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La avenida Hernán Núñez de Toledo, que se encuentra al final de la zona de El Lagarillo (zona este), necesita una revisión por parte de las administraciones públicas. Esta calle, que se presenta como sin salida al comienzo de la misma, tiene tres problemas fundamentales que abordar. El primero de ellos es el estado de la calzada, en la curva de la misma se puede apreciar que existen varias hendiduras pronunciadas que hacen del paso de los vehículos (sobre todo las motos) una actividad de riesgo. «Estas profundas grietas llevan bastante tiempo aquí y al no ser atajadas a tiempo se han convertido en lo que vemos ahora mismo», explica una vecina y lectora habitual de este periódico.
El segundo son las pintadas. En muchas de las fachadas de las urbanizaciones del final de la calle hay estampados varios grafitis, además de los que ya llevan largo tiempo en el muro de hormigón al otro lado de la carretera. Y es que, al ser una calle sin salida con poco tránsito, es un escenario perfecto para este tipo de vandalismo.
El tercero tiene que ver con el final de la avenida, que da a una zona arbolada por la que pasean muchas familias con sus mascotas. Solo hace falta adentrarse unos metros para descubrir que hay gran cantidad de basura y desperdicios en dicho terreno verde que, no solo estropea la imagen de la zona, sino que supone un peligro de incendio junto a los complejos de viviendas.
Es cierto que la mejora de todo el barrio de Lagunillas es más que visible y por supuesto, tangible. No obstante, hay vecinos que piensan (y con razón) que todavía se puede hacer más. Estos son, por ejemplo, los residentes en la calle Valentín Martínez, que se quejan de malos olores (el hedor es muy fuerte desde hace meses) y la suciedad incrustada en las aceras: «Necesitamos una batida de limpieza. No solo en esta calle, sino también en las colindantes, no paramos de ver ratas que acuden a las zonas de más suciedad», explica un lector habitual de SUR.
La calle San Juan ya no es lo que era, y parece que tampoco lo será. Esta zona, una de las más conocidas del Centro Histórico (con la inversión que eso conlleva) se encuentra en un estado que los comerciantes y vecinos de la zona califican como «lamentable».
Y lo que es peor, parece que la situación, lejos de mejorar, empeora cada fin de semana con actos vandálicos y señas inequívocas de poco civismo. Desde hace unas semanas son los propios vecinos de la zona los que lamentan ver sus fachadas, portales y porteros electrónicos llenos de pintadas que cada fin de semana van a más.
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