La Casa de Botes de Málaga ya tiene fecha definitiva para la inauguración

Este paso supone la culminación de un proceso que ha llevado 16 meses, y que ha supuesto reformar estructuralmente el edificio que antaño albergaba las embarcaciones menores del Club Mediterráneo, pues se encontraba muy deteriorado por el efecto del mar y el salitre. Además, este se ha dotado de nuevos accesos y de elementos de seguridad, hasta conformar un establecimiento con tres plantas: dos salones para restaurantes (carta tradicional y asiática), con sus correspondientes zonas exteriores; y una gran terraza en la cubierta, para copas.

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A partir de ese punto, los trabajos continuarán en una doble vertiente: de una parte, habrá que acometer los trámites necesarios para la licencia de apertura, aunque el arquitecto pone de relieve que muchos de estos ya se han ido avanzando en las semanas previas, tales como la calificación ambiental y la inspección de Bomberos, que ya están aprobadas. Hernández-Gil celebra que en Málaga está vigente la figura de la declaración responsable, lo que facilitará el inicio de la actividad. «No debe haber ningún problema porque se ha ido haciendo todo conforme a los requisitos establecidos».

De otra parte, en las poco más de dos semanas que restan hasta la apertura habrá que culminar los detalles de decoración, interiorismo y retoques hasta dejarlo todo a punto. «Lo bueno de eso es que es rápido y luce mucho; el interior dará un cambio a la vista importante en muy poco tiempo». Entre estos, queda un detalle llamativo, como son los dos portones de acceso desde el frontal del dique de Levante. El taller de carpintería Hermanos Pinto, de Málaga, están ultimando estas piezas para su montaje a finales de la semana. «Hemos querido hacer toda la carpintería de madera, como la tenía el edificio originalmente, y es muy artesanal».

También se podrá entrar desde el aparcamiento lateral, por el paseo que se ha generado por el lado del malecón que mira a la dársena del Marqués de Guadiaro, donde va una terraza. En este punto, junto a la recuperación del edificio emblemático del puerto, Fernando Hernández-Gil destaca que se han ganado para la ciudad espacios de paseos que serán muy concurridos, tales como un mirador hacia la dársena y una prolongación del muelle uno en la fachada marítima de la Casa de Botes, donde se han plantado varias palmeras de gran porte. Esta zona ha permanecido intransitable durante varios años.

El presupuesto de los trabajos ha rondado los cinco millones de euros. Cuando esté operativo podrá albergar a un máximo de mil personas, aunque repartidos en sus tres niveles. Con su configuración estándar de mesas, la previsión es dar servicio a 530 comensales a la vez.

El Trocadero-Casa de Botes será en realidad la unión de dos restaurantes, en otros tantos niveles: la planta alta será para el asiático, y la baja para la carta tradicional, con una zona exterior frontal frente al mar. A ello, se sumará la zona de tarde-noche, para copas, en la cubierta superior del edificio histórico. En paralelo, estos días se está completando el proceso de selección del personal, con la cobertura de 83 puestos de nueva incorporación, para una plantilla total de 130 trabajadores.