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Si las pusiéramos una detrás de otra en línea recta, las cajas del Archivo Histórico Provincial de Málaga (AHPMa) ocuparían más de 30 kilómetros. Como de calle Larios al centro de Fuengirola. Y si hiciéramos a pie ese largo paseo, encontraríamos por el camino documentación de todo tipo: herencias, manuscritos, escrituras, registros oficiales, actas notariales, fotografías, planos, carteles, prensa y hasta legados personales, como el del Ministro de Justicia de España en el exilio, Antonio Alonso Baños; el cónsul francés Louis Agel, los arquitectos José González Edo y César Olano, el fotógrafo Adolfo Fernández Casamayor o el periodista norteamericano Paul Hecht. Un valioso patrimonio que la Consejería de Cultura ha comenzado a digitalizar para difundirlo y ponerlo al alcance de cualquier lector o investigador a través del portal @rchivAWeb. Ya hay subidos 421.000 documentos a golpe de clic. Incluyendo la joya de la corona: los manuscritos de Cútar que permanecieron cinco siglos escondidos y emparedados tras un muro hasta que hace unos años fueron descubiertos en la reforma de una vivienda.
«Entre esas paredes apareció un valioso Corán del siglo XII, aunque como investigadora me interesaron los otros dos libros del siglo XV que pertenecieron al alfaquí Muhammad Ibn Al-Yayyar, un experto en derecho islámico», explica la profesora honoraria de la UMA María Isabel Calero, que fue la primera en leer estos documentos árabes que descifró en el libro 'Los manuscritos nazaríes de Cútar'. «Estamos ante el 'vademecum' de un jurista, ya que son sus apuntes que tratan de actas de dotes, reparto de herencias y transacciones comerciales y económicas, además de incluir sermones o las tablas de multiplicar para hacer cálculos», describe la experta.
Los apuntes personales de este diario del alfaquí y, más tarde, imán de Cútar cesan en el año 1500, poco antes de que los Reyes Católicos aprobaran su pragmática de conversión forzosa que obligaba a la población musulmana residente en España a bautizarse o a abandonar el país. «Por miedo y para evitar que acabaran quemados en la hoguera Al-Yayyar escondió el Corán y los manuscritos. Lo que no tenemos documentado es si se quedó y se convirtió, o emigró, aunque yo tengo mi teoría», explica la especialista en filología árabe, que deja algo de suspense en el ambiente para revelar a continuación su hipótesis: «Unió su futuro al de Alí al Durdus, el cadí de Málaga que no quiso convertirse y se marchó al norte de África». De lo que no tiene duda Calero es del valor de estos documentos ahora digitalizados por la Junta de Andalucía y puestos al alcance de cualquiera: «Estamos ante una joya, el único hallazgo de este tipo en Málaga y uno de los pocos en Andalucía».
De hecho, el Corán del siglo XII escondido intramuros es el texto más antiguo que conserva el Archivo Histórico Provincial, confirma la directora de esta institución, Esther Acuña, que está pilotando el desembarco en Internet de siglos de memoria de Málaga. Un trabajo minucioso y lento. «El objetivo último es que la gente pueda descargarse la imagen del documento desde su casa, pero para llegar hasta ahí no solo hay que digitalizarlo, sino también trasladar los datos y sus descripciones a la herramienta de trabajo de los archivos y, posteriormente, subir todo a la web para dar visibilidad a los fondos», señala la archivera, que, rodeada de estanterías móviles y pasillos de documentos y más documentos, usa una metáfora deportiva para ilustrar que la entrada en el siglo XXI de más de 500 años de historia en papel supone una «carrera de fondo».
