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Una de las ilustraciones que acompañan a la investigación sobre la Aduana. Luis Ruiz Padrón
La Aduana: el regreso de un icono urbano

La Aduana: el regreso de un icono urbano

Una investigación reivindica el valor social del inmueble de Cortina del Muelle. El jefe de Conservación del Museo de Málaga sostiene que su uso cultural abre la puerta a la recuperación del protagonismo ciudadano del edificio

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Miércoles, 21 de noviembre 2018, 00:33

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No ha pasado tanto tiempo desde que la visita al edificio solía tener tintes, en el mejor de los casos, tediosos. Las imponentes salas de sus pisos superiores eran usadas como despachos administrativos para cuestiones como el servicio militar o su posible aplazamiento, mientras que en a ras de suelo esperaba la comisaría policial, cuyos calabozos recibieron entre otras visitas ilustres la de Frank Sinatra. «En las primeras visitas que organizábamos para el público general, mucha gente creía que se trataba de un edificio construido en los años del franquismo», recuerda el Jefe de Conservación del Museo de Málaga, Ángel Palomares.

Y no. El palacio de la Aduana tenía dos siglos más a sus espaldas antes de verse como sede de la Subdelegación del Gobierno en Málaga. Pero, como matiza el propio Palomares, la imagen de un inmueble cala en el imaginario colectivo en función de su uso (o desuso).Por eso, el especialista reivindica que la transformación de la Aduana en sede del museo provincial abre la puerta a su recuperación como icono urbano y ciudadano.

«Los bienes culturales (...) no se construyen en su completa significación si atendemos sólo a las intenciones de sus creadores y promotores, sino en un análisis más amplio que incluye la recepción que la sociedad en su conjunto posee sobre ellos, es decir, cómo los perciben y valoran», escribe Palomares en la investigación titulada 'La Aduana del mar. Una aproximación histórica a su valor social'. El texto está incluido en el número 44 de 'Cuadernos del Rebalaje' y cuenta con ilustraciones a cargo de Luis Ruiz Padrón.

Justo el palacio de la Aduana acogía ayer la presentación de la publicación editada por la Asociación Cultural Amigos de la Barca de Jábega con la colaboración de la Fundación Unicaja. La ocasión sirvió para que Palomares echase la vista atrás y tomase el pulso de la historia del edificio civil más importante de la provincia. Así, el Jefe de Conservación del Museo de Málaga rememoró cómo la edificación del palacio de Cortina del Muelle está emparentada con el esplendor económico y comercial de la ciudad con motivo del comercio marítimo.

«La construcción de la Aduana se relaciona con la liberalización comercial con las Indias Occidentales en el último tercio del siglo XVIII, lo que insta a la Corona española a la formación de una nueva Aduana del Mar más próxima a la nueva linde portuaria, que felizmente coincide con la liberación de suelo urbanizable tras el desmonte del lienzo murado de Levante», ofrece Palomares.

El edificio sale del ostracismo al que quedó condenado con su uso adminitrativo

Serían los años de mayor esplendor del palacio, mantenido hasta finales del siglo XIX. Entonces llegaría la gran operación urbanística impulsada por Cánovas del Castillo: el alumbramiento del nuevo eje constituido por el Paseo del Parque y la Alameda Principal. «Se ganan terrenos al mar y la Aduana queda fuera de su función marítima, se hace el Parque y cambia el eje administrativo de la ciudad», resume Palomares sobre la actuación que va «orillando» al palacio. Y, casi a modo de puntilla, en 1922 la Aduana sufriría el voraz incendio que arrasó su cubierta de madera. «La Aduana pierde esa función urbana en el siglo XX y la función administrativa la acaba de rematar como agente social», abrocha Palomares.

Llegarán los años menos lucidos del inmueble como edificio administrativo, hasta que la reivindicación ciudadana 'La Aduana para Málaga' logró su objetivo a principios del siglo XX. El Museo de Málaga recuperaba hace dos años la vida cultural en el palacio, que además ha ganado una nueva e impactante cubierta plateada. «Se ha creado una pieza arquitectónica enormemente atractiva y como referente urbano ha recuperado su antaño señorío del XVIII y XIX», cierra Palomares antes de recordar: «Ese papel protagonista es lo que nos estábamos jugando con el proyecto de la Aduana como agente cultural».

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