El jabón de siempre, el de la abuela, nunca falla. No hay mancha en la ropa que se le resista. No tiene competidor en el mercado, pasen los años que pasen. Por ello, son muchos los vecinos que conservan la tradición, que mantienen viva la costumbre de elaborarlo de forma casera, reciclando aceite usado. En la Serranía de Ronda, por ejemplo, la receta se sigue en la mayoría de los pueblos y ésta se pasa de padres a hijos. «Viene de muy antiguo, de mis abuelos», comentaron Lina Melgar y Ana Jiménez, dos vecinas que hacen su propio jabón de aceite.
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Para ello son necesarios cinco litros de agua, cinco litros de aceite usado y un kilo de sosa cáustica. También colorante, si se le quiere dar otro aspecto o sal, si queremos que se aclare la mezcla; un recipiente, un palo para remover la mezcla y mascarilla, guantes y gafas para protegernos.
En primer lugar, se vierte el agua caliente en el recipiente y a continuación, el kilo de sosa cáustica. Es muy importante situarse en un lugar al aire libre, por lo gases que se emiten al contacto de uno y otro ingrediente, y extremar las precauciones sobre todo al manipular la sosa.
Después, se va echando el aceite usado poco a poco, sin dejar de remover, siempre en la misma dirección, por lo que se requiere la ayuda de otra persona. «Tendremos que estar aproximadamente unas dos horas moviendo la mezcla», explicó Bartolomé Andrades, otro vecino que suele hacer este jabón casero. «Al cabo de media hora, ya comienza a ponerse más densa, va cuajando», añadió.
A continuación, se añade el colorante si se desea y pasado el citado tiempo, se echa el jabón en un molde (antiguamente se usaban moldes de madera que se recubrían con plástico para facilitar la posterior extracción). «Tiene que estar secando entre 24 y 48 horas», afirmó este vecino de la comarca natural de Ronda. Después, podemos cortar el producto (lo más común es hacerlo con un cuchillo y en rectángulos que luego se pueden volver a partir en dos o tres piezas).
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Este jabón habrá que dejarlo curar un tiempo, para que se seque totalmente (si se deja sin cortar, luego se puede resquebrajar al hacerlo). «Cuando hacemos en casa, hacemos esta cantidad para guardar. Incluso, se lo regalamos a familiares y vecinos. Es un jabón muy bueno, pero es verdad que es laborioso, por el tiempo que conlleva estar moviendo la masa, hacerlo», argumentó Andrades.
El aceite que se utiliza es aceite de cocina que se va guardando. «Hay que colarlo antes. Así también se recicla el aceite que es muy contaminante», mantuvo Jiménez, que recordó que en su familia también lo hacían antiguamente con manteca de cerdo. «El aceite era un producto que no todo el mundo se podía permitir, así que se iban guardando los restos de manteca. Se derretía al fuego y se usaba como el aceite para el jabón», recordó.
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En su caso, también explicó que utiliza este jabón casero para la lavadora. «Como el detergente que se compra, se ralla con un rallador», comentó y volvió a recodar: «Antes se iba a los lavaderos, en cada pueblo había un lavadero público. Con este jabón y la panera se lavaba la ropa. Tampoco había lejía y se usaba una mezcla de agua y ceniza para remojar la ropa blanca», relató.
Aunque este jabón se puede utilizar para higiene personal y para lavar en general, su uso como quitamanchas es el que impera, al menos, en la comarca natural de Ronda. «Antes se embarraba la ropa en cuestión y se soleaba, se ponía al sol, y aún salía más fácil la mancha. Con frotar, también con un cepillo, es suficiente, antes de meter la ropa en la lavadora. Para la ropa blanca, es muy bueno, sale muy bien», comentaron estas vecinas.
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