Chupetes, pañales y rock&roll: la conciliación no suena en la música
Conchita, Rayden, Funambulista, Dry Martina y Laura Baena reflexionan sobre la corresponsabilidad en las familias a las puertas del Yellow Sound, el primer festival con ludoteca para ir a los conciertos con los niños
Carlos Zamarriego
Domingo, 7 de julio 2024, 00:20
Entre todos los festivales que sacuden el verano en la provincia, se ha colado uno con ludoteca para niños de entre 3 y 12 años cuyas entradas se agotaron en tres horas. Yellow Sound es el primer festival de música para familias corresponsables y, aunque sólo dura un día, tiene un cartelazo: Conchita, Funambulista, Dry Martina y Flecha Velona. «Este éxito demuestra la necesidad que tenemos las familias de que se creen espacios donde seamos bienvenidas todas», cuenta Laura Baena, creadora del Club de Malasmadres, que a su vez coorganiza el festival que se celebrará en La Térmica junto al Ayuntamiento de la capital, dentro del proyecto Málaga Ciudad Corresponsable. «Vivimos en una sociedad adultocentrista, donde sufrimos una niñofobia increíble. Yellow Sound es un planazo para todas las familias, donde los niños y las niñas son bienvenidas».
La música puede ser un buen altavoz para que conceptos como conciliación y corresponsabilidad no entren por un oído y salgan por el otro. En su último estudio, el Club de Malasmadres asegura que el 87% de las mujeres han renunciado a algún aspecto de su vida laboral al ser madre por no poder llegar a todo y cuidar su salud mental. Pero, ¿qué pasa si, además, trabajas en el negocio de la música? La última encuesta sobre igualdad de género en este ámbito, publicada en 2022, sacó a la luz que el 67% de las profesionales de este sector renuncia a tener hijos. En el estudio, promovido por la asociación Mujeres de la Industria de la Música (MIM), que aglutina a más de 400 profesionales, sólo el 18% de las mujeres reconocía no haber renunciado a nada a nivel personal o social por trabajar en la música, frente al 34% de los hombres.
En una gala de diciembre del año pasado, la cantante Adele declaró: «La verdadera razón por la que solo he publicado cuatro álbumes… es que mi hijo tiene 11 años. Me quedé embarazada. Para muchos eso sería, y fue, considerado un suicidio profesional». Recientemente, la cantante Lily Allen declaró en un podcast: «Amo a mis hijas, pero arruinaron mi carrera. Me molesta mucho cuando la gente dice que puedes tenerlo todo porque, francamente, no puedes».
En la música, sólo el 18% de las mujeres reconoce no haber renunciado a nada a nivel personal, frente al 34% de los hombres
Para Baena, son ejemplos de que la corresponsabilidad está lejos de ser una realidad. «Ser corresponsables no es solo compartir tareas en casa. No es sólo, por ejemplo, que hagamos de comer, que es muy visible, sino que hagamos la lista de la compra, que planifiquemos los menús que es más invisible y en la mayor parte de los casos lo hacemos las mujeres. No es solo poner lavadoras, sino estar pendiente de si el pantalón del niño se ha quedado corto. Es organizar las mochilas del campamento, estar pendiente de las vacunas o de los whatsapp del cole. Queda mucho por hacer y uno de los grandes retos es que la carga mental sea compartida».
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El equilibrio de Dry Martina
No hay que irse tan lejos para encontrar más casos de lo que cuenta Baena. Laura Insausti se subirá al escenario de Yellow Sound como la voz y el alma de Dry Martina. La cantautora malagueña es madre de Daniela, de once años. «El otro día me preguntaron en una entrevista por qué tanto espacio entre trabajos discográficos. Me molestó la pregunta, hago lo que puedo. También en casa me han reprochado que no me he dedicado lo suficiente a mi familia. ¿Qué es lo suficiente?», cuestiona.
