Así funciona el testamento vital

Todas las personas pueden decidir qué tratamientos quieren recibir y cuáles no en la etapa final de su vida en caso de sufrir una enfermedad irreversible que les va a provocar la muerte de modo irremediable. La forma de evitar la aplicación de terapias invasivas y mortificantes cuyo resultado no va a ser efectivo es tener registrado un documento que se llama voluntad vital anticipada (testamento vital), cuyo objetivo es garantizar el derecho a decidir sobre actuaciones sanitarias futuras en el supuesto de que la persona no pueda expresarse por sí misma.

El testamento vital no debe confundirse con la eutanasia o suicidio asistido. La declaración de voluntad vital anticipada es la manifestación escrita realizada por una persona capaz que, consciente y libremente, expresa las opciones e instrucciones en materia sanitaria que deben respetarse en el caso de que concurran circunstancias clínicas en las cuales no pueda expresar personalmente su voluntad. Esta declaración se inscribe en el Registro de Voluntades Vitales Anticipadas.

Este asunto se ha debatido este miércoles en una jornada de humanización celebrada en el salón de actos del Hospital Clínico, que se ha centrado en los casos de pacientes atendidos en el servicio de urgencias. El primer paso para hacer el testamento vital es ponerse en contacto con Salud Responde (955 545 060) para solicitar cita. Seguidamente, la persona interesada acude al centro sanitario donde se la ha citado y recibe información de cómo rellenar el impreso. Una vez completado el documento, este pasa al Registro de Voluntades Anticipadas. El testamento vital se puede cambiar o modificar cuando el autor del mismo lo considere oportuno. Para ello, hay que volver a firmar un nuevo documento, siguiendo el mismo procedimiento por el que se constituyó el anterior, que quedará sin efecto.

En la voluntad vital anticipada no se pueden incluir actuaciones que sean contrarias a la ley, como la eutanasia activa. Tampoco se contemplan medidas contrarias a las buenas prácticas clínicas, es decir, al conjunto de prácticas médicas aceptadas generalmente como adecuadas para tratar una enfermedad en un momento concreto.

El delegado provincial de Salud y Familias, Carlos Bautista, dijo, momentos antes de la inauguración de la jornada en el Clínico, que es muy importante que la población conozca y refleje por escrito cuál es su voluntad para los últimos momentos de la vida. Para ello, Bautista recomienda que se hable del asunto con la familia y con los médicos de atención primaria. La ventaja de hacer testamento vital es que, en caso de llegar a urgencias en estado crítico, los profesionales sanitarios saben qué tratamientos quiere el paciente que se le dé y cuáles no.

«Los médicos no podemos garantizar la vida, pero sí podemos garantizar una muerte digna, incluso hasta cristiana, sin dolor y sin sufrimiento, afirmó Bautista. A su juicio, no es necesario que los últimos momentos de la vida se pasen en un hospital, «que es un lugar frío, si se puede estar en la casa, rodeado de los seres queridos y fallecer en su cama». Para ello, Bautista recomienda que se deje por escrito el testamento vital.

«Hay que intentar mejorar la asistencia sanitaria, hablar más rato con los pacientes y tener un tiempo para decirles a las familias que no permitan que a un ser querido se le aplique un tratamiento que puede suponer un encarnizamiento. Los médicos deben estar entrenados y formados para saber decirles a los familiares que la vida de una persona ha llegado a su punto final», destacó Bautista. El delegado de Salud considera que los profesionales sanitarios saben dar bien los cuidados paliativos hasta el final de la vida de un enfermo para que la muerte sea en paz y sin dolor.

Por su parte, el director de la unidad de gestión clínica de las urgencias de los hospitales Clínico y Valle del Guadalhorce, Eduardo Rosell, dijo que la voluntad vital anticipada es algo importantísimo a la hora de valorar a un paciente crítico cuando llega a urgencias y hay que tomar una decisión sobre qué tratamiento se le va a aplicar.

El doctor Rosell se refirió a que en los casos en que ya no hay posibilidades de salvar la vida al enfermo, hay que buscar el tratamiento más adecuado para evitarle sufrimiento y lograr que esté rodeado de sus familiares en la planta del hospital para que sus últimos días sean «lo más cariñosos posibles», sin tener que aplicarle tratamientos invasivos que «mortifican» para nada.

La responsable de participación ciudadana del Clínico y encargada de registrar las voluntades vitales anticipadas, Concha de la Rubia, indicó que ella siempre aconseja a las personas tomarse una hora de reflexión antes de rellenar la solicitud de la voluntad vital anticipada cuando llega a registrarla en el hospital. Asimismo, les recomienda que se lo comuniquen a sus familiares.

«Hay que informar más de que la voluntad vital anticipada debe ir acompañada de una reflexión. En España no se habla ni de dinero ni de muerte. Y de la muerte habría que hablar más», aseguró De la Rubia. El volumen de voluntades vitales anticipadas presentadas en el Clínico es de unas ocho o diez a la semana. (En la provincia de Málaga hay ya registradas unas 10.000). «Lo fundamental es informar, reflexionar, hablar con el médico de familia y planificar la etapa final de la vida», hizo hincapié De la Rubia.

El gerente del Clínico, José Antonio Medina, precisó que abordar las voluntades vitales anticipadas desde la óptica de los pacientes que llegan a urgencias es un debate muy interesante. Medina incidió en la importancia de hablar sobre la voluntad vital anticipada. «Este hospital está muy sensibilizado con la humanización», aseguró.