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Picasso y Brassaï cruzan sus miradas en Málaga
Hasta el próximo 3 de abril ·
El museo dedicado al genio estrena una fascinante exposición en torno a la relación entre el fotógrafo y el artista malagueñoSólo tiraba una fotografía por escena, aunque en aquella ocasión se arrepintió. Aquella noche había entrado al Bar de la Luna, en Montmartre, y se la había encontrado allí, recostada en una silla, ausente y al mismo tiempo, tan presente, maquillada con esmero y con cigarrillo distraído sostenido entre los dedos, 'La Niña de las Joyas', una antigua «dama de compañía» que al pasar del tiempo se había dedicado a otros menesteres sin abandonar la vida noctámbula y bohemia, romántica y dramática, que muy pocos han sabido destilar de las calles de París como él. Porque surge Brassaï como un fotógrafo crucial en la construcción del mito iconográfico parisino, una figura central en la vanguardia artística de los primeros años del siglo pasado y un amigo y confidente de Pablo Ruiz Picasso durante más de cuatro décadas.
Picasso y Brassaï se reencuentran ahora en el Museo Picasso Málaga (MPM) en la fascinante exposición 'El París de Brassaï. Fotos de la ciudad que amó Picasso', presentada este lunes y que brinda en cada estampa una historia, como esa de 'La Niña de las Joyas' que aguarda en los primeros compases del paseo. Una muestra planteada, al cabo, como un cruce de miradas. Así podría definirse después de las palabras de Philippe Ribeyrolles, representante de Estate Brassaï Succession y sobrino del fotógrafo. No en vano, Ribeyrolles ha puesto el acento justo en ese rasgo físico y creativo, la mirada, a la hora de tender uno de los puentes más recios entre Picasso y Brassaï. Para él, ambos autores están unidos por «un don de observación extraordinario que cada uno veía en el otro, mantenido por la curiosidad siempre despierta».
Una curiosidad sostenida desde aquel primer encuentro entre ambos, allá por octubre de 1932, cuando Picasso y Brassaï cruzaron por primera vez sus miradas. Ojos definidos como «diamantes negros», «brasas», «insaciables, con esa voracidad que no lo abarca todo», un «ojo hecho para el asombro perpetuo». Así hablaban el uno del otro, Picasso de Brassaï y también viceversa. Y esa potencia visual detona hasta el próximo 3 de abril en el MPM en un montaje realizado con la colaboración de la Fundación Unicaja que no sólo brinda el genio fotográfico de Brassaï, sino que representa una ocasión excepcional para asomarse al París de hace un siglo, a la efervescencia creativa de un grupo de creadores irrepetible y, también, al propio proceso creativo del artista malagueño y de algunos compañeros de vanguardia estética.
Porque era Brassaï, pseudónimo del exiliado húngaro Gyula Halász (1899-1984), casi el 'fotógrafo oficial' del incipiente arte moderno. Ahí están Henri Matisse, Salvador Dalí junto a Gala, Jean Cocteau o Ambroise Vollard, sin olvidar a los escritores Samuel Beckett, Henry Miller o Jean Genet. Artistas mezclados con obreros, literatos junto a otros personajes de la noche y el hampa parisina, hoteles de lujo y los arrabales portuarios. El París nocturno encuentra un retratista lúcido y comprometido en Brassaï, que no desprecia la luz diurna, ni el afán de experimentación junto a esa vocación casi documental. Todo eso ofrece el MPM en su nuevo montaje, nacido al fin sin las restricciones traídas por la crisis sanitaria.
Mucho más que fotografías
«No queríamos hacer sólo una exposición de fotografía, que lo es con casi 200 copias, sino también una muestra con obras de artistas que Brassaï fotografió como Bonard, Braque...», deslizaba este lunes el director artístico del MPM, José Lebrero. En este protagonismo compartido con otros autores brillan con especial intensidad 'Jarra y peces' (1941) de Braque, procedente del Centre Pompidou de París, 'El disco' (1918) de Léger, cedido por el Museo Thyssen-Bornemisza, y la sugerente pareja formada por dos 'picassos' contrapuestos en el montaje: 'Mujer sentada en un sillón' (1941) llegada desde la Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen de Düsseldorf junto a 'Ile de la Cité' (1945) venida desde el también alemán Museo Ludwig. Porque conviene recordar que también hay Picasso aquí, hasta 16 piezas del malagueño, conjugadas con buen pulso con las de Brassaï.
Reúne así el MPM a «dos autores excepcionales con una trascendencia amplia», como ha destacado el director general de la Fundación Unicaja, Sergio Corral, quien ha presentado la exposición estrenada este lunes como «un claro ejemplo» de las iniciativas culturales que apoya la fundación cultural malagueña. «Para una institución como la Fundación Unicaja, el fomento de la cultura en general y el desarrollo de proyectos expositivos en particular es una obligación», ha sostenido Corral durante el estreno del montaje, que llega acompañado de un ciclo de conferencias y de diversas actividades didácticas, como ya es marca de la casa en el MPM.
Y otras marcas, las que iban dejando en las paredes artistas anónimos, captaron la atención de Brassaï en sus paseos parisinos. Se convierte así el fotógrafo en un escrutador de dibujos, señales y trazos, en un documentalista del grafiti antes que se ese término estuviera aún acuñado. Un espíritu innovador que el autor llevó más allá de la fotografía para desplegarse en dibujos y esculturas que ahora expone el Museo Picasso Málaga, donde 'El ojo de París' -apodado así por Henry Miller- se muestra con un artista diverso y proteico, capaz de viajar del surrealismo a la fotografía al natural, del extrarradio a los Jardines de Luxemburgo.
«Al mirar a este hombre por un instante a los ojos -escribió Henry Miller sobre él- veo la imagen de mí mismo». Porque, quizá, al cruzar la mirada con la obra de Brassaï, tengamos ante los ojos imágenes tan apasionantes, hipnóticas, diversas, dramáticas y hermosas como la vida misma.
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