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Pere Ponce habla con emoción de su pasado, aunque mira al futuro con 'Una película póstuma'.
–¿Cuál fue su primer trabajo antes de ser actor?
–Creo que ninguno, fui actor desde siempre, y de hecho empecé a actuar antes de trabajar en esto. En mi pueblo, Tortosa, teníamos dos grupos de teatro, en la parroquia y en el instituto. Empecé a estudiar otras cosas porque creía que el cine no era una profesión y no tenía un referente familiar.
–¿Qué le dijeron sus padres cuando comenzó a actuar?
–Que tuviera mucho cuidado, aunque fue un gran disgusto porque no querían que sufriera. Mi gran satisfacción es que tanto mi padre como mi madre pudieron verme trabajando y de alguna manera que ese sueño se cumplía. Así aligeraron preocupaciones. Aunque esta es una carrera de fondo, mantenerte en algo que te gusta creo que es el éxito de la vida.
–¿Qué referentes tenía?
–Mucho cine español, porque es lo que veíamos en la etapa del ‘Destape’, a finales de los 70. Por ejemplo, Fernando Fernán Gómez, Sacristán, Martínez Soria... Era un cine muy de sofá y muy familiar, es lo que nos alimentó en la primera etapa. Antes el cine era muy orfebre, los actores absorbían a sus personajes por su gran personalidad.
–Sacristán está por aquí estos días, ¿se ha encontrado con él?
–Ay, no, no (risas), no he tenido la oportunidad aún.
–¿Qué le diría?
–Que es un maestro, tenemos pocos maestros vivos a nivel nacional, él es un tesoro. Es una estrella, pero es nuestra estrella.
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