-RG2Q2gJZUXTztXgdlXxZhKI-1200x840@Diario%20Sur.jpeg)
-RG2Q2gJZUXTztXgdlXxZhKI-1200x840@Diario%20Sur.jpeg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Dice que no sabe en qué consistirá el homenaje. «Palabra de honor». El hombre que los ha presentado (casi) todos se inquieta cuando piensa en el suyo. Después de más de cinco décadas al otro lado, ahora le toca a él. La Bienal de Arte Flamenco de Málaga premia en esta edición al flamencólogo Gonzalo Rojo (Coín, 1936), investigador y divulgador del cante, el toque y el baile; cronista flamenco de los de antes y testigo de una época brillante del arte jondo. Acompañó infinidad de veces a Camarón y Paco de Lucía en festivales, conoció a La Paula y ha compartido juergas flamencas con el Tiriri, Pepito Vargas, Antonio de Canillas, Fosforito, Chiquito de la Calzada, Miguel de los Reyes, Rafaela Reyes 'La Repompa', La Cañeta... y un sinfín de artistas. Cuando se le pregunta cómo le gustaría que le recordaran, responde al momento: «Como un amigo de todos, un amigo al que le gustaba el cante y la juerga».
Sí le gusta, pero confiesa que lo hace «bastante mal». Solo se arranca en las fiestas, «cuando cantamos todos». Y puede que entonces hasta rasguee la guitarra, como su admirado Juan Breva, que preside en una foto la sala de la peña en la que nos citamos. Cuando le pedimos que coja una para ilustrar este reportaje, sorprende el parecido entre ambos. Son ya muchos años entre estas paredes, su segunda casa, «y a veces la primera», dice el que fuera –entre otras muchas cosas– presidente durante doce años de la Peña Juan Breva, una de las entidades flamencas más antigua de España.
El cante fue, precisamente, su puerta de entrada al flamenco a través de su padre, un practicante de Coín culto y enamorado del arte jondo. «Se reunía con algunos amigos, iba Sebastián Muñoz, el Pena Padre. Yo era chiquitín y cuando ellos estaban allí sentados, yo me colaba y me metía detrás de las sillas, al final, para que no me viesen», recuerda. Y así, «poquito a poquito», le fue entrando la afición. Pero al principio era solo eso, una diversión. Estudió Magisterio y ejercía como maestro de EGB en Coín mientras hacía sus pinitos en la emisora sindical la Voz de Coín. Hasta que le llamaron de Málaga. Le habían escuchado y querían ficharle en Radio Juventud.
Por entonces había pocos periodistas en la cadena –apenas Julián Sesmero y él–, y menos aún que dominaran el flamenco. Así que cuando había alguna información sobre el arte jondo o había que viajar para la cobertura de algún festival, le pedían a él que se encargara. «Que a ti te gusta». «Y yo encantado. Me dieron todas las facilidades. Fui dejando cosas de la radio, y ya nada más que había flamenco y flamenco». Después llegaría 'Cante Güeno', su propio programa desde Málaga para toda Andalucía. Radio Juventud se convirtió en Radio Nacional de España, y él siguió liderando la información flamenca, entrevistando a unos y a otros, recorriendo los festivales de todo el país. «Y eso me ayudó mucho a estar en el meollo».
Desde 1970, además, repasa la actualidad flamenca en estas mismas páginas. En octubre de ese año publicó su primer 'Oído al Cante' en SUR. Este viernes salió el último, hasta la fecha. Ya son cincuenta y cinco años dejando por escrito en su sección las gestas de los flamencos, de las grandes figuras y, sobre todo, de las que pasan más inadvertidas para el gran público pero han dejado huella en el cante, el toque y el baile. «¡Cómo pasa el tiempo!», exclama el decano de la información flamenca.
1970
Una de sus primeras colaboraciones
en SUR con su sección ‘Oído al cante’,
donde aparece su admirado Juan Breva.
2025
Gonzalo Rojo continúa mandando puntualmente su artículo cada semana a SUR con el recuerdo de alguna figura flamenca y noticias de actualidad.
1970
Una de sus primeras colaboraciones
en SUR con su sección ‘Oído al cante’,
donde aparece su admirado Juan Breva.
2025
Gonzalo Rojo continúa mandando puntualmente su artículo cada semana a SUR con el recuerdo de alguna figura flamenca y noticias de actualidad.
1970
Una de sus primeras colaboraciones
en SUR con su sección ‘Oído al cante’,
donde aparece su admirado Juan Breva.
2025
Gonzalo Rojo continúa mandando puntualmente su artículo cada semana a SUR con el recuerdo de alguna figura flamenca y noticias de actualidad.
Ha impartido conferencias en innumerables foros, ha impulsado festivales flamencos por toda España (medio siglo lleva vinculado, por ejemplo, a la Torre del Cante de Alhaurín), ha puesto en marcha concursos para promover el talento, ha creado congresos para estudiar este arte y ha escrito una docena de libros.
–¿Ha conseguido ya desentrañar el flamenco?
–Un poco. Pero totalmente es imposible.
Lo suficiente para asegurar con autoridad que el flamenco se aborda ahora «de una manera bastante superficial». «Hay compañeros que son auténticos maestros periodistas que dominan todas las facetas del flamenco, pero también hay mucho camelo, mucho cuento, algunos que con que hayan escuchado a dos de cantar, bien o mal, no importa, ya saben más que Castelar de política», reflexiona. Como si cualquiera pudiera atribuirse el título de flamencólogo.
