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La investigadora Carmen Ladrón de Guevara. Alba Tenza

El proyecto que da una segunda vida a los residuos plásticos

Investigadores de la Escuela de Ingenierías Industriales de la UMA lideran 'Marea Plastic', con el que transforman los desechos en nuevos productos con sus propias máquinas

Alba Tenza

Martes, 21 de marzo 2023, 10:02

El plástico se produce de manera masiva cada día, así como sus residuos, lo que se convierte en uno de los focos de contaminación más emergentes. En el fondo de los oceános, en las calles o en el medio ambiente en general están presentes estos residuos. Terminar un yogur y tirar su envase a la basura, ya sea reciclándolo o no, es algo automático. Los contenedores amarillos están listos para recibirle, sin embargo, su camino podría ser otro si se trata del proyecto 'Marea Plastic', financiado en el marco del II Plan Propio de Smart Campus, cuyo fin principal es promover, incentivar, sensibilizar y educar en referencia a proteger el medioambiente y la sostenibilidad, ofreciendo una segunda oportunidad a los residuos plásticos. Los investigadores de la Escuela de Ingenierías Industriales de la Universidad de Málaga Carmen Ladrón de Guevara y Óscar de Cózar son quienes han liderado este proyecto.

La iniciativa surge cuando un grupo de estudiantes acuden a ellos para hablarles del movimiento social internacional 'Precious Plastic', el cual funciona para fabricar máquinas a partir de componentes reciclados que hacen posible que el proceso de reciclaje se pueda dar en un entorno no industrial o privado. De esa forma, se preguntaron si sería posible realizar esa misma labor en el ámbito universitario. A partir de esas máquinas, los investigadores se inspiraron para crear las suyas y a partir de ahí, sin embargo, tras estudiarlas, las han mejorado y añadido alguna nueva. «Las