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Tamar Giorgadze, Marina Ristovic y Reinholds Nulle en su piso erasmus. SUR
«Al principio teníamos miedo y ansiedad por no saber qué iba a pasar», voluntarios erasmus cuentan su experiencia
HISTORIAS DE LA CUARENTENA

«Al principio teníamos miedo y ansiedad por no saber qué iba a pasar», voluntarios erasmus cuentan su experiencia

Tamar Giorgadze, Marina Ristovic y Reinholds Nulle, ahora en Arrabal-AID, cuentan sus expectativas de futuro ante la crisis sanitaria

claudia san martín

Málaga.

Sábado, 2 de mayo 2020, 01:35

Tamar Giorgadze, Marina Ristovic y Reinholds Nulle ni se imaginaban que tendrían que estar confinados en un mismo piso, sin apenas conocerse y a miles de kilómetros de sus hogares. Ellos son tres voluntarios europeos, participantes del 'Cuerpo Europeo de Solidaridad' (CES) , anteriormente Servicio Voluntariado Europeo de Erasmus+, a los que la crisis internacional del coronavirus les pilló en Málaga. Estos tres jóvenes de Georgia, Serbia y Letonia, respectivamente, llegaron de forma progresiva desde octubre hasta diciembre preparados para comenzar su voluntariado en la asociación Arrabal-AID, una de las entidades referentes en la atención a personas en situación de vulnerabilidad.

Marina Ristovic, que estudió Filología Hispánica en Serbia, cuenta que está aprovechando el periodo de confinamiento para formarse y aprender aún más español, a pesar de que se desenvuelve con mucha fluidez tras haber estado dos años de Erasmus en Jaén. Esta joven de 26 años realiza su actividad en el área de Innovación Social y, aunque confiesa que su ritmo de trabajo se ha visto mermado, está aprovechando este momento para escribir un libro, relatos cortos, tocar la guitarra o realizar su propia página web de fotografía.

Tamar Giorgadze, de 28 años, participa en el área de personas en situación de especial vulnerabilidad y cuenta que, a pesar de sus dificultades con el idioma, se está desenvolviendo y que la comunicación «cara a cara le está ayudando a aprender aún más». Esta trabajadora social reconoce que cuando estalló esta crisis no quiso volver a su país para no poner en riesgo a su familia: «Me siento segura aquí y tengo todo el apoyo del equipo de Arrabal, ellos siempre me ofrecen ayuda y me preguntan cómo lo estoy llevando», asegura.

Reinholds Nulle, proveniente de Letonia, estudió ingeniería de telecomunicaciones y vino con la idea de seguir formándose, sobre todo en la realización de vídeos. Este joven de 28 años no pensó que el confinamiento se extendiera tanto en el tiempo, por lo que no pidió volver a Letonia. Aunque reconoce que echa de menos a su familia, ha acertado en la decisión de quedarse: «Este proyecto me brinda una oportunidad única en la vida y lo voy a aprovechar para ser mejor persona», relata Nulle. En el piso, en cambio, aunque siguen trabajando de lunes a viernes en sus tareas para Arrabal, aprovechan el tiempo para realizar también actividades de grupo: «A veces cocinamos juntos o hacemos sesiones de cine por la noche. Al principio teníamos miedo y ansiedad por no saber qué iba a pasar, pero nos ayudamos entre nosotros», explica la joven de Georgia.

Otro punto de vista

Acortando distancias, otra joven que también ha visto su futuro en una nube de dudas es Patricia Romero, una estudiante de 21 años del cuarto curso de Trabajo Social en la UMA. Esta malagueña de Almogía finalizó sus prácticas en Arrabal dos meses antes de que comenzara el confinamiento: «Tengo compañeros que no han podido realizar las prácticas en el mismo periodo de tiempo que yo. Algunos decidieron posponerlas al segundo cuatrimestre, de febrero a junio», relata Romero.

Patricia Romero estudia su último año de Trabajo Social en la Universidad de Málaga. SUR

A pesar de que esperaba que este último curso iba a ser normal «aunque con más agobio y estrés por el trabajo fin de grado», Patricia Romero no esperaba verse en una situación tan compleja a las puertas de su futuro laboral: «Tras una pantalla de ordenador estamos luchando por sacar nuestro curso adelante, pese a ver cómo parte de nuestros proyectos y alrededores se están desmoronando», reconoce.

Aunque el panorama está suponiendo más incertidumbre de la habitual para estos jóvenes que están 'echando a andar' en el mercado laboral, el miedo no puede con ellos y siguen trabajando para estar más preparados que nunca ante cualquier escenario.

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