Borrar
Luis Ángel Maté posa para SUR, apoyado en su bicicleta de gravel, en el Paseo Marítimo de Marbella.
Luis Ángel Maté posa para SUR, apoyado en su bicicleta de gravel, en el Paseo Marítimo de Marbella. Josele
Ciclismo | Entrevista

Luis Ángel Maté: «He vivido un sueño»

El 'Lince', un ciclista especial, diferente y reflexivo, deja a Málaga sin representantes en el pelotón profesional con su retirada

Nacho Carmona

Marbella

Domingo, 27 de octubre 2024, 00:44

Son las seis de la tarde y Luis Ángel Maté está apoyado en una barandilla del Paseo Marítimo de Marbella, a escasos tres minutos de su casa. A su lado tiene una de sus bicicletas, una gravel. Aún lleva puesto el casco y está mirando su teléfono. Parece un transeúnte más, pero hace poco más de un mes estaba escalando los Lagos de Covadonga con un dorsal colgado en las lumbares, representando a su equipo, el Euskaltel-Euskadi, y también a Málaga en la gran fiesta del ciclismo nacional: la Vuelta a España. El único representante de la provincia en el pelotón profesional dejó de ser eso mismo hace poco más de un mes, cuando llegó al Paisaje de la Luz pedaleando. Y la provincia tendrá que esperar algunos años más para tener un nuevo ciclista entre los mejores. Después de Maté, hasta el momento, no hay nada más. El 'Lince', ahora sí que sí, se extingue.

Más allá de un instrumento de trabajo, su 'bici' es un medio de transporte. Le agobia y le estresa el tráfico y el aparcamiento, dice, y por eso prefiere desplazarse del mismo modo que se ha ganado la vida estos últimos 18 años. El marbellí siempre ha sido un ciclista diferente. Nunca comió en la mesa de los mejores y nunca será recordado por su palmarés; pero pasará a la historia por algo mucho más relevante para muchos: su conciencia social, sus discursos y su forma de entender el deporte de élite. Firmó su primer contrato profesional cuando el ciclismo era una cosa y colgó su bicicleta cuando evolucionó a otra completamente diferente. El ciclismo romántico contra el de la exigencia, los detalles y los vatios. A sus 40 años dice adiós por la edad y porque, confiesa, el cuerpo y la mente le piden más de lo primero que de lo segundo.

–¿Cómo ha sido este primer mes fuera del profesionalismo en lo físico y en lo emocional?

–Pues la verdad es que me ha cambiado muy poco la vida porque al final sigo haciendo vida de profesional. De hecho, sigo siendo profesional hasta el día 31 de diciembre. Sigo montando en 'bici', sigo entrenando y he tenido varios compromisos. He corrido carreras de gravel, de MTB, y como te digo ha cambiado muy poco la cosa.

–¿Qué tiene en mente cuando llegue el 1 de enero, cuando expire su contrato con el Euskaltel?

–Voy a seguir vinculado al ciclismo, que es mi mundo y es mi vida. Mi idea es hacer un calendario de gravel, que es una nueva modalidad que está pegando muy fuerte en toda Europa y Estados Unidos. Tiene un calendario muy amplio de competiciones por todo el mundo. Mi idea es hacer ese calendario de gravel y también algunas carreras de MTB. Quitar el asfalto y meter el campo.

–Ha venido pedaleando desde casa.

–Sí, porque además de ser mi instrumento de trabajo, soy ciclista por convicción. Para moverme por Marbella, llevar a los niños al cole o hacer la compra, para todo, uso la bicicleta. Me intento quitar del coche porque me provoca mucho estrés el tráfico y el aparcamiento, así que me muevo siempre que puedo en 'bici'.

–Es una Orbea y usted es embajador de la marca. ¿Seguirá ligado a ella?

–Sí. Mi relación con Orbea se remonta a cuando era sub-23. Miento, a cuando era niño, porque cuando empecé a andar, lo hice con la de mi hermano, que era una Orbea. (Ríe). Se remonta a hace mucho tiempo. Antes incluso de haber nacido, porque mi padre también llevaba una. Como sub-23, en el Cajasur-Andalucía, llevé una, en mi primer año como profesional igual, en el Cofidis también y estos últimos años, en la Fundación (Euskaltel-Euskadi), pues igual. Y comenzaré esta nueva etapa en el gravel encima de una Orbea.