Huye por todos los medios de la palabra «flamenquito». «¿Qué es eso, dios mío? Como una operita... Lo que hacen es desvalorizar la profundidad del vocablo», sentencia. Y tampoco busquen su aprobación al mestizaje del flamenco con otros géneros. «El flamenco es un arte tan nuestro, tan único, ¿para qué se va a fusionar con nada? ¿Qué vamos a darle nosotros al rock y el rock a nosotros? Cada uno que siga su camino. Yo no creo que en la pintura haya que fusionar un Velázquez con un Picasso. Son distintos y eso es lo bueno, que haya variedad», argumenta.
En su opinión, ese purismo no está reñido con la evolución. «El cante es totalmente evolutivo. Hoy no se canta igual que cantaba Manuel Torres o Antonio Chacón, pero sí se hace dentro de los mismos cánones». Camarón, por ejemplo, le puso su «impronta personal» a los cantes, pero «siguió los cánones que su madre y otros compañeros mayores que él le enseñaron, no se salió nunca del compás, al contrario».
Recuerda que el de la Isla venía mucho por aquí, «desde que Miguel de los Reyes se lo trajo». Pasó una temporada en Málaga e hizo buenos amigos a los que visitaba con frecuencia. También Paco de Lucía hacía parada en Málaga, en varias ocasiones invitado por la Peña Juan Breva, y hasta se planteó buscarse «una casa por la zona, por la Axarquía».
«Todos los cantaores, bailaores y guitarristas han pasado por aquí», asegura. Y lo mejor, palabra de Gonzalo Rojo, siempre viene después de la función. «Es cuando llega la cosa bonita y graciosa. Termina el festival, la gente se va a su casa o al bar a tomar una copa; y nosotros, pues también nos vamos a tomar una copa y a charlar. Y cada uno cuenta sus cosas. Cuando ya no hay artistas ni oyentes, solo quedan amigos que se escuchan y que se tratan unos a otros», explica.
Son esos los momentos en los que surge el duende. «Cuando el artista termina su actuación y se va a tomar algo, ahí empieza ya la fuerza. La de verdad, la auténtica, donde no hay quien le diga lo que tiene que hacer. (...) Entonces es cuando los cantaores, los guitarristas y los bailaores se explayan. Y dices, ¿y eso por qué no la has hecho arriba, puñetero?», cuenta divertido.
Imposible recordar la de juergas flamencas que ha vivido a las tantas de la mañana en tal o cual pueblo de la provincia con los más grandes artistas flamencos. Pero sonríe al pensar en ellas. A sus 88 años (en octubre hará los 89) las sigue disfrutando igual. «Aunque cada vez hay menos porque ahora estamos en una crisis festivalera», señala. Antiguamente cada municipio, por pequeño que fuera, tenía su evento flamenco –en verano y al aire libre, preferentemente–, pero muchos han desaparecido. Y los que quedan ya no se alargan hasta las tantas de la madrugada. La manera de vivir el flamenco ha cambiado.
–¿Es nostálgico?
–¿Nostálgico? No, me acuerdo de muchos compañeros y de muchísimos artistas, lógicamente. Pero es ley de vida. Y hay gente nueva, mucha gente nueva en la información y en las actuaciones flamencas. Hay relevo.
Mantiene que hoy hay un «plantel bastante interesante» de artistas, sobre todo de mujeres, en todas las disciplinas. Pero no da nombres, diplomático como de costumbre, para que nadie se sienta ofendido si no lo menciona. En eso siempre ha sido un genio. Asegura que nunca nadie se ha molestado con él por una mala crítica. «Hay que saber darle fuerte, pero al mismo tiempo decir que es el mejor del mundo. Lo importante es saber lo que se le dice, pero también de la forma en la que se le dice. 'Ha estado bien, pero podría estar mejor'», ejemplifica sonriente.
Cuando habla del pasado, sí se atreve a dar nombres y apellidos para reivindicar que entre los mejores de la historia del cante están Juan Breva, Manuel Torres, Antonio Chacón, La Niña de los Peines, Tomás Pavón... Ya no se canta como ellos. Ahora hay más formación, pero menos personalidad. «Saben mucho, tienen un lugar donde aprender, pero es un modelo estándar: todos se paran aquí, todos hacen aquí el grito más alto o más bajo, todos son un calco», lamenta. Aunque siempre hay excepciones.
Sus responsabilidades flamencas se acumulan en el currículum. Además de estar al frente de la Peña Juan Breva durante algo más de una década, ha sido presidente de la Asociación de Congresos Internacionales de Arte Flamenco; de la Federación Nacional de Críticos, Investigadores y Escritores de Arte Flamenco, y de la Fundación Nacional de Arte Flamenco, y es miembro de la Cátedra de Flamencología y Estudios Folclóricos de Jerez.
Y con todo, a Gonzalo Rojo todavía le sorprende la llamada del presidente de la Diputación, Francisco Salado, comunicándole que este año el homenajeado de la Bienal sería él. El acto tendrá lugar el 27 de mayo en el Teatro Cervantes, en una gala de apertura que contará con el estreno absoluto de 'La maharaní', a cargo de la compañía de Luisa Palicio, con la participación de Pasión Vega, La Macanita, Carrete, Chato de Málaga y El Remache. El inicio de algo más de dos meses de arte flamenco por toda la provincia. «Pero yo no soy nadie, a mí me gusta el cante, ya está», insiste con humildad. Se equivoca, y todos lo sabemos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Zigor Aldama y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Antonio Paniagua y Sara I. Belled
Abel Verano
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.