
La comisión de memoria histórica del Ayuntamiento de Málaga se celebró ayer y la concejala de Cultura, Noelia Losada, llevó por fin el informe de ... un historiador, Israel David Medina Ruiz, que fue el que recomendó la Universidad de Málaga para hacer el trabajo sobre Carlos Haya, como indicó la edil a este periódico. En el mismo, Medina Ruiz hace un repaso por la trayectoria militar del capitán de la Aviación Carlos Haya, en el que concluye que su participación en el bando nacional es obvia, pero que no hay datos que muestren su apoyo explícito al alzamiento ni que hiciera exaltación del mismo. De hecho, en el informe explica que cuando se produjo el golpe militar, Carlos Haya se encontraba en Málaga de permiso oficial por el nacimiento de sus hijos mellizos Héctor y Aquiles, y «que al oír por la radio el bando declarando el Estado de Guerra por parte del general Queipo de Llano apremiando a todos los militares la inmediata incorporación a sus unidades, Carlos Haya busca cómo incorporarse lo antes posible a ella», por lo que asegura que «Carlos Haya no tuvo papel alguno en la preparación y realización del alzamiento».
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Más tarde, el historiador puntualiza que tampoco tuvo participación en la Desbandá, donde hubo una masacre, porque el 8 de febrero de 1937, Carlos Haya volaba como pasajero de Málaga a Sevilla en una avioneta pilotada por el capitán Vázquez con la intención de recoger a su esposa, Josefina Gálvez (hija del doctor José Gálvez Ginachero) que creía liberada, pero que seguía apresada, como relata Medina Ruiz, y que ese mismo día el gobernador, Luis Arraiz, huyó con la esposa del aviador presa por la carretera de Almería. Este profesor de instituto y bachillerato, según su ficha en LinkedIn, doctor en Historia Contemporánea por la UMA, indica que Carlos Haya conoce este hecho y la muerte de uno de sus hijos pequeños y que volvería en la misma aeronave Falcon hacia Sevilla. De ahí, que subraya que el capitán no estaba en el lugar de los hechos, al mismo tiempo que explica que también pudo no contribuir en la intervención de la carretera de Almería para no dañar a su propia esposa.
De tal forma, Medina Ruiz concluye, que tras lo analizado, Carlos Haya «fue un importante aviador e inventor, con una fama otorgada por sus propios méritos al establecer récords mundiales y participar en los primeros campeonatos de vuelo en España y en el extranjero (...) no por su participación en la contienda, sino su periodo anterior» y que no había encontrado información alguna que le hiciera sospechar que tomó parte en el alzamiento de los sublevados, y que tampoco encontraba mensajes directos o indirectos en los que ensalce el franquismo durante el tiempo de la Guerra Civil hasta su muerte.
Pero, ¿por qué surgió la petición del cambio de nombre de la avenida Carlos Haya? El mandato del pleno respecto a la avenida Carlos Haya, de la que se ha hablado tantas veces, era que la calle, al ser adjudicada a un franquista, debía pasar a llamarse Camino de Antequera, para cumplir la Ley de Memoria Histórica, y precisamente por una enmienda a una iniciativa de Izquierda Unida que hiciera en su día el que fuera concejal de Ciudadanos, y actual asesor del partido en el Ayuntamiento, Alejandro Carballo.
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Losada, en sus intervenciones en el salón de plenos siempre ha dejado claro que no iba a realizar el cambio hasta que no hubiese un fundamento claro y ponía el ejemplo de la sentencia que perdió el Ayuntamiento de Madrid al cambiar el nombre de la avenida Capitán Haya por calle Joan Maragall, ya que los hijos del aviador impugnaron el acto. El juzgado de lo Contencioso Administrativo número 5 de Madrid consideró que el cambio de rotulación, en la época de Manuela Carmena, fue «subjetivo y caprichoso», dando a entender que la designación de la vía se produjo por los méritos que había obtenido Carlos Haya como aviador y no por su labor en la contienda a favor del bando nacional.
De hecho, Losada subrayaba que el fallo indicaba que «se hace difícil vislumbrar que el capitán hubiera contribuido con su actividad de piloto militar dentro del bando nacional a la exaltación de la sublevación militar o de la Guerra Civil», que es lo que entroncaría, de ser así, con el artículo 15 de la Ley de Memoria Histórica. La concejala de Cultura explicaba que el Ayuntamiento de Málaga quedaba a la espera de que este asunto, el de las calles de Madrid, fuese visto por el Supremo, que debe unificar la doctrina a este respecto. «No vamos a quitar el nombre a una calle que los tribunales nos tumbasen y ocasionase perjuicios a los vecinos y comerciantes de la zona», añadió.
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Para la oposición, en concreto para la concejala socialista Lorena Doña, la comisión de memoria es ineficiente, y «otra vez se vuelve a la casilla de salida». Doña criticaba que la edil de Cultura estuviese a expensas de lo que tenga que decir el Supremo sobre una calle concreta de Madrid, y no de Málaga. Para la concejala de Unidas Podemos, Remedios Ramos, hay que cumplir la voluntad del pleno expresada en una moción que apoyó Ciudadanos, y cambiar el nombre de la avenida por el de Camino de Antequera porque sigue siendo el nombre del sentir popular y no supondría ningún perjuicio, ya que la modificación de nombre del Hospital Carlos Haya a actual Hospital Regional de Málaga no lo ha supuesto. «El informe que nos ha facilitado la concejala de Cultura lo vamos a estudiar y a dárselo a historiadores para que cotejen los datos que en él aparecen», añadió.
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