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El boquerón se hace oír en Málaga

El boquerón se hace oír en Málaga

Un estudio del Instituto Español de Oceanografía desarrollado con una metodología acústica permite conocer con precisión el tamaño, localización exacta y recorrido de las larvas en la bahía malagueña, que actúa de criadero

Domingo, 16 de mayo 2021, 16:45

Surcaban el mar de Alborán cuando a su paso por la bahía de Málaga descubrieron algo sorprendente. Como cada año desde 1985, el Instituto Español de Oceanografía recorre el Mediterráneo, desde la frontera con Francia hasta el Estrecho de Gibraltar, para obtener una «fotografía» exacta de las especies existentes, sus concentraciones y su localización para comparar cómo evolucionan.

Pero aquella Campaña 'Medias' (Mediterranean International Acoustic Survey) de 2016, que siempre ha tenido como objetivo conocer todos los pequeños pelágicos que viven en la columna de agua formando grandes concentraciones (cardúmenes), daría un giro inesperado cuando, gracias a una nueva metodología acústica, se toparon con enormes manchas de larvas de boquerón que se concentraban a entre 5 y 20 centímetros del fondo marino. «En su recorrido, el barco traza radiales perpendiculares a la costa y va haciendo un barrido acústico. Esos sonidos que se emiten hacia el agua tienen su reflejo en la superficie si se topan con algo. Y eso fue lo que ocurrió con las larvas de boquerón», explica Ana Giráldez, experta del Instituto Español de Oceanografía en Fuengirola.

La novedad de este trabajo científico, publicado en la revista especializada 'Fisheries Research' y que viene a confirmar lo que la tradición y otros estudios realizados en la zona ya apuntaban, no es el descubrimiento de altas densidades de crías de boquerón en la bahía de Málaga, «eso ya se sabía desde hace muchos años», apostilla Giráldez. «Lo realmente importante de esta metodología acústica es que nos permite conocer el tamaño, cantidad, localización exacta y el recorrido que realizan con precisión».

Así, se ha podido saber ahora que, tras eclosionar, las larvas se dirigen hacia el fondo marino a una profundidad de entre 70 y 200 metros. Allí quedan retenidas y protegidas de amenazas externas, como vientos, falta de alimentos o la mano del hombre al ser zona restringida a la pesca de arrastre. «Las bahías, en general, sirven de refugio para la puesta de muchas especies y la de Málaga, en particular, tiene además unas características especiales, pues la entrada de agua del Atlántico la enriquece de nutrientes que son muy importantes para el desarrollo de estas larvas», aclara Giráldez.

Sin embargo, advierte de que tener esas larvas no es indicativo siempre de tener muchos «juveniles». «Además de que sea zona que propicie la puesta de huevos, esas larvas tienen que encontrarse con unas condiciones óptimas que les permitan desarrollarse, como el alimento y la estabilidad del hábitat. Y eso, a veces puede romperse, ya que las corrientes pueden expulsarlas de la bahía y morir al quedar desprotegidas y sin alimento. Además, son alimento para otras especies y ese es otro riesgo».

En cualquier caso, Giráldez asegura que la bahía de Málaga sigue siendo un referente para la cría del boquerón, «tanto es así que a los malagueños se les llama 'boquerones'», recuerda esta experta.

En la actualidad, el 60 por ciento de las capturas de boquerón en el mar de Alborán se realiza en la ensenada malagueña. «Es la media de una serie histórica, en la que hay años, como en 2019, en que se pescaron en la bahía de Málaga 1.257 toneladas, lo que supuso más del 90% del total capturado en todo el Mar de Alborán y, sin embargo, el año anterior solo representó el 27%», puntualiza Giráldez.

En este sentido, llama la atención sobre la posición que ocupa la zona de Alborán con respecto a otras pesquerías españolas donde las capturas de boquerón son más abundantes. «Las poblaciones de pequeños pelágicos tienen grandes oscilaciones: puede haber años de gran abundancia y otros escasos. Dentro de esos márgenes, las capturas en la zona del mar de Alborán son mucho más pequeñas que en la zona de Levante».

Pese a todo, señala que las reservas de boquerón se están recuperando en estos últimos años y se ha pasado de pescar 320 toneladas en 2016 entre el Cabo de Gata y el Estrecho de Gibraltar a obtener 2.300 toneladas en el año 2019. ¿Razones? Giráldez reconoce que no se sabe con exactitud, porque la pesca, que puntualmente años atrás pudo haber influido en el déficit, ahora no lo es. Recalca que todas las pesquerías están reguladas y deben atender a una talla mínima, que no puede ser inferior a los 9 centímetros; una descarga máxima semanal; el uso de unas artes de pesca con un determinado tamaño; y unos barcos que tienen que pescar a partir de un determinado fondo. «Quizá, en estos dos últimos años ha habido un parón de un mes, y eso ha podido influir en que hayan crecido un poco las reservas».

Las larvas conforman grandes agregaciones mientras crecen. Es un momento crucial porque todavía no tienen desarrolladas ni las aletas ni la línea lateral (su órgano de orientación y equilibrio), básicos para nadar agrupados en los cardúmenes. Cuando ya pueden hacerlo y superan los tres centímetros, vuelven a emerger de las profundidades en bancos y comienzan a ganar peso y tamaño. Algunos se quedan a vivir en la zona, mientras que otros se desplazan por el mar de Alborán hacia el este o el oeste. Precisamente, en los últimos años el Instituto Español de Oceanografía ha observado un aumento significativo de boquerones en una localización donde históricamente apenas había, como es Almería. «Allí, se ha pasado de pescar solo 34 toneladas en 2016 a capturar 585 tres años después», detalla la experta, quien advierte de que estarán atentos a este nuevo fenómeno.

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