Muelle Uno: El centro comercial que mira al mar
La superficie comercial al aire libre celebra su décimo aniversario y presume de haberse convertido en una parte imprescindible de la ciudad
En apenas una década se ha convertido en visita obligada para quienes buscan un lugar exclusivo de compras, 'foodies' en busca de la mejor comida de la ciudad, vecinos que quieren dar un paseo a salvo de los coches y turistas que se dejan atraer por sus imponentes vistas. El centro comercial Muelle Uno, que estos días sopla sus primeras velas con dos dígitos, ha conseguido muchas cosas en sus corta vida, pero sobre todo ha logrado que los malagueños miren al mar.
La relación de la ciudad con el mar y el Puerto siempre ha sido compleja, y por eso el proyecto del centro comercial en el antiguo muelle 1 supuso una auténtica revolución para la ciudad y la provincia. El complejo comercial al aire libre abrió el 29 de noviembre de 2011 tras una inversión de 80 millones de euros y una insuperable carta de presentación: 56.000 metros cuadrados de superficie, 1.050 plazas de aparcamiento, 70 locales comerciales con sus puertas mirando al mar y la creación de 400 puestos de trabajo.
Echando la vista atrás, los empresarios que apostaron por aquel proyecto –muchos de ellos continúan a día de hoy– reconocen que los inicios fueron complicados, pero que tomarían la misma decisión una y mil veces. En apenas una década, Muelle Uno se ha convertido en una parte imprescindible de la ciudad hasta el punto de que Málaga no se entendería ya sin esa nueva fachada comercial y de ocio. Junto a su vecino Palmeral de las Sorpresas y el Museo Pompidou componen ya un barrio con alma y vida propia.
La importancia de este centro comercial con aroma a marisma se comprueba en sus datos. El año de su inauguración fue visitado por 6 millones de personas, mientras que el pasado 2019, el año anterior a que el Covid lo hiciera saltar todo por los aires, lo cerró con 12 millones de visitantes. El proyecto, que comenzó con el objetivo de integrar el puerto en la ciudad, forma ya parte de la vida diaria de la ciudad y eso se nota en todas y cada una de las declaraciones de empresarios y visitantes.
Un cambio para la ciudad
Entre las personas que lo han visto crecer se encuentra Rafael Roldán, que es el director de la división retail de Myramar, la empresa propietaria del complejo. «El cambio de la ciudad solo hay que verlo», resume con orgullo. «Antes era una zona inhóspita y opaca y no solo hemos logrado integrarlo en la ciudad sino que la gente se identifique con él, que era lo más complicado», añade.
El responsable de la propiedad confiesa que la celebración no se hará durante un día concreto, sino que quieren aprovechar todo el año para realizar eventos con los que dar las gracias a las miles de personas que los visitan cada año.
La evolución de Muelle Uno, como toda la ciudad, se ha visto afectada de lleno por la incidencia del Covid. Sobre este asunto, Roldán lamenta que la Autoridad Portuaria sólo les redujo un seis por ciento el canon durante el pasado 2020 pese a las diferentes peticiones que realizaron (entre ellas aumentar el periodo de concesión). «Hemos intentado hacer todo lo posible para ayudar a los empresarios, pero allí somos inquilinos y tenemos que pagar un alquiler al Puerto», apunta.
Muelle Uno cuenta actualmente con 53 locales comerciales y nueve kioscos en donde se ofrecen todo tipo de productos y servicios. Allí se encuentran, entre otros, José Carlos García, el único restaurante con estrella Michelín de la capital, el único Hard Rock Cafe que hay en la provincia, o tiendas exclusivas de fama internacional como Lacoste o Boss. Para completar su oferta también cuenta con restaurantes de comida rápida y tiendas 'low cost' para atraer a todo tipo de bolsillos.
Un inicio complicado
Entre quienes han vinculado su historia empresarial a la del muelle se encuentra Patricia Godoy, copropietaria de la marisquería Godoy, otro de los negocios señeros del centro comercial. Aunque reconoce que al principio lo pasaron mal y que incluso lloraban por las noches por haberse ido de El Palo, su anterior casa, ahora la situación ha mejorado tanto que acaban de renovar por otros diez años. «Lo más importante es el mar; Muelle Uno ha acercado al ciudadano al mar y ha generado una nueva zona de paseo», resume.
Godoy también cree que Muelle Uno ha ayudado a mejorar la zona de La Malagueta, en donde antiguamente había muchos locales cerrados. Ahora, gracias al flujo de personas que se desplazan hasta aquella zona de la capital, «muchos negocios han abierto y la Malagueta tiene más vida».
Otro que también lleva prácticamente desde el principio es Rodrigo Modena, propietario de Small Coffee. Como la anterior, reconoce que al principio costó ponerlo en servicio, pero con el paso del tiempo, y el buen hacer de los empresarios, se ha logrado conquistar a la clientela. «Al principio hubo mucha expectación, pero luego se produjo un fuerte bajón hasta que los empresarios y los comerciantes logramos ofrecer un servicio adecuado para lograr que los clientes repitieran y lo sigan haciendo».
En lo referente a la moda, Francisco Cobos, propietario de F&C es uno de los veteranos. Considera que Muelle Uno «es una zona de obligada visita para cualquier turista nacional o extranjero, ya que es un lugar de paseo muy agradable y con unas vistas muy bonitas». En su caso, opina que la apertura del centro al mar fue todo un acierto, y por eso no se dudó un instante el apostar por ese nuevo centro comercial. «Mi padre siempre decía que el puerto iba a ser muy interesante a nivel comercial en el momento en que se desarrollase y no se equivocó».
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