Nuevas luces sobre Picasso, el primer artista global

Hace casi quince años que un especialista venido desde la otra orilla del charco pronunció una conferencia en el Museo Picasso Málaga cuya idea central venía a ser la siguiente: cada vez que el artista cambiaba de amante, cambiaba de estilo creativo. Y por el camino a la alcoba se obviaba la capacidad documentada del malagueño para afrontar un lienzo neoclásico por la mañana, un grabado surrealista por la tarde y una pieza cubista por la noche.

Aquella ponencia venía al hilo de una exposición que también pretendía estrechar los lazos entre lo sentimental y lo artístico en el caso de Pablo Ruiz Picasso. Y sin que esa querencia por su anecdotario biográfico haya dejado de hacer fortuna en determinados ámbitos académicos y museísticos, los proyectos de mayor enjundia en torno a la obra y la figura del malagueño pasan de un tiempo a esta parte por otros derroteros de mayor calado. Muchos de ellos se destilan en 'Picasso e Historia', el suculento libro editado por Antonio Machado Libros y el Museo Picasso Málaga (MPM) que la institución cultural presenta este martes (18.30 horas) dentro de su programa de actividades bautizado como 'El otro museo'.

Bajo la edición del director artístico del MPM, José Lebrero, y del profesor de la Universidad de Nueva York, Pepe Karmel (ambos comisarios del actual montaje de larga estancia en el museo malagueño), 'Picasso e Historia' brinda once ensayos inéditos sobre asuntos como las numerosas aristas que ofrece el análisis de la significación política de la obra picassiana, el papel del malagueño en el llamado 'arte colonial' o la profunda raigambre del pintor con su ciudad de origen. Lo hace de la mano de textos firmados por investigadores de la talla de María Dolores Jiménez-Blanco, Rocío Robles Tardío o el catedrático malagueño Eugenio Carmona, que esta tarde participarán en la presentación del volumen. Un libro que presenta a Picasso como «el primer artista global» –en expresión de Karmel–, dada su pionera influencia no sólo en Europa y Estados Unidos, sino también en Asia y Latinoamérica.

El volumen se incluye en la selecta colección 'La balsa de la Medusa' y hunde sus raíces en el congreso internacional celebrado en el MPM allá por 2018. Ya entonces, la institución cultural malagueña avanzaba su intención de explorar caminos menos trillados en el estudio de la vida y la obra del autor. Lo recuerda Lebrero en el texto de apertura: «El número de publicaciones de todo tipo relacionadas con Picasso quizá supera las diez mil. Probablemente no erremos al afirmar que durante gran parte del siglo XX la mayor parte de textos sobre la obra y la figura de Picasso se han centrado mayoritariamente en destacar aspectos principalmente formales, biográficos o semiológicos».

Frente a esto, 'Picasso e Historia' quiere «primar el enfoque histórico, favoreciendo los puntos de intersección de encuentro de lo social y lo intelectual», en palabras de Lebrero, que añade: «Uno de los objetivos a lograr era intentar abrir nuevas perspectivas sobre la creación y la recepción de su obra en el mundo, vinculándolas especialmente a algunas de las numerosas cuentas del inabarcable rosario de acontecimientos que tuvieron lugar en diferentes puntos del planeta, coincidiendo en el tiempo con su longeva trayectoria creativa».

De este modo, el director artístico del museo malagueño reivindica: «La voluntad era reunir nuevos relatos esperando contribuir a desmontar otros que con anterioridad habían sido considerados canónicos pero que se muestran ahora caducados por el irrefrenable avance de la historia de los discursos. Dar paso a nuevas interpretaciones, incorporando paradigmas alternativos, variando el punto de mira de interés y, en definitiva, ampliando con sugerentes matices el archivo de aproximaciones al legado de Pablo Picasso».

Un legado que aquí se analiza con profundidad intelectual y amplitud cronológica. No en vano, 'Picasso e Historia' abarca seis décadas de la amplísima trayectoria del malagueño, estudiando cuestiones datadas entre 1910 y 1970. Lo destaca Karmel en su ensayo sobre el papel de Picasso como «pintor de historia», más allá de hitos como 'Guernica' (1937), 'Masacre en Corea' (1951) o 'La Guerra y la Paz' (1952) para esbozar: «También hay una respuesta más compleja: verle como un artista cuya obra reacciona, de forma sistemática aunque indirecta, a las vicisitudes de la sociedad y la política de su tiempo».

«Las ponencias que componen este volumen –sigue Karmel– examinan un tramo más dilatado de la carrera de Picasso. Aunque todas se podrían considerar ejemplos de la historia social del arte, cada una tiene un carácter distinto porque hay muchas maneras de hacer historia social. Lo que comparten es la convicción de que en buena medida el sentido del arte estriba en su relación con la experiencia social, cultural y política, y que sin la referencia de esa experiencia no será posible entenderlo ni disfrutarlo plenamente».

Un entendimiento –también un disfrute– que llega con aportaciones como la firmada por la actual directora general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, María Dolores Jiménez-Blanco, en el ensayo donde disecciona el lugar de Picasso «dentro y fuera» del franquismo. Un pormenorizado análisis que huye del blanco y el negro para detenerse en una sutil escala de grises capaz de aportar nuevas luces no sólo sobre Picasso, sino también sobre nuestra propia historia.

Recuerda por ejemplo Jiménez-Blanco cómo el advenimiento del 'Guernica' al Casón del Buen Retiro, en 1981 trascendió con mucho el ámbito cultural: «Por su coincidencia cronológica con los meses posteriores al fallido golpe de Estado del coronel Tejero, más allá de lo artístico o de lo patrimonial, este hecho alcanzó una clara dimensión simbólica en la narración de la Transición Democrática».

Una narración en la que el propio lienzo parecía encajar como un fino guante de seda: «Hablar sin nombrar, recuperar obviando preguntas dolorosas, se convirtió en el lema tácito de la Transición, por lo que el sentido no específico del lienzo –cuya única referencia a un hecho concreto derivaría solo del nombre de un lugar geográfico– encajaba bien con la fórmula escogida para allanar el camino a un futuro democrático que se intuía mucho más ilusionante que la época que se cerraba entonces: se trataba de pacificar los malos recuerdos, dejar atrás las deudas (aunque no estuvieses resueltas) y cultivar una imagen de modernidad. No es que Picasso se hubiese convertido repentinamente, casi una década después de su muerte, en un emblema político. Ya lo era antes, ya lo fue en vida».

Y esa vida y esa obra adquieren ahora nuevos vuelos en las páginas de 'Picasso e Historia', cuya vocación resume Lebrero: «Hacer memoria es renovar la historia. Hacer historia es reescribir la memoria. Mirar, pensar, imaginar a Pablo Picasso y su obra como sujeto de la Historia, como protagonista de múltiples historias, es en definitiva el esfuerzo compartido por todos a quienes agradecemos han hecho posible esta publicación». Y ya pueden desbloquear ese logro.