El acceso al Conservatorio Superior de Música es el centro de la vida académica. FÉLIX PALACIOS

El Ejido, barrio de las artes de Málaga

La convivencia de las instituciones culturales y docente se ha colado por todos los rincones, también en su economía y en su día a día

Domingo, 14 de abril 2019, 00:52

Con la naturalidad que otorga el paso del tiempo, la barriada de El Ejido ha ido acogiendo década a década a las principales entidades culturales y docentes de la ciudad. Hoy en día, cada calle, plaza y avenida de la zona está relacionada con el arte, la danza, la música o la interpretación de alguna manera, haciendo que este sea el barrio de las artes de Málaga pero, de momento, sin artificios ni carteles anunciadores. Es el resultado de un proceso cuajado a fuego lento, a base de realidad auténtica y conexión con el entorno. Las distintas entidades que allí residen han ido puliendo una realidad que trasciende los límites de lo artístico y se ha acabado colando también en la economía y en la forma de vida de los vecinos.

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El Conservatorio Superior de Música de Málaga, la Escuela Arte San Telmo, el Teatro Cánovas, la Facultad de Bellas Artes, la Escuela de Arquitectura y el Ateneo de Danza conforman el núcleo artístico y docente del barrio, siempre conectados con la veterana facultad de Económicas. En torno a ellos, como satélites en órbita constante, decenas de negocios asociados las distintas disciplinas basan su día a día en el ir y venir de alumnos y profesores.

Esa conexión se siente más allá de los centros, también en la calle. María lleva media vida viviendo en la plaza de la Paula. Desde su portal contempla el día a día de los estudiantes de las distintas disciplinas. «Le dan vida al barrio, cuando se ponen aquí a dibujar o incluso a veces a tocar». La fotógrafa y profesora de San Telmo, Noelia García Bandera, siente que vivir en la zona ha sido clave para el desarrollo de su carrera artística. «A la hora de adquirir una vivienda tras finalizar mis estudios entendí que El Ejido me posicionaba en el mapa malagueño para comenzar».

La vida comercial del barrio está adaptada a la cultura y el arte. FÉLIX PALACIOS

Pero la relación de El Ejido con el arte tiene un año marcado en el calendario. En 1971 desembarcaban dos entidades a lo que entonces era una colina arcillosa apartada del centro, solo habitada por la facultad de Económicas. El Conservatorio Superior y la Escuela de Arte San Telmo llegaron a la zona y desde entonces se han convertido en testigos del devenir de sus calles. El director del conservatorio, Francisco Martínez, que lleva desde 1974 vinculado al centro, ha visto cómo el barrio ha «evolucionado mucho» con el paso del tiempo, punto en el que coincide el director de la escuela, Juan Macías. Desde ese año, la vida del barrio está asociada a estos núcleos.

Martínez considera que la presencia del conservatorio en ese espacio aporta a través de su actividad interna, que está abierta a los vecinos.«Mantenemos hasta cinco grandes agrupaciones: orquesta sinfónica, de cámara, coro, una banda y una 'big band' con sus respectivos periodos de ensayos y conciertos, todos abiertos y generalmente gratuitos o benéficos». Para el director ésa es la mayor aportación, «además de cierta contaminación acústica», bromea. Pero el barrio también les aporta a ellos:«Estamos en un entorno privilegiado por el conjunto de entidades educativas que hay, lo que es una fuente de estímulo y posibles ideas».

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En la Facultad de Bellas Artes, que lleva en la zona desde hace nueve años, también sienten que su actividad aporta de alguna manera a la vida de El Ejido. El decano, Salvador Haro, explica que en su programa se encuentran unas seis exposiciones al año que están abiertas al público. De hecho, Haro recuerda que cuando desde el Rectorado se les ofreció mudarse a la ampliación de la UMA, su respuesta fue clara:«Para nosotros es importante estar aquí».

El arte de las instituciones también se plasma en la calle. FÉLIX PALACIOS

Desde la Escuela de Arquitectura, que desembarcó en la zona en la misma época que Bellas Artes, el director Carlos Rosas explica que la ubicación del centro en pleno barrio no es casual. «Al igual que los médicos tienen que estar cerca de los pacientes, los arquitectos tienen que estar en la ciudad», comenta. «El modelo de universidad-ciudad funciona muy bien en Granada y otros sitios, es un concepto que aporta una simbiosis importante creando un formato en el que los alumnos se relacionan con el entorno y viceversa».

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El coordinador de la Asociación de Gestores Culturales de Andalucía (GECA) en Málaga, Antonio Navajas, lleva toda su vida profesional vinculado al barrio, tanto como artista como al frente del Teatro Cánovas. «La presencia de las entidades culturales afecta al barrio, claro que sí, no solo por el tipo de negocios que se han asentado por aquí, aunque a veces cuesta implicar a la gente en algunas actividades», reconoce.

En el Ateneo de Música y Danza lleva décadas ofreciendo su formación en calle San Millán, uno de los ejes del barrio. La directora, Olimpia Ruiz, que lleva toda su vida conectada a El Ejido (su familia era la propietaria de la mítica tienda de música Polifonía), afirma que este barrio siempre ha tenido una relación especial con la cultura: «Todo está orientado al arte». De hecho, en su opinión, este lugar no es «un barrio al uso», ya que en las calles principales hay «muchos más negocios de servicios a la educación y a las artes plásticas y musicales que bares o tiendas de alimentación».

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«Estamos en un entorno privilegiado por el conjunto de entidades educativas»

Francisco martínez, director del conservatorio

La presencia conjunta de todas estas entidades genera un día a día ecléctico, heterogéneo y ajetreado. Quizá por eso no existe toda la sinergia posible entre ellos. Así lo cree el director de San Telmo, Juan Macías:«Tenemos una relación buena y cordial pero es cierto que no llevamos proyectos conjuntos y es lo que quizá sea más necesario». Cree que «la falta de tiempo y los problemas del día a día» dejan poco margen para crear más allá de lo más esencial.

Todos coinciden en que las relaciones que existen entre las entidades se mueven dentro de la cordialidad que otorgan las disciplinas y los alumnos compartidos. Pero todos están de acuerdo con el planteamiento de Macías:se podría hacer más, hay espacio para proyectos conjuntos. «Un concierto de una de nuestras bandas se podría combinar con una muestra de danza, también podríamos armonizar teatro», propone Martínez desde el conservatorio como ejemplo.

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Esa falta de relaciones específicas es, quizá, el motivo por el que nunca haya cuajado el proyecto de dotar de identidad a la barriada para que se convierta en El Barrio de las Artes, en mayúsculas, aunque la mayoría de los responsables coinciden en que sería un paso acertado. De hecho, el director de Arquitectura cree que esa identidad ya existe y no es necesario que las administraciones entren con una estrategia de marketing. Navajas cree que habría que crear algo así como «la Colina de las artes». «La facultad de Económicas podría ayudarnos en lo que más necesitamos ahora:comercialización y distribución del arte».

La concejala de Cultura, Gemma del Corral, avanza por su parte a SUR que la idea de hacer un proyecto similar al del Soho requiere de la participación de muchas administraciones, aunque la idea ya estaba rondando en su cabeza de cara al programa electoral para las elecciones, aunque de momento no hay nada en firme.

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