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TERESA R. DEL SOL
Martes, 15 de febrero 2022, 00:01
Twitter es conocida por la red social del conflicto y por primera vez en mucho tiempo se ha producido un momento en el que prácticamente todos los usuarios del planeta se han puesto de acuerdo, han contagiado la red con mensajes positivos y han creado una red de apoyo en una aplicación en la que nada más abrirla se respira un clima de tensión y cualquier asunto es motivo de discusión. El último ejemplo, Eurovisión. La pandemia supuso un punto de inflexión para el mundo entero, la crisis sanitaria y el confinamiento que, aunque a diferentes ritmos, vivían todos los países, provocó unión y resiliencia en la distancia y el aislamiento social, al menos al inicio. Un estudio de la Universidad de Málaga ha analizado el papel de Twitter durante el confinamiento en el inicio de la pandemia y muestra el impacto como herramienta a la hora de favorecer conductas de solidaridad, colaboración y resiliencia.
El estudio 'Social Connectivity, Sentiment and Participation on Twitter during COVID-19' ha sido elaborado por Andrea Castro-Martínez, Paula Méndez-Domínguez, Amiris Sosa Valcárcel y Joaquín Castillo de Mesa y ha sido publicado en la revista 'International Journal of Environmental Research and Public Health'. Los autores de este estudio analizaron un total de 176.966 'tweets' desde el 16 de marzo, con el inicio del confinamiento, hasta el 19 de abril de 2020.
Los investigadores que habitualmente trabajan con redes sociales comenzaron a notar un inusual aumento de mensajes positivos, por ello se lanzaron a analizar el contenido de las publicaciones de los usuarios de todo el planeta. Con el confinamiento de la población y todos los establecimientos cerrados, la gente empezó a compartir contenido para poder entretenerse. Uno de los 'hashtag' más usados entonces fue '#quédateencasa'. Los expertos partieron de esa frase para el estudio y su traducción en nueve idiomas más, como inglés, francés, alemán o italiano. «Elegimos de todas las semanas del estudio una muestra y recogimos días aleatorios para que fuesen coincidiendo con la evolución del periodo temporal», explica Andrea Castro.
Para realizar el estudio de una muestra tan grande de tuits utilizaron diferentes algoritmos: de distribución para identificar la conectividad de la red y las comunidades que la conforman, algoritmo de agrupamiento para averiguar el nivel de cohesión y algoritmo de modularidad que detecta las comunidades según sus afinidades. «Recogimos todos los tuits con estos 'hashtag' durante todo el periodo de análisis para ver la evolución, pero claro, como los queríamos analizar a nivel de lenguaje y de mensajes eso lo tuvimos que hacer nosotros. Fueron uno por uno los mensajes a analizar. Entonces determinamos cada muestra, los nodos y los lazos, es decir, la distribución de la red y vimos también los elementos de conexión que había entre los usuarios para poder determinar la comunidad y su tema de conversación. Determinar si los usuarios interactuaron y los temas de los que hablaban», cuenta la experta.
Los resultados mostraron cómo las personas de todo el mundo a pesar de que hubiera muchas comunidades diferentes determinadas, por ejemplo, por el idioma o el lugar donde viven, acababan hablando de los mismos temas y fomentaron la colaboración para salir de esa situación con contenidos de apoyo o entretenimiento. «Las publicaciones fomentaban las conductas positivas en los demás. El sentimiento de solidaridad, de resiliencia es muy interesante porque no era solo con los sanitarios también era con el resto de personas», comenta Andrea Castro.
Los mensajes humorísticos y de entretenimiento son los que más peso tienen, también se dio un fuerte apoyo emocional a través de mensajes de cariño, agradecimiento y aliento. Cabe destacar que acostumbrados a los bulos o 'fake news' no se detectaron una gran presencia de este tipo de tuits en el análisis, explica la investigadora.
Las redes sociales pueden crear conexiones aunque nos encontremos a kilómetros de distancia. Un ejemplo que pone Castro fue cuando en uno de los momentos más críticos del sistema sanitario, una enfermera pidió ayuda para encontrar piso en Madrid porque se trasladaba desde Tenerife para dar apoyo en el Hospital de La Paz. El tuit se volvió viral y enseguida le ofrecieron numerosas opciones donde poder vivir. Muchos propietarios se sumaron a esta iniciativa y ofrecieron también sus pisos para otros sanitarios.
«Es relevante que dentro de un uso tan negativo que hay de las redes sociales y especialmente de Twitter se pueda detectar que si lo usamos bien puede servir para construir, para generar resiliencia, sentimiento de pertenencia para no creer que estás solo realmente. Hay que canalizar esa conversación y que se fomente la resiliencia», concluye la investigadora.
Vislumbrar la luz, serenidad y realidad en las redes sociales cada vez es más complicado. La tensión y la poralización se retroalimenta, la pantalla del móvil o del ordendor sirve de escudo para enfadarse o incluso acosar, algo que jamás haríamos en persona. Pero ya hemos comprobado que es posible ganar al odio con apoyo. Una vista meses atrás puede suponer un punto de inflexión, y este estudio lo demuestra, para escoger otros caminos de comunicación donde prime la empatía y asumamos responsabilidad en el uso de las redes sociales.
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