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Jesús Hinojosa
Miércoles, 7 de septiembre 2016, 00:31
El proyecto para transformar la Alameda Principal de forma que se ganen zonas peatonales, ya sea cerrando al tráfico su calzada central o sus vías laterales, supone un punto y seguido en la política del Ayuntamiento por reurbanizar calles del Centro Histórico para darles un carácter más peatonal, lo que conlleva la desaparición de plazas de aparcamiento y establecer nuevas restricciones para que los coches no puedan acceder a la almendra del casco antiguo, salvo que dispongan de permisos especiales. Algunos de los últimos ejemplos de esta tendencia urbanística, que cuenta con partidarios y también detractores, son la actuación desarrollada en las calles Postigo de los Abades y Molina Lario, al sur de la Catedral, y la que todavía se encuentra en obras en el entorno del mercado de Atarazanas.
El documento de avance de un nuevo plan urbanístico para el Centro, aprobado por el Ayuntamiento hace ya dos años, contiene posturas contrarias sobre el futuro de la Alameda Principal que el equipo de gobierno prevé aclarar de aquí a final de año. Así, si en un apartado se rechaza la peatonalización de la calzada central, como está barajando Urbanismo, porque el tráfico que se mantendría en los laterales harían de ese espacio central «una zona de difícil acceso», rodeada por grandes intensidades de circulación, «sufriendo el ruido por los dos lados, haciéndolo incómodo y desagradable»; en otro epígrafe se indica que «la solución de bulevar central peatonal no debe descartarse» y podría ser compatible con el metro.
El siguiente espacio para extenderla podría ser la Alameda, aprovechando las obras del metro, si de aquí a final de año el Consistorio logra definir y consensuar un proyecto concreto para que recupere el carácter de salón con el que fue concebida en su origen. No obstante, hay otras vías para las que también están previstos procesos de renovación urbana con el fin de ampliar las zonas peatonales y limitar o expulsar el tráfico. Es el caso del eje que componen las calles Carretería y Álamos, cuya semipeatonalización ha sido presupuestada por el equipo de gobierno en casi cinco millones de euros que espera poder financiar con una nueva inyección de fondos europeos.
Mercado de la Merced
El objetivo de este proyecto, recogido en el avance del nuevo Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI) del Centro Histórico, es que el eje de Carretería y Álamos abandone su función como itinerario para desplazarse hacia la zona este de la ciudad por el túnel de la Alcazaba. Por ello, el Ayuntamiento prevé que la calle Álamos solo pueda ser utilizada por transporte público y vehículos autorizados, cambiando de sentido Ollerías para que pueda servir como vía de escape. Sí se permitiría llegar hasta la altura de la calle Puerta de Buenaventura para tomar la plaza del Teatro camino del aparcamiento de Tejón y Rodríguez. Además, la calle Mariblanca cambiaría de sentido para evitar la tentación de usarla hacia la zona de la Victoria y Capuchinos. En esta zona, el avance del PEPRI también prevé hacer semipeatonales las calles Merced y Frailes, junto al mercado de la Merced, trasladando su tráfico hacia el eje de Madre de Dios.
En el entorno de la Alameda, la calle Atarazanas es otro de los puntos para los que se prevé en el futuro una operación de restricción del tráfico, que podría ir acompañada de una reurbanización para dejar aceras y calzadas al mismo nivel. El recorrido hacia el norte por las calles Puerta del Mar y Torregorda quedaría anulado. En la primera de ellas, habría un nuevo punto de control de acceso al Centro que desviaría los vehículos no autorizados por la calle Panaderos hacia Ordóñez. De este modo, el acceso al mercado Central se propone que solo sea para autobuses, taxis y residentes se haría por García Caparrós y la plaza de Arriola, que cambiaría de sentido para tener como vías de escape las calles Prim, hacia el puente de la Esperanza, y Ordóñez, hacia la calzada central de la Alameda.
Casona del Parque
En el extremo oriental del casco antiguo, la zona del Ayuntamiento también podría ser objeto de intervenciones urbanísticas similares. Así, el avance del PEPRI Centro contempla suprimir el tráfico junto a los edificios del Rectorado, el Banco de España y la Casona del Parque, integrándolos, junto a los jardines de Pedro Luis Alonso, en una gran manzana peatonal al norte del paseo del Parque que implicaría la peatonalización de la avenida de Cervantes. Tan solo se permitiría la circulación por la calle Guillén Sotelo, donde existe un punto de control de vehículos. «Actualmente se produce un tráfico inducido por la búsqueda de aparcamiento que debe ser eliminado», indica el documento.
En él, también se apuesta por potenciar el tráfico de paso por el Centro por el eje de la avenida de Manuel Agustín Heredia y el paseo de los Curas, que dispone de tres carriles en cada sentido. Para ello, propone anular la conexión entre la avenida de Cánovas del Castillo y el paseo del Parque, lo que permitiría ganar zona peatonal en la plaza del General Torrijos.
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