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La obra está inspirada en la historia real del campo de concentración de Theresienstadt.
La obra de teatro que engañó al mundo

La obra de teatro que engañó al mundo

34.º Festival de teatro de Málaga. Atrio representa ‘Himmelweg’, de Mayorga, en el Echegaray

Alberto Gómez

Sábado, 14 de enero 2017, 00:41

Himmelweg significa «camino del cielo», término que se empleaba en los campos de concentración nazis para referirse a la rampa que conducía a la cámara de gas. El eufemismo escondía el paseo del corredor de la muerte, el horror agazapado bajo falsa poesía. El título se revela enseguida como una declaración de intenciones de la obra escrita por Juan Mayorga, puesta en escena anoche en el Teatro Echegaray por la Compañía Atrium. El texto trata uno de los episodios más graves del siglo pasado sin renunciar a la belleza, aunque desde el inicio su autor hace cómplice al espectador de la gran mentira, de que asiste a un decorado de cartón piedra que camufla la tragedia, latente pero escondida durante toda la obra.

Mayorga, uno de los dramaturgos más destacados de su generación, se inspiró en una visita de Cruz Roja al campo de concentración de Theresienstadt en 1944. La maquinaria de propaganda nazi pintó casas, habilitó zonas para jardines, adecentó el terreno y preparó a los prisioneros para que simularan ser libres y aprendieran frases elogiosas hacia sus carceleros en caso de ser interrogados. Funcionaba como Auschwitz pero daba la impresión de ser una idílica colonia judía, tanto que la delegación de Cruz Roja acabó redactando un informe favorable sobre la situación de los deportados. La compañía catalana recrea con acierto el engaño mediante una puesta en escena casi onírica; teatro dentro del teatro, una función cuyas bambalinas están teñidas de sangre aunque las concesiones al dramatismo se limiten al ruido de los trenes que anuncian el terror.

Raimon Molins dirige con tino la obra e interpreta al comandante nazi encargado de elaborar el guión que escenificarán los prisioneros. Su personaje es un hombre preparado que cita a Calderón de la Barca y Spinoza, un barniz cultural que no evita que acabe considerando a los judíos meros muñecos que manejar, una vejación que la compañía representa, y este es probablemente uno de los mayores aciertos de Atrium, a través de marionetas, títeres que sirven como metáfora del trato que los nazis dispensaban a sus prisioneros.

Elenco

La representante de Cruz Roja, interpretada con realismo por Patricia Mendoza, encarna la peligrosa bondad de quien prefiere creer en un mundo de atrezzo antes que atreverse a derribar el decorado para descubrir la verdad. El elenco se completa con Guillem Gefaell, igual de solvente en su papel de líder de la comunidad judía, atormentado por no saber si está trabajando para la salvación de su pueblo o cooperando con los verdugos.

La intención de Mayorga al escribir Himmelweg no era únicamente mostrar las condiciones de los campos de concentración nazis, sino forzar una reflexión sobre la propaganda, sobre una sociedad que oculta a los violentos y manipula a sus víctimas, un juego de máscaras al que contribuyen la política, los medios de comunicación e incluso las entidades sin ánimo de lucro. La notable puesta en escena de Atrium lastra esa posibilidad de arrastrar el texto hasta la actualidad, en parte por cierta tendencia a la redundancia en su acercamiento al metateatro, quizá el único reparo de esta adaptación excelente.

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