La dedicatoria perdida de Ava Gardner

Como la Bien Pagá que cantaba su amiga y compañera de juergas Lola Flores, el retrato con dedicatoria de una jovencísima Ava Gardner lleva de mano en mano más de siete décadas. Dando tumbos y vueltas hasta perderse su origen y hasta su identidad. A su último propietario le llegó hace una década como regalo de un amigo y lo tuvo enrollado en un rulo de cartón durante años hasta que lo mandó enmarcar para evitar que se deteriorara. Su valor era sobre todo personal por ser el legado de un colega y porque la fecha a lápiz de 1950 dejaba claro que era un documento antiguo. Pero ese retrato de una chica acompañado de otros rostros y firmas guardaba un secreto que no se empezó a desvelar hasta la pasada pandemia. Un día de confinamiento, el sacerdote y delegado de Comunicación de la Diócesis de Málaga, Rafael Pérez Pallarés, descolgó el cuadro que tenía en casa para ver de cerca los retratos y mensajes y descubrió con la ayuda de una amiga que la que creía que era una tal 'Ana' en realidad era 'Ava'. La mismísima Ava Gardner que de su puño y letra escribía: «Para Blanche, los mejores deseos siempre» («For Blanche, best wishes always»).

Allí comenzó una investigación en toda regla que llevó al actual propietario hasta la película 'Pandora y el holandés errante', estrenada en 1951 pero filmada el año antes en la localidad catalana de Tossa de Mar. Fue el primer rodaje en España de la protagonista de 'Venus era mujer', que se enamoró del país... y de una larga lista de amantes. El primero de ellos fue el torero Mario Cabré, una aventura que provocó que Frank Sinatra, marido de Ava por entonces, cogiera un avión y se plantara en la costa gerundense para acallar los rumores de cuernos que habían llegado hasta Hollywood. Efectivamente, el dibujo del matador español también aparece con su propia dedicatoria en el documento ahora desvelado justo debajo del de la diva norteamericana. Seguro que para Sinatra también aparecía demasiado cerca.

Puestos a descifrar los nombres de los que firmaban sus retratos también aparecen el de otra estrella de la época, James Mason, además de Nigel Patrick, Sheila Sim, Harold Warrender y Patricia Raine, junto a las siluetas sin dedicatoria de Marius Goring y Pamela Mason, esposa del coprotagonista del filme. «Sabía que en todos esos nombres había una historia, pero no terminé de entender el documento hasta que se lo comenté a un cinéfilo que venía para casarse y, al ver los retratos, me descubrió que se trataba del reparto de ‘Pandora y el holandés errante’», relata Pérez Pallarés que, aunque se confiesa poco mitómano, admite que la aparición de Ava Gardner le daba a esta pieza un valor especial y le animó a seguir indagando en este rodaje que fue una de las primeras producciones de Hollywood en la España de los 50. Un filme que tuvo como director de fotografía a Jack Cardiff, que usó esta experiencia hispana para convertirse en director en ‘Esencia de misterio’ (1960), el filme rodado en Málaga que pasó a la historia del cine por ser el primero con olores. Y por ser un absoluto fracaso. Pero esa es otra película.

Desvelados los retratados y el contexto de las ilustraciones, la incógnita estaba ahora en descubrir la identidad de esa «Blanche» o «Blanca» a la que todos los actores del filme dedican este conjunto de dibujos a lápiz. Una destinataria a la que todos tratan con cariño y que presumiblemente colaboró o trabajó directamente con los intérpretes, aunque el actual propietario de esta pieza de coleccionista ha elaborado una hipótesis alternativa. «A pie de página dice 'Recuerdo de S'Agaró', que es una urbanización de la Costa Brava cuya primera edificación fue un chalet emblemático en los años 20 que se denominó Senya Blanca», argumenta Rafael Pérez Pallarés, que sospecha que las dedicatorias podrían estar dirigidas a esta residencia protegida como BIC que podría haber servido a la película o como residencia de los actores.

En el terreno de las incógnitas también está el autor de los retratos y el trayecto de 72 años de las ilustraciones dedicadas desde Tossa de Mar hasta Málaga. De lo primero hay un probable responsable, el escultor Paco Torres Mansó, que fue contratado por la productora para hacer dibujos de los planos que se rodaban, a lo que se une que la lámina ahora aparecida está firmada precisamente por «Paco». En cuanto a la procedencia, Pérez Pallarés cuenta que se lo regaló un sacerdote, que a su vez lo recibió de un guardia civil de Zaragoza que se había retirado en Alhaurín de la Torre. Y hasta ahí llega el rastro. «Puede ser que fuera fruto de un robo e igual alguien lo anda buscando, pero vete a saber cuál es la procedencia de estos dibujos», asegura el párroco, que pone por delante su vocación (y profesión) cristiana y afirma que no tiene apego por esta pieza única. «Si alguien tiene más interés que yo y quiere darle uso para que lo disfrute más gente, aquí lo tiene», abrocha con una sonrisa..

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