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El artista Enrique Brinkmanna, ayer, ante dos de las obras de su nueva exposición en la galería Freijo de Madrid. ::

Brinkmann se libera del acero

Exhibe en Madrid su última producción, en la que deja atrás sus mallas metálicas

Francisco Griñán

Miércoles, 15 de marzo 2017, 00:19

Hace sesenta años un joven Enrique Brinkmann protagonizaba su primera exposición individual. Fue en la Sociedad Económica de Amigos del País y el pintor autodidacta todavía andaba transitando por la figuración y el expresionismo. Seis décadas después, el pintor malagueño vuelve a mostrar su producción más reciente. Esta vez en Madrid y bajo el signo de la abstracción, el malagueño sigue indagando en el impacto visual de su obra con Neuroconexiones plásticas, en la que expresa su interés por la hipercomunicación del tiempo actual y en la que llama la atención una ausencia: la malla metálica. Esa rejilla de acero que ha servido de materia y soporte de su obra durante la última década, desaparece para dejar paso a la pintura y el óleo. Una liberación que anuncia que el estilo siempre ha sido un medio, no el fin. Una nueva etapa que se puede descubrir en la exposición colgada en la Galería Freijo de Madrid.

Esa preocupación por el tiempo actual se traduce en lienzos que pueden recordar los bits y el lenguaje de los ordenadores. «La materialización podría parecer informática, pero lo que he tratado de expresar es una metáfora de la modernización», señala Enrique Brinkmann (Málaga, 1938), que añade que esta obsesión por la contemporaneidad ha protagonizado su obra más reciente. Una decena de piezas integran Neuroconexiones plásticas, una exposición en la que el artista reúne trabajos realizados en el último año y hasta comienzos de este mismo 2017. La fuerza plástica vuelve a presidir la obra del pintor que tiene su lectura desde la distancia, aunque conforme nos acercamos al lienzo se descubre que la obra no rompe del todo con lo anterior ya que la malla metálica desaparece, pero su sombra sigue apareciendo difuminada al fondo de la obra.

«Esas retículas que originaban las mallas las he recuperado como si fuera una plantilla, lo que por otra parte da continuidad a la obra con lo anterior», asegura el explorador plástico Enrique Brinkmann que, además de estas piezas al óleo, también ha trabajado la técnica mixta sobre papel y la imagen digital. Así, junto a su reciente producción, la muestra en la galería Freijo, que se puede visitar hasta el 29 de abril, también incluye un dibujo a tinta china del año 1962 (Figura con un grupo de gente) y un óleo sobre malla metálica de 2005 (Agrupamientos). Piezas que dan a la muestra también una mirada retrospectiva puramente testimonial con la que el autor malagueño quiere mostrar la «coherencia» de su obra.

Poseedor de un estilo personalísimo y una trayectoria alejada de modas y tendencias, Enrique Brinkmann, cuya obra forma parte de las colecciones del MoMA de Nueva York o del Museo Reina Sofía de Madrid, representa una de las estaciones imprescindibles para entender la abstracción en España. Después de cuatro años vuelve a exponer en Madrid y espera hacerlo en su ciudad natal, aunque admite que no tiene fechas. «Esta exposición se podría haber inaugurado en Málaga, pero lo cierto es que tenemos muchos museos y pocas galerías», admite el artista que mantiene estudio abierto tanto en la capital de España como en Málaga.

En ese interés de Brinkmann por la modernidad, al autor le preocupa conservar la manualidad del arte en esta época digital. Por ello ha incluido también en la muestra la serie Las manos en un soporte inusual: el CD. Así, la carátula incluye dos pequeños dibujos del artista, mientras que el disco incluye fotos a modo de making off del proceso de creación de las piezas. «Ya no siempre se utilizan las manos para crear y por eso las quería homenajear», concluye Brinkmann.

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