Insausti nunca pensó que quedarse embarazada podía afectar al proyecto Dry Martina. «Sinceramente, tenía que haber renunciado a alguna de las dos cosas para no volverme loca, pero siempre pensé que podía con todo, aún a costa de mi salud mental y de un matrimonio. Me negaba a dejar mi carrera para ser madre y esposa con un trabajo de ocho a tres porque no es para mí». ¿Cómo afecta la maternidad a una autónoma que vive de hacer bolos? «Recuerdo coger un avión para ir a un concierto, yo de posparto con mi hija de veinte días, apenas podía moverme. También recuerdo cómo me dolía el pecho en mitad de un concierto en Budapest, terminar e ir corriendo al camerino a por el sacaleches, aunque al final tuve una mastitis». Incluso, cuando tomó la decisión de no llevar a su hija de gira para poder concentrase en su trabajo, «la gente me preguntaba extrañada si todo ese tiempo mi hija se quedaba con el padre. Como si eso fuera un problema».
En un negocio que cada semana saca una ingente cantidad de novedades musicales, Dry Martina no tiene un lanzamiento próximo, y no lo necesita. «He encontrado un equilibrio por fin, aunque sea aceptando que ya he dejado de ser una mujer joven en la industria musical. Voy a mi ritmo, preparando mi nuevo disco cuando la vida me deja y con conciertos más espaciados y más interesantes para tener más tiempo para mi hija y también para mí como persona», revela.
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Inspiración de Funambulista
Se llama Diego Cantero, pero todo el mundo le conoce como Funambulista. Con siete discos de estudio y dos hijos, una niña de seis y un niño de un año, asegura que hay que tener muy claras las prioridades. «Para mí, la prioridad es la familia. Somos padres muy presentes». Destaca que un aspecto positivo de ser padre y trabajar en el mundo de la música es «que cuando estás, estás al cien por cien. Estoy más cerca del día a día de mis niños que cualquier persona que tenga un oficio normal de ocho horas en una oficina». También reconoce que, sin hijos, «puedes dedicarle más tiempo a cosas extramusicales, pero que tienen que ver con el oficio, como ir a actividades de promoción, alfombras, presentaciones… Pero no creo que sea definitivo para tener, o no, éxito».
Cuando se habla de aplicar la corresponsabilidad, Cantero opina que es fundamental organizarse bien. «Yo me levanto, llevo los niños al cole, mi mujer se va antes a trabajar. A la vuelta, ella recoge al pequeño y yo a la mayor. Y por las tardes, intentamos, en la medida de lo posible, estar todos juntos». También incide que no se trata de ir turnándose, «se trata de que hagan una vida familiar, pasar tiempo de calidad, hacer vida con ellos». Por eso, espera que se extienda la posibilidad de que existan espacios seguros para ir con niños a los conciertos y festivales. «No sólo porque este es mi oficio, sino porque me gusta ir a conciertos y muchas veces me veo limitado porque sé que no es un lugar especialmente accesible para ellos».
Hace pocas semanas lanzó, en todas las plataformas, su último single, 'Una de Dylan'. Para descubrir la inspiración en las canciones de Funambulista, no hay que irse muy lejos. «Tienes todas las emociones posibles y el amor de la manera más ancha en casa. La inspiración, en mi caso, es mucho más pura, y provoca canciones con mucha más verdad».
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'El viaje' de Conchita
Dice que concibió esa canción una noche de verano de 2018 cuando, para lograr que su bebé dejase de llorar, comenzó a contarle todo lo que se iba a encontrar en su vida. Esa noche sus palabras consiguieron dormirle y, con el tiempo y un piano, han conseguido más de seis millones de visualizaciones en Youtube. Conchita es cantautora y también madre de Leo. Una preeclampsia y una atonía de útero convirtieron su parto «en una pesadilla» que hoy recuerda para concienciar que «una de cada doce mujeres sufre preeclampsia en el embarazo, pero se sigue hablando muy poco de ello». Las secuelas físicas que siguieron fueron lo de menos: «Desde el momento en que vi que estaba fuera de peligro, aunque me doliera el cuerpo entero, me volqué en que Leo estuviera bien».
