera los 20 metros cuadrados de verde por persona.

En el caso de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cifra recomendada estaría en 10 metros cuadrados de zonas verdes por habitante, un parámetro similar al de la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA), que exige que se garanticen los 10,4 metros cuadrados por residente. Superando estas dos barreras sí estaría Estepona, con 11 metros cuadrados por habitante.

Suspenden en cualquiera de las recomendaciones, Málaga, con 8,1 metros cuadrados por habitante; Rincón, con 4,03; Torremolinos, con 3,7 metros cuadrados por habitante; Fuengirola y Benalmádena, que coinciden curiosamente en 5,7 metros cuadrados por habitantes; Ronda, con 2,03; o Mijas, con 5,8 metros cuadrados. Entre los grandes municipios no se puede incluir Nerja porque, según su Agenda Local 21 (febrero 2016), la localidad no cuenta siquiera con un inventario de zonas verdes, y hoy día tampoco se ha facilitado este dato desde el ayuntamiento.

Para poder comparar con cierta solvencia conviene saber que las ciudades españolas con más zonas verdes son Vitoria, que cuenta con 26,7 metros cuadrados por habitante, León, 17,96; oMadrid, 15,78. Sevilla sería la ciudad andaluza mejor situada con 11,27, detrás iría Málaga, seguida de Granada y Huelva, ambas con 7,39, y Jaén y Almería, con 6,5 metros cuadrados por habitante. Lo cierto es que Andalucía no está bien posicionada en estas lides. Pero, ¿por qué no ha aumentado por regla general este valor? Si bien hubo un boom del ladrillo en la primera década de este siglo, éste no se vio acompañado de un crecimiento acompasado de espacios al aire libre, que sirvieran de esparcimiento a los ciudadanos, lo que además de jugar en contra de la calidad de vida de los habitantes, también actúa en contra de la sostenibilidad del territorio.

En el caso de Málaga, el aumento de los últimos dos años y medio, de 7,67 metros cuadrados por habitante a 8,1 se debe a la puesta en valor del campamento Benítez como zona de expansión (zona de uso público, 290.000 metros cuadrados), Parque del Acueducto de los Once Ojos (15.000 m2), el parque de la calle Unidad (4.561 m2) o ampliación del Parque del Norte, con casi 4.561 m2 más. Como explica el geógrafo y veterano ecologista Saturnino Moreno, en el modelo de ciudad compacta y compleja, que defiende la Agenda 21, se sitúa la ciudad de Málaga, carácter que viene degradándose sucesivamente. En este contexto uno de los factores que contribuye a la sostenibilidad del sistema urbano y a su mejora, consiste en reducir los niveles de contaminación atmosférica y acústica mediante oportunas estrategias, siendo básicas las zonas verdes.

Una de las localidades que sobresale entre las demás es Marbella, con 29,7 metros cuadrados de espacios verdes por habitante, lo que la sitúa a la cabeza de los grandes municipios en Málaga. Parques como los Tres Jardines, con 80.000 metros cuadrados o el Boulevard de San Pedro de Alcántara, con 50.000 metros cuadrados, se suman a la veintena de espacios verdes de nuevo cuño creados en la última década en la que ha aumentado en 255.000 los metros cuadrados de verde.

Entre los municipios más verdes está también Antequera, con 29,24 m2 por habitante, tiene más que motivos sobrados para presumir. Entre los espacios más reconocidos está el jardín del Rey Juan Carlos. Para empezar, en Vélez-Málaga lo que más destaca es que a golpe de buscador aparece este parámetro en su página web municipal. Con 19,08 metros cuadrados de espacios arbolados por habitante, Vélez-Málaga ha sumado a esta extensión en la última década parques como el Central María Zambrano, de 45.000 metros cuadrados, que además ha sido remozado en el último año con la mejora de senderos y el lago.

En Estepona, la media es de las más altas de la provincia de los grandes municipios, en concreto 11 metros cuadrados por habitante. Recientemente ha concluido una zona ajardinada cerca en el entorno del hospital de Estepona, de 25.000 m2;así como otros parques que se han realizado en el extrarradio del municipio tales como los 20.000 m2 de verde en la zona del Bel Air o los 26.000 m2 de La Cancelada.

En Rincón de la Victoria, con una cifra baja (4,03m2/hab) se prevé aumentar este parámetro con el gran parque periurbano de Torre de Benagalbón, que sumaría 80.000 metros cuadrados. En otros municipios como Benalmádena o Torremolinos, el número de zonas verdes, 5,7 y 3,7 m2 por habitante, respectivamente, no alcanzan la recomendación europea pese a que en el imaginario colectivo de los malagueños están el parque de la Paloma y el de la Batería, respectivamente, que son frecuentados por personas de otros municipios que van a pasar el día.

En Benalmádena proyectan un espacio que duplicará a la Paloma, el parque Al-Baytar, con 212.300 metros cuadrados. En el caso de Fuengirola, el municipio ha ganado 100.000 m2 en la última década, y tiene como objetivo sumar otros 100.000m2 con un gran parque natural en la zona oeste de la ciudad, en la Loma y en los Pacos. Mijas es otro de los municipios que tiene que trabajar para aumentar su cifra, 5,8 m2 de verde por habitante. Su ayuntamiento prevé mejorarla con el gran parque de la Costa del Sol, que contaría con 350.000 metros cuadrados.

Ronda es uno de los grandes municipios con peor media, 2,03 m2 por habitante, lo que viene a ser unos 69.156 metros cuadrados en total, según los datos facilitados por el ayuntamiento. En la última década han sumado tan sólo 20.000 m2, los que corresponden a Torrecilla (parque periurbano) y otras espacios en la salida hacia Málaga. En definitiva, toca aumentar estas cifras en general, ya quepara seguir creciendo, sobre todo en la Costa, es esencial mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a través de los espacios arbolados. No es un lujo, es una necesidad vital de las urbes: las zonas verdes esponjan la ciudad urbanizada y evitan las llamadas islas de calor, de las que todavía no se ha hablado lo suficiente en este país.

Pd. En esta información han colaborado: Antonio J. Guerrero; Iván Gelibter;Alberto Gómez, Nieves Castro, Vanessa Melgar y Eugenio Cabezas.