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E. FREIRE
Domingo, 13 de noviembre 2016, 00:33
Jean Claude Mathaly se dedicaba a la logística y la distribución de productos de agricultura ecológica en Francia cuando se dio cuenta de que en primavera, cuando se terminaba la cosecha, los consumidores galos se quedaban sin sus zanahorias orgánicas. Con la idea de suplir esta carencia, a principios de los 90 vino a Andalucía buscando tierra y clima para sembrar hortalizas orgánicas con las que llenar ese hueco de mercado. Se quedó en Cádiz, en San José de Malcocinado, una pedanía de Medina Sidonia, donde fundó El Cortijo Bio en 1992. Empezó con cinco hectáreas y actualmente cuenta con más de 600 repartidas en la comarca de La Janda, Sanlúcar de Barrameda, Jerez de la Frontera y Los Palacios, en Sevilla.
Este pionero de la cultura bio en España empezó especializándose en la zanahoria y con el tiempo ha ido ampliando su surtido con otros productos como la remolacha de mesa, la calabaza, la patata, el puerro, la cebolla o el boniato. Este último, también llamado batata o papa dulce, se ha puesto muy de moda y es una de las apuestas de El Cortijo Bio, la única empresa española que ha lanzado una línea y técnica específica para producir boniatos y ofrecerlos los doce meses del año.
Un nuevo proyecto de Jean Claude Mathaly es poner en marcha la producción de cultivos tropicales, en concreto de aguacate y mango.
La exportación es la base de la cifra de negocio de El CortijoBio, cuyas ventas alcanzan los 15 millones de euros, con crecimientos anuales del 10%. Así, factura en torno al 95% en el mercado exterior, principalmente en Alemania (40%), Francia (25%), Reino Unido (15%) y otros destinos comoBélgica, Países Nórdicos, Suiza y Portugal.
«El mercado español no es comparable al del centro y el norte de Europa. Aquí todavía no hay una conciencia fuerte sobre lo ecológico. Alemania o Francia nos llevan una distancia de gigante, aunque en los últimos tiempos se nota un cierto avance en el mercado nacional», explica Araceli Gloria, directora comercial de la compañía. «La salida de la crisis ayuda a este giro de consumo ya que en la etapa de recesión los precios han sido la opción principal», subraya.
En la campaña fuerte de exportación entre marzo y junio la empresa gaditana emplea hasta a 500 personas, una mano de obra que recluta especialmente en los pueblos de la comarca. La firma también envasa y distribuye sus hortalizas ecológicas, que se cultivan sin utilizar pesticidas ni productos químicos. Sus instalaciones están dotadas de sistemas de refrigeración y líneas específicas para cada producto, para controlar las diferentes fases de producción, almacenaje y comercialización.
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