
El Teatro Cervantes se llenó anoche para acoger una nueva cita del recién inaugurado Festival de Teatro que, en su edición número 37, vuelve a traer a escena una adaptación de 'Esperando a Godot', una de las grandes piezas del siglo XX que un día fue vanguardia, considerada como una de las obras más revolucionarias de su tiempo, y que hoy se puede definir como un clásico moderno, un texto que ha corrido distinta suerte en la multitud de adaptaciones que se han hecho de él. La reflexión sobre la humanidad que propone en esta obra de Samuel Beckett es una de las más brillantes de la historia de la dramaturgia, y prueba de su atemporalidad es que anoche nos llegó una versión novísima, adaptada por Antonio Simón, que apuesta por su lado más cómico sin perder de vista la profundidad de un texto que en muchos momentos sólo se puede considerar sublime.
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Y, más que cómico, la actitud que despunta en esta versión es definitivamente payasa, en el sentido más amplio y respetuoso del término. No en vano, el máximo protagonista es Pepe Viyuela, de quien es conocida y reconocida su condición de histrión teatrera y de cómico, junto a un espléndido Alberto Jiménez. Le acompañan en la interpretación otros tres actores. En primer lugar, la segunda pareja formada por un esplendoroso Fernando Albizu y por Juan Díaz que hace de su esclavo, el mítico Lucky, que por cierto está brillante en el mejor momento que nos deja este libro y que se revela como el monólogo central de la obra (aunque es casi el único texto que maneja el personaje), en el que reside el verdadero 'punch' del absurdo. Otro de los cúlmenes del texto se produce con la situación del sombrero y con las conversaciones sobre el metalenguaje, las diatribas sobre el futuro de dos individuos atados para siempre a la espera de algo que podría no llegar nunca. Se dice que Godot podría significar la presencia de un Dios (por la voz inglesa 'God') pero puede que se refiera también a la propia esperanza de que algo cambie para bien.
En esta ocasión, como decimos, este Teatro del Absurdo concebido por Beckett cede en la versión de Antonio Simón un espacio significativo a la caricatura. Así, en una obra que trata sobre la espera de algo que no se sabe si llegará algún día, se juega también con el aburrimiento y la repetición, con el tiempo muerto y sin acción en el que se quedan, atrapados y atados a la espera, personajes marginales y que deambulan sin moverse en los márgenes. En este caso, dos vagabundos que dicen que no lo son, un dúo formado por un sirviente y su amo, y un emisario, Jesús Lavi, que aparece de la nada para sugerirnos que sí, que es posible que exista Godot y que estamos instalados en la desesperada ilusión de que llegue algo brillante aunque lo único que podemos hacer para alcanzarlo sea esperar.
Esta adaptación dura unas dos horas y está dividida en dos actos sin intermedio. Se dice que casi todas las adaptaciones de 'Esperando a Godot' se hacen largas en algún momento y esta no fue una excepción. Acaso el humor de histrión, basado más en la forma de decir las cosas y en los acentos y los gestos, sea el anzuelo que propone el director para que el público no se aburra. La acción (o la ausencia de ella) está desarrollada en un cruce de vías de tren, un lugar que es al mismo tiempo un sitio de paso y de espera, y entre ellas se sitúa un árbol seco. La sensación de estar en la mitad de la nada está conseguida. El acierto en la escenografía que proviene de una interpretación abierta («Un camino en el campo. Un árbol. De tarde») enroca con una iluminación que se antoja más estridente. La ruptura de la cuarta pared se produce en varios momentos, y al final se radicaliza para dar todo el sentido a la obra. Mención especial merecen las toses del público; hay que plantearse qué pensaría Beckett de la sinfonía de toses de diferentes tonalidades y texturas que sonó durante toda la representación. Lo mismo le gustaría.
Título. 'Esperando a Godot'
Dirección. Antonio Simón.
Reparto. Pepe Viyuela, Alberto Jiménez, Juan Díaz, Fernando Albizu y Jesús Lavi.
Autor. Samuel Beckett.
Lugar y fecha. Teatro Cervantes, jueves 9 de enero.
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