–¿Cómo era Maté de niño? ¿Viene de familias de ciclistas también?

–Sí, mi padre y mi abuelo eran unos apasionados del ciclismo. Y mi hermano también. Al final lo mamé en casa. Yo soy del año 84 y crecí con los éxitos de Induráin. Toda mi generación jugábamos a hacer carreras en la 'bici'. Entonces sólo había dos canales y en 'La 2' daban ciclismo. Quizá sea uno de los motivos de la generación tan exitosa de ciclistas que ha habido nacidos a finales de los 70 y a principios de los 80.

–¿Cuántos hermanos son los Maté Mardones?

–Somos tres.

–¿Fue usted el único que lo intentó encima de la bicicleta?

–Uno de ellos también. Compitió hasta juveniles, pero estudió y no se dedicó al ciclismo.

–Antes, en aquellos tiempos, ganaba el más fuerte.

–En el ciclismo gana el mejor siempre. No siempre es el más fuerte, pero el que cruza la línea siempre es el mejor.

Su generación, exitosa

«Soy del 84 y crecí con los éxitos de Induráin; todos los niños jugábamos a hacer carreras»

Futuro cercano

«Mi idea es hacer un calendario de gravel y carreras de MTB; cambiar el asfalto por el campo»

–No se conoce mucho su faceta familiar, pero también es padre.

–Sí, tengo dos niños, de 4 y 7 años.

–¿Cómo se concilia la familia con el deporte de élite?

–Pues es muy sacrificado porque el deporte de alto nivel es un trabajo singular. No tienes tiempo para otras cosas y tienes que dedicarte en cuerpo y alma al mismo. Se hace con un gran sacrificio y el apoyo de la familia. Mi mujer, mi hermano, mi madre… Que siempre están ahí para ayudar y para contribuir a que el núcleo familiar salga adelante. Valoro mucho los ratos con ellos porque es tiempo de calidad. Uno intenta aprovechar el tiempo que es lo más bonito y preciado que tenemos en la vida, y el tiempo con la familia lo disfruto mucho. Valoro mucho y estoy muy contento de que hayan podido y puedan venir a las carreras, porque a los niños les gusta mucho y son momentos muy especiales.

–Se ha mostrado crítico en varias ocasiones con la forma de trabajar con los jóvenes en el ciclismo actual.

–Como la propia sociedad, que avanza y cambia muy rápido. El deporte no deja de ser un reflejo de la sociedad. Ha cambiado mucho en los últimos años con la llegada de las redes sociales y de la inmediatez. Todo va muy rápido. Se busca el éxito inmediato, por encima de todo, y eso ha traído un nivel de exigencia muy grande al deporte. El ciclismo se ha tecnificado mucho y ahora tenemos muchísimos instrumentos que nos han aportado cosas maravillosas y extraordinarias, que nos han hecho conocer cosas que antes no. Pero también nos han traído una dedicación continua y constante, que para los jóvenes no creo que sea lo más adecuado. Hay que respetar los tiempos de madurez y ahora mismo vamos muy acelerados en el ciclismo.

Luis Ángel Maté posa para SUR en Marbella apoyado en su bicicleta de gravel. Josele

–Usted ha entendido el ciclismo como altavoz y con un amplio componente social. Igual que su amigo Michele Scarponi, que en paz descanse.

–Sí. (Ríe). Era una persona muy reivindicativa, con mucha fuerza, mucha energía y mucho humor. Marcó a todo el mundo que lo conoció. Haberlo conocido y haber compartido con él tanto tiempo de calidad es una suerte y lo valoro mucho. Y ahora pues intento lanzar ese mensaje que él lanzaba: el de disfrutar de la vida, que es un regalo precioso.

–Mirando hacia atrás, ¿cómo valora todos estos años?

–Estoy muy satisfecho y orgulloso de la carrera que he tenido. Nunca me hubiera imaginado ser profesional tantos años y ganarme la vida con mi pasión. Todo lo que he aprendido, los lugares, las personas… He vivido un sueño y estoy muy contento de haber podido tener esa suerte. Y muy agradecido de las personas que lo han hecho posible, porque no es sólo el esfuerzo de uno, sino que hay mucha gente alrededor.

–¿Faltan referentes en Andalucía?

