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marina rivas
Jueves, 5 de noviembre 2020, 02:34
Sin ánimo de recurrir a las frases hechas, lo cierto es que Claudia Calvelo es la típica persona de la que dicen ser grande tanto por dentro como por fuera. Con 28 años y 1,92 de altura, esta veterana del baloncesto nacional, con nueve campañas en Liga Femenina 2, dos en Liga 1 y una en la que se hizo con el título de la Bundesliga con el Wasserburg, la pívot es uno de los fichajes de relumbrón del nuevo CAB Estepona, que ya sabe lo que es conseguir tres victorias en el año de su debut en LF2. Ella es una de las causantes de la buena salud del equipo, siendo la segunda máxima anotadora con una media de 11,8 puntos por duelo.
Nació en Gijón porque coincidió con la etapa en la que su padre competía allí aunque es gallega por los cuatro costados. Y sí, su padre, de 2,05 de estatura, fue el primer gran baloncestista de su casa y su ejemplo a seguir, antes y ahora. «Es mi máximo referente, como era muy pequeña, no tengo un recuerdo claro de cómo jugaba, pero sí que era un 'showman', hacía muchos aspavientos, animaba mucho al público. Yo creo que también he heredado algo de eso», recuerda Claudia. Su padre, José Manuel Calvelo, fue un reconocido jugador coruñés que compitió en el Obradoiro y el Gijón, llegando hasta un pequeño periplo en la ACB con el Girona en los 90. Eso sí, su hija, a la que entrenó en sus inicios, en el equipo del colegio, le ha superado. En su palmarés, además de su experiencia en LF1 y LF2, acumula tres platas y tres oros con las categorías inferiores de la selección española. La más importante, una plata Mundial. Incluso, ostenta un récord, el de la jugadora más joven de la selección nacional en debutar en un Europeo sub-16, con sólo 14 años.
Y es que, con su carácter y su envergadura, no tardó en hacerse notar. Tiene mil y una anécdotas sobre su altura. Recuerda, por ejemplo, cuando el director del colegio la mandaba a la fila de los de sexto de Primaria siendo ella de primero, o cuando en las competiciones de minibasket, midiendo ya 1,80, la gente creía que estaban falsificando su ficha. Calvelo es una caja de sorpresas, derrocha energía y optimismo y no entiende el concepto de 'vacaciones', básicamente porque toda su vida la ha dedicado a trabajar, estudiar y también a competir.
Una doble carrera que forma parte de su ADN y que la ha obligado a tomar situaciones complicadas en su trayectoria. «Cuando comencé la Universidad, rechacé el irme a jugar a Primera porque no me dejaban estudiar Enfermería, así que me fui a un club que sí que me permitía jugar y estudiar, que fue el Ensino Lugo, y años después, ascendimos». Mantiene una doble vocación y piensa seguir haciéndolo, por complejo que sea: por un lado, su pasión por la cancha; por otro, la enfermería. «Nuestra Liga son siete meses y al final no ganamos mucho dinero, ganamos para el día a día, así que cuando acabo la temporada, trabajo de enfermera», explica. Y sí, este verano, el más complicado de su vida, no ha sido una excepción. La gallega vivió y combatió en primera línea la batalla contra la Covid, en este caso en Benidorm. Un periodo de tiempo que psicológicamente también le ha pasado factura: «Soy una tía muy alegre y la verdad es que este año, cuando llegué al equipo no estaba bien… Mis compañeras han conseguido que vuelva a ser yo.Pasé de la dinámica de no tocar a nadie a entrenarnos tocando a gente. Es difícil explicar el trauma que es eso», se sincera, afectada y recordando todo aquello.
Y continúa valorando: «Ahora me gusta el hecho de estar jugando, porque considero que nosotras somos un instrumento para que la gente se olvide de que estamos pasando un horror. Para mí es una suerte el haber podido ayudar desde dentro de un Hospital y ahora, desde fuera, haciendo que la gente se entretenga con el deporte». Autoexigente y luchadora, dice estar dispuesta a volver esa primera línea de ser necesario, pero una parte de sí misma también es consciente de que después de vivir una situación tan dura, se merece volver a disfrutar. «Estoy lista para lo que haga falta. A veces me siento mal porque pienso, '¿qué haces jugando cuando es más importante estar en el hospital?', pero es que mi salud mental también está en juego ahora. Yo soy jugadora de baloncesto, este es mi 'ying y yang' personal», explica la jugada del Estepona.
-Cantante o grupo:
-Baiuca, que hace fusión de música tradicional gallega con electrónica.
-Un amuleto o manía:
-Infinitas (ríe). Un medallón de una virgen que lleva el nombre de mi abuela y mi bisabuela -destaca de entre todas-.
-Un libro:
-'Nosotras, enfermeras', de Enfermera Saturada.
-Una película y una serie:
-'La princesa prometida' y 'Pokémon'.
-Un segundo deporte:
-El balonmano.
-Un ídolo deportivo:
-Breanna Stewart, del Seattle Storm de la WNBA.
-Un 'hobbie':
-Tocar la guitarra.
-Algo por aprender:
-Tocar la guitarra de verdad (ríe).
-En 10 años se ve…
- Jugando aún, de las veteranas de la Liga, y ya cuando me retire, trabajando como enfermera.
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