Al salir del hospital tomó la decisión de «parar mi carrera un año y pico para dedicarme nada más que a él. No todo el mundo puede decir eso en esta sociedad donde parece que queremos tener hijos como si no tuviéramos trabajos, y queremos trabajar como si no tuviéramos hijos». Una decisión que entrañaba riesgos profesionales: «Hoy te puedo decir que fue el momento perfecto porque antes de tener a Leo saqué el disco 'Incendios' que fue bastante bien y mi carrera ahí empezó a remontar. Si hubiera tenido a Leo antes de ese disco, seguramente me hubiera sido casi imposible remontar mi carrera».
Cuando contactamos con Conchita, está en un avión a punto de despegar. Hace un año sacó su séptimo disco, 'La bola de nieve', que ha presentado por toda España. También participa en la nueva temporada de 'Tu cara me suena'. Un ritmo incesante al que se suma la agenda del padre de Leo, Pablo Cebrián, uno de los compositores y productores más importantes el panorama musical. ¿Cómo es la crianza cuando los dos progenitores trabajan en el mismo sector? «En mi vida hay poca rutina, cada día es diferente y tenemos que ir organizando semana a semana. Te puedo contar el día de hoy: vamos a hacer el pasaporte a Leo porque nos vamos de vacaciones. Luego yo me voy corriendo a un podcast y Pablo se lo lleva al estudio un rato hasta que termine yo, le recojo en cuanto acabe y paso la tarde con él, Pablo hace la cena, yo le duermo».
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La decisión de Rayden
David Martínez no participa en el Yellow Sound. De hecho, en septiembre dejaremos de verle, momentánea o definitivamente, cantando encima de los escenarios. Su alter ego musical, Rayden, se retira de la música tras siete discos en 20 años de carrera con la gira 'Quiero que nos volvamos a ver por última vez'. Y lo hace con el objetivo de pasar más tiempo con Diego, su vástago de ocho años. «Mi hijo es una persona con hiperactividad que tiene que aprender de una forma especial. Si no tengo que volver a la música, me da igual, pero no quiero sentir que no he formado parte de ayudar en su desarrollo. Eso es innegociable».
David es de los pocos ejemplos de artistas masculinos que, públicamente, han decidido renunciar a parte de su trabajo para estar más presente en el desarrollo de su hijo. «Una de las motivaciones que me hizo decir hasta aquí fue estar veinte días en Latinoamérica de gira, intentando ver en qué punto de la habitación podía pillar el mejor wifi para aspirar, como máximo, a hablar con una imagen pixelada que me tenía que creer que era mi hijo», ilustra. No cree que se pueda aspirar a tener más de medio centenar de bolos al año y al mismo tiempo tener una crianza corresponsable, «no se sostiene, a no ser que lo hagas para tener una bolsa de dinero y luego pasar largas temporadas con tu hijo, como es mi caso. Es una cosa u otra, o retrasar una cosa para luego abrazarla».
Los padres de Diego no son pareja, sino compañeros de crianza. «Ella tiene un horario de oficina y yo irregular, mi agenda de las siguientes tres semanas siempre va variando. Así que cada domingo nos sentamos y nos ponemos la mayor de las facilidades posibles». David destaca la importancia de que haya comunicación y empatía entre los padres, «entendiendo las fortalezas y flaquezas de cada uno de los trabajos», pero también «mucho diálogo» con su hijo, para que no nazca «una idea de abandono porque no hay información». El camino hacia la corresponsabilidad también está lleno de aprendizajes. «Mi talón de Aquiles es planchar. Soy de las personas que, si tiende bien, plancha la mitad. Ayer me compré una plancha vertical a ver si, cambiando la imagen de la tabla de planchar, que de pequeño lo veía como si fuera un castigo, lo abordo de otra manera», desea.
¿Y el resto de agentes de la industria? Promotores, managers, discográficas… ¿qué papel tienen en la conciliación de la vida familiar y la profesional de los artistas? «Creo que se podría hacer más. Pero vamos con décadas de retraso. Todavía se sigue mirando con lupa que haya una paridad en los festivales, por ejemplo. Ojalá esto sea así para luego pelear, a lo mejor, que en los camerinos haya salas de lactancia y una serie de condiciones para las artistas que puedan romper ese estigma que dice que, si eres madre, tú eres la que tienes que cuidarle, pero el padre no, el padre parece que sí se puede ir de gira», remacha Rayden.
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