–No, yo creo que no. Ahora tenemos una generación buena de ciclistas. Tenemos a José Manuel Díaz Gallego, que ha cuajado una temporada espectacular. O a Carlos Rodríguez, de Almuñécar, que ganó una etapa en el Tour el año pasado y que tiene unos principios y unos valores maravillosos. Referentes sí hay. Lo que falta es trabajar un poco más con la cantera. Y apoyarla, que no está recibiendo el que creo que debería.

–¿Le gustaría hacer de mentor con los más jóvenes?

–Me encantaría. Estar con los jóvenes siempre es positivo y es un regalo. Se aprende mucho de ellos.

Exigencia en los jóvenes

«Hay que respetar los tiempos de madurez y ahora mismo vamos muy acelerados»

Seguridad vial

«Un vehículo puede matar, y mata; no es justo que alguien pierda la vida en la carretera»

–Quizá el ciclismo no haya cuajado tanto entre los jóvenes en los últimos años.

–Ahora tienen muchas más opciones que antes. Les diría que disfrutaran lo que hagan.

–Ahora se podrá dedicar al ciclismo romántico, el que le gusta a usted.

–Correcto. Necesito aprovechar el tiempo vital. El ciclismo profesional es muy bonito, pero requiere sacrificio y limitaciones. Y a mis 40 años ha llegado el momento de hacer otras cosas, no necesariamente siempre ligadas al ciclismo, pero ahí hay muchas cosas que quiero conocer y explorar.

–Tiene otra carrera que terminar, de otro tipo, la de la Universidad. También quiere acabar su grado en Ciencias del Deporte.

–Sí, me queda nada. Seis asignaturas. Espero poder acabarlos este año. Será otra carrera bonita de terminar. (Ríe).

–¿Puede ir encaminado por ahí parte de su futuro?

–Pues no lo sé. No he estudiado por temas laborales. Lo he hecho por seguir el ejemplo de mi madre. Desde muy chica no pudo completarlos porque tuvo que trabajar. Y ya siendo mayor, llevando la casa y trabajando, se sacó el graduado y el acceso a la Universidad. Se sacó una carrera. Eso me marcó. Ver como se ocupaba de todo y que encima iba todos los días a Málaga para sacarse la carrera fue un ejemplo vital. Lo recuerdo perfectamente. Y ahora que soy padre quiero predicar con el ejemplo y que mis hijos vean que es posible llevarlo todo para adelante, que el mundo académico es también bonito y que se aprenden muchas cosas. Y si mi futuro irá por ahí, pues no lo sé. Puede ser. Me gusta el mundo del entrenamiento y estar con el deportista. Nunca se sabe y aún no lo sé.

–¿Tiene contactos con otros deportistas de su generación que se retiraron a la parte que usted, como Luisle o Valverde?

–Sí, mucho.

–¿Se ponen melancólicos recordando momentos?

–No te creas, porque estamos con el mundo del gravel y el MTB y así matamos ese 'gusanillo' competitivo, que lo tenemos. Es así. Sino no hubiéramos sido profesionales. Nos viene bien esto porque nos permite seguir con esa adrenalina que te provoca la competición y que para nosotros, después de toda la vida haciendo lo mismo, es necesaria.

–¿Es más importante la experiencia y la veteranía o la frescura en las piernas?

–Muy buena esa pregunta. (Ríe). Ahora mismo sin frescura no vas a ningún lado, pero la veteranía es un punto muy importante que te hace gestionar muy bien las fuerzas. Es una muy buena pregunta que no sabía muy bien responder.

–No me quiero ir sin preguntarle por ciclismo y seguridad vial.

–Falta muchísima concienciación. El problema de la seguridad vial en nuestro país es tremendo. Algo horrible. Ninguna sociedad en su sano juicio se puede permitir el goteo de muertes que hay en nuestro país en la carretera. Tenemos que ser conscientes todos los usuarios de la vía que cuando circulamos en ella tenemos una responsabilidad muy grande, que un vehículo a ciertas velocidades y de ciertas maneras puede matar. Y mata. Nos puede pasar a todos. Yo creo que hay una labor pedagógica detrás, enseñarles a que respeten, que en la bicicleta , la moto o los peatones, que son los más débiles, van personas a las que esperan en casa. Hay que tener algo más de empatía. No es justo que alguien pierda la vida en la carretera.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Luis Ángel Maté: «He vivido un sueño»