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Francisco Gutiérrez
Martes, 27 de enero 2015, 02:25
Han pasado cien años desde la colocación de la primera piedra del edificio, pero los ánimos y la ilusión se mantienen como el primer día. Ayer fue una jornada de celebración en el colegio Bergamín, situado en pleno corazón del barrio de la Trinidad, en la calle Pelayo, muy cerca de la casa hermandad del Cautivo. Pequeños de todas las edades, profesores y padres hicieron un alto en sus respectivas tareas para participan en un acto con el que se recordó que un 24 de enero, pero de hace cien años, las autoridades locales colocaban la primera piedra de lo que sería la primera escuela graduada de Málaga y Andalucía las que dividían a los alumnos según las edades.
Impulsada por el jurista malagueño Francisco Bergamín, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes el equivalente a Educación y Cultura de la actualidad, entre otras carteras, en los gobiernos de Alfonso XIII, el colegio que lleva su nombre se levantó en terrenos que adquirió el Ayuntamiento para levantar el edificio. Los arquitectos malagueños del momento, Manuel Rivera y Fernando Guerrero Strachan autores, entre otros, del Ayuntamiento o del Palacio Miramar fueron los redactores del proyecto. Durante la guerra de África fue hospital de Sangre y cárcel durante la guerra Civil.
Laurel y cofre de los deseos
La directora del centro, Josefa Lopera, se mostró «muy orgullosa de lo que somos y de lo que hacemos, trabajando con ahínco y con amor por una escuela pública, solidaria, abierta e innovadora», señaló en el acto que se celebró en el gimnasio del colegio y que contó con la presencia de la concejala de Educación, Eva Sánchez, y la delegada provincial, Patricia Alba.
El colegio, en el que 35 profesores imparten enseñanza a 320 alumnos, es centro bilingüe de inglés y tiene servicio de aula matinal, comedor y actividades extraescolares.
En el acto de ayer, se ofreció un montaje audiovisual sobre la historia del centro y los alumnos de sexto interpretaron una canción con letra y música compuesta por profesores. Los alumnos de Infantil plantaron en el jardín un laurel y depositaron junto al árbol un cofre con los deseos formulados por los jóvenes escolares.
El colegio Bergamín fue además uno de los pioneros en proyectos de integración de alumnos con necesidades educativas especiales y actualmente es también un referente en cuanto a programas de interculturalidad para alumnos inmigrantes.
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