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IÑIGO GURRUCHAGA
Jueves, 10 de marzo 2022, 00:01
madrid. El juez Lewis Kaplan, que ha gestionado la demanda civil de Virginia Giuffre contra el príncipe Andrés por supuestos delitos sexuales, ha aceptado la propuesta de las dos partes para desestimar el caso. El duque de York ha abonado las cantidades pactada en un acuerdo de compensación económica y reconocimiento de que Giuffre ha sido «víctima de abusos sexuales e injustos ataques públicos», anunciado el 12 de febrero.
El origen del caso que ha arruinado la reputación del hijo de la reina Isabel II se remonta a dos décadas, cuando estableció una relación con Jeffrey Epstein. Giuffre afirmó en una entrevista, publicada en 2011, que Andrés mantuvo relaciones sexuales con ella cuando tenía 17 años y era 'transferida' para el disfrute de los amigos de Epstein. En 2015, el príncipe era citado en Florida en una demanda judicial contra el fallecido magnate.
Tras el suicidio de Epstein en la cárcel en 2019 y la ola de informaciones sobre la red de potentados que participaron en sus fiestas y mantenían relaciones con chicas jóvenes y menores de edad, el duque de York dio una entrevista a la BBC. El catastrófico efecto de sus palabras entre el público británico obligó a que se le apartase de la vida pública. Se le retiraron después honores militares y patrocinios.
Rob Johnson, veterano cronista de la realeza británica, afirmaba ayer que quien fuera un miembro muy popular de la familia, tras su participación en la guerra de las Malvinas y su matrimonio con Sarah Ferguson, se mantendrá apartado a pesar del fin del caso. La única excepción, según él, será su probable asistencia a la misa en memoria de su padre, Felipe de Edimburgo, el 29 de marzo.
Los portavoces de la familia real, no obstante, señalan que no se ha utilizado dinero público para cerrar el caso. Andrés y Sarah se distinguen por vivir con un gasto muy superior a sus rentas conocidas. Las estimaciones del pleito y el coste de los abogados son variables. Se da la cifra de 13 millones de euros, pero a priori tampoco parece muy fiable. Y se afirma que hasta el príncipe Carlos habría contribuido a pagar el montante.
El descrédito de Andrés es ya irremediable y su ostracismo, añadido a la marcha a Estados Unidos de Enrique y Meghan, ha creado una presión laboral sobre los miembros de la familia real de una monarquía en transición. Carlos y Camila, Guillermo y Catalina, tienen que acudir a más actos públicos, a menudo separados para poder multiplicarse.
El fin del caso, eso sí, disipa una nube negra sobre la celebración esta primavera del Jubileo de Platino de Isabel II, que marca los 70 años desde su ascenso al trono británico. No obstante, la Policía mantiene abierto una investigación sobre el intercambio de títulos honorarios por donaciones caritativas en el entorno del príncipe de Gales, que niega haber sabido lo que hacían sus asistentes. Pero es un asunto menor si se compara con lo de Andrés.
Portavoces del duque afirmaron tras el anuncio del acuerdo que el segundo hijo varón de la soberana británica se dedicará a la beneficencia de víctimas de abusos sexuales, lo que se interpretó como prueba de su desconcierto. Hombre arrogante, la realidad es que Andrés, de 62 años, acordó pagar a Giuffre un mes antes de su planeado interrogatorio mientras que varios ciudadanos de York o vecinos de calles que llevan su nombre demandan ahora que le quiten el ducado o que se busque otra denominación.
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