Por el momento, ya hay disponibles 421.000 archivos para consulta virtual, aunque son solo la muestra de los millones de ejemplares que guarda el AHPMa en 94.000 cajas de documentos y casi 25.000 libros, además de cientos de miles de fotografías, mapas y planos. Por ello, se están subiendo priorizando el interés del público y los historiadores. «Hemos comenzado a digitalizar los protocolos notariales, que abarcan de 1542 a 1797, que son los documentos de los escribanos, como los notarios actuales, que registraban el censo, las compraventas, las constituciones de sociedades, las herencias y todo lo que pasaba en Málaga, por lo que es la sección más rica para los investigadores», explica Esther Acuña, que añade que con la aplicación de la tecnología se logra un segundo beneficio que es la conservación de estos archivos ya que «suelen estar muy deteriorados y en cada consulta se pierde información».
Entre estos documentos se encuentran textos oficiales que llaman la atención como el testamento de la empresaria y filántropa Trinidad Grund, que en sus 17 páginas no se limita solo a repartir su herencia, sino que relata las repetidas desgracias familiares de su vida con la muerte de su marido y sus herederos, confiesa su inquebrantable fe religiosa que le ayudó a superar las adversidades y establece con detalle los términos de su entierro en el panteón familiar, junto a su amado Manuel A. Heredia y Livermore, y la entrega de varios miles de «reales de vellón» a entidades benéficas y solidarias de Málaga.
En la cola para la digitalización ya están también documentos del AHPMa con trascendencia histórica, como la escritura de junio de 1519 con la compra de 200 barriles de anchoas al empresario de la capital Alonso Yanes y que se embarcaron en la nao Trinidad, atracada aquellos días en el puerto de Málaga, con destino a la expedición pionera de Magallanes y el Elcano.
«Los boquerones malagueños, aunque en versión salazón, ya dieron la primera vuelta al mundo», asegura con un guiño Esther Acuña, que también enumera otros escritos históricos del archivo, como el de la construcción del 'Faro de Málaga' –antes de que se bautizara como Farola– o del puente de los Alemanes, tras el hundimiento de la fragata Gneisenau.
Otros fondos que también han entrado en proceso de digitalización son los expedientes de presos de la antigua prisión provincial, la cárcel de mujeres, el Instituto Geriátrico Penitenciario de Málaga y los centros de Antequera y Ronda. «Hemos subido los datos de los detenidos porque con la Ley de Memoria Democrática mucha gente está buscando a sus familiares», revela la archivera, que apostilla que, al tratarse de información sensible, no se han incorporado las imágenes de los documentos, sino los nombres de los reclusos para que los descendientes los localicen y «puedas pedir una copia de los documentos oficiales a través de la propia @rchivAWeb».
De hecho, esta aplicación también permite hacer consultas e incluso reservar un puesto en la sala de AHPMa para la revisión de documentos, aunque la directora de la institución avisa que el archivo está en este momento cerrado al público desde el verano por reformas. «Se está renovando el sistema de climatización y estamos terminando. De hecho, lo que nos queda es una pequeña fase de la obra en la propia sala de investigadores, por lo que esperamos abrir en breve», anuncia la responsable que, no obstante, invita a usar los beneficios de la tecnología y la telepresencia consultado los documentos ya volcados y accesibles en Internet.
«Vivimos en una sociedad en la que nos hemos acostumbrado a tenerlo todo a golpe de clic y los usuarios están muy contentos de poder conectarse desde casa y descargar los documentos. Incluso nos llaman para felicitarnos, aunque nos queda mucho trabajo», insiste la directora del AHPMa, que vuelve a lo de la «carrera de fondo» y explica que esta entrada en la era de la digitalización va a ser más elaborada para ellos que para otras instituciones que ya generan expedientes directamente en formato electrónico. «Somos un archivo histórico y, por ejemplo, nos están llegando ahora los protocolos notariales que tienen más de 100 años, así que nos queda por recibir todavía décadas en papel que tenemos que catalogar y escanear», avisa la experta que está empeñada en que el ratón de ordenador lo sea también de biblioteca. O de archivo.
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Paco Griñán / Alba Martin Campos | Malaga
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