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«Mira, filtra un poco lo que te vaya contando. Es que ya llevo unas horas celebrando que me he casado». Con esta frase y ... un tono de absoluta felicidad se presentaba ayer Pepe al otro lado del teléfono tras marcar un hito en la historia de esta ciudad. Él y su mujer, Elena, se convirtieron ayer en la primera pareja que se da el 'sí, quiero' en Málaga desde que comenzara el estado de alarma a mediados de marzo; una prueba más de que poco a poco –y con muchos cambios– la sociedad se va acercando a la nueva normalidad.
En este tiempo, el juzgado para oficiar las bodas también ha sufrido cambios provocados por la pandemia. Esa sala –que nunca ha sido la más acogedora del mundo– ahora está más fría porque se compone de muchas sillas vacías. Eso sí, al menos ayer había cinco butacas que estaban ocupadas: las de Pepe y Elena; los testigos Salvador y Pedro; y la jueza. «Ella estaba emocionada, fue la que nos dijo que estaba muy contenta porque éramos los primeros que dábamos este paso», cuenta Pepe.
En realidad, ninguno de los dos parecen ser personas excesivamente reflexivas. Eso dice el novio, que explica que fue en enero cuando decidieron casarse (en el caso de él en segundas nupcias) y que le dieron fecha para el 18 de marzo. «Antes de que nos llamaran para decirnos que anulaban la fecha nosotros ya habíamos empezado a cancelarlo todo una semana antes», relata. Él ya tuvo que cerrar su empresa a principios de marzo, mientras que Elena es sanitaria en el Hospital Regional. «Ella se estaba dando cuenta de lo que estaba pasando y entre los dos nos adelantamos y llamamos a los invitados para darles la noticia. No había alternativa», admite el recién casado.
Tan raudos estuvieron para cancelar el enlace como para ser los primeros en comprometerse tras el confinamiento. Pepe explica que le llamaron desde el Registro Civil de Málaga para ofrecerles la primera fecha disponible: el 25 de mayo.«Sabíamos que no sería lo mismo, pero nos hemos casado hoy (por ayer) porque no queríamos esperar ni un día más», afirma. Y eso, además, que algunas cosas las tuvieron que cambiar en el último momento. «Elena tenía previsto llevar un vestido de cuello vuelto. En marzo eso era posible, pero ahora con treinta grados era una locura, así que al final se tuvo que comprar un vestido nuevo. Yo me mantuve en el traje», cuenta.
Para ambos, lo más duro ha sido no poder contar con la presencia de sus seres queridos: sus amigos y su familia. Lo mismo pasa con la celebración, que al final se ha reducido a unos pocos invitados en un lunes de mayo. En concreto, a la 'fiesta' solo acudieron ellos dos y sus testigos. «Estamos con una copa en la mano en los Baños del Carmen viendo atardecer. Se puede estar peor, desde luego; no es nuestro caso», insiste, aunque no esconden que cuando todo esto pase harán una fiesta como tenían previsto hacer antes de que el Covid-19 apareciera en la vida de todos los españoles. El viaje, eso sí, tendrá que esperar. Ya en su momento cancelaron la luna de miel prevista para Estonia y otros países del norte de Europa. «El viaje que vamos a hacer, sobre todo Elena, es de Pedregalejo al Hospital Regional, de ida y de vuelta», dice con cierto toque de humor.
«Al final, casarse con una mascarilla puesta es algo que nunca nos hubiéramos imaginado, pero es lo que toca en estos días. Nosotros hoy estamos muy felices y lo vamos a disfrutar. Ya tenemos algo para contar a los hijos... si es que vienen, claro».
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