Borrar
Pedro Cantalejo, en la cueva de Ardales. SUR

Pedro Cantalejo, el alma de la Cueva de Ardales

El arqueólogo malagueño, que se mudó al municipio en los años 80 para investigar la cavidad, se jubila tras más de 40 años de investigación por toda la provincia

Domingo, 6 de marzo 2022, 00:28

Comenta

Cuando se mudó a Ardales a mitad de los años 80, muchos amigos y conocidos de Pedro Cantalejo (Málaga, 1957) no sabían situar este pueblo en el mapa, en aquel momento a casi dos horas de distancia de Málaga. «Me preguntaban si me iba al exilio o si había tenido algún problema en mi trabajo, les parecía una broma», cuenta el ya ex director de la Red Patrimonio Guadalteba y Patrimonio Histórico de Ardales, que se jubila tras más de 40 años de investigación por toda la provincia. Cuatro décadas después de comenzar a interesarse por la arqueología y el patrimonio, Cantalejo se retira con la «satisfacción» de haber apostado por un proyecto de recuperación que ha convertido a la Cueva de Ardales y a todo su entorno en un punto de interés a nivel nacional e internacional, con una candidatura a patrimonio de la Unesco.

La pasión de Cantalejo por la historia y la arqueología comenzó en su adolescencia, de la mano de la espeleología. A los 16 años comenzó a trabajar como oficinista para el servicio nacional de productos agrarios, pero sus fines de semana iban dedicados a conocer la provincia de Málaga en todas sus facetas. «Durante el tardofranquismo y la transición hubo inquietudes muy muy interesantes para la juventud a la que no nos interesaba la política. Nos canalizaron a través de dos entidades culturales y deportivas: el Ateneo de Málaga, mucho antes de la refundación, y la Sociedad Excursionista de Málaga, ahí fue donde me desarrollé como persona de equipo. No sabía cómo canalizar esa curiosidad por las cosas de la provincia y ahí lo encontré».

Varios años después fue nombrado presidente de la Sociedad Excursionista, donde pudo realizar sus primeros proyectos propios, que iban más allá de las visitas a los pueblos malagueños. «Planificábamos y segmentábamos cada una de las comarcas. Durante mi juventud tenía mis preferencias, me encantaba la Serranía de Ronda». Allí, Cantalejo se integraba como un vecino más. «Nos alojábamos siempre en los pueblos, la sociedad rural es muy acogedora. Aunque soy una persona muy urbanita, tengo una vocación absolutamente rural, hay que entender las costumbres y respetarlas. He sido un privilegiado por poder disfrutar de todas esas cosas».

Tras licenciarse en Geografía e Historia y especializarse en Prehistoria, llegó el proyecto al que dedicaría gran parte de su carrera: Ardales. «Durante una de las actividades en la cueva aparecieron las galerías altas, haciendo la nueva topografía. El Director del Museo de Málaga por aquel entonces, Rafael Puerta, me ayudó mucho y depositó en mí una alta confianza».

Fue entonces cuando comenzó la apuesta por la protección y recuperación de la Cueva de Ardales. En el 85 se inició la primera contratación para el estudio, y allí conoció a María del Mar Espejo, una arqueóloga que hoy en día es su esposa y que siempre ha formado parte del equipo de investigación de la cueva. «Hasta el 86 yo seguí trabajando en Málaga, aunque era coordinador del proyecto. En ese momento aposté por el Ayuntamiento y me vine a vivir a Ardales. La gente no lo entendía».

Pedro Cantalejo, en el Teatro Romano en 1979. SUR

Cantalejo fue pionero en un pueblo que por aquel entonces se dedicaba a la agricultura. «Llevamos las primeras máquinas electrónicas y un ordenador. Un joven Salvador Pendón me pidió que pasáramos a ordenador el programa electoral del PSOE. Cuando se imprimió en una impresora muy antigua no se lo podía creer. Aquel joven llegó a ser presidente de la Diputación. Es bonito formar parte de la historia de Málaga directa o indirectamente».

Con el paso de los años, Cantalejo consiguió que Ardales se convirtiera en un punto de visita para investigadores internacionales. En 1995, el director del proyecto Antártida visitó el pueblo para dar una charla, y en 2018 la prestigiosa revista Science recogió los hallazgos realizados en la cueva: las pinturas rupestres fueron realizadas por los neandertales hace 65.000 años. Ardales se convirtió, junto con las cuevas de Maltravieso (Cáceres) y La Pasiega (Puente Viesgo, Cantabria), en el primer lienzo de la humanidad.

Uno de los abuelos de Cantalejo era de Ardales, aunque siempre vivieron en Málaga. El pasado 28 de febrero, Cantalejo y Espejo fueron nombrados hijos predilectos de Ardales, el pueblo en el que siguen viviendo y de cuya historia ya forman parte. «De lo que estoy más orgulloso es de lo que no he estudiado en la cueva ni he dejado estudiar. No tienes que comerte más del trocito de la tarta que te toca. Todavía queda mucho por descubrir, pero hemos podido sentar las bases de la investigación futura», cuenta el arqueólogo, que hace referencia a los avances tecnológicos en la ciencia, lo que ha permitido descubrir sin destruir. «En el 80, para datar una mandíbula, había que entregarla entera para su destrucción. Ahora es posible hacerlo con un solo diente».

Ahora, el investigador inicia una nueva etapa en la que su pasión por la arqueología permanece. Además de continuar con sus colaboraciones en colegios, Cantalejo prepara «por diversión» diferentes proyectos relacionados con Ardales y la comarca que le acogió hace cuatro décadas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Pedro Cantalejo, el alma de la Cueva de Ardales

Pedro Cantalejo, el alma de la Cueva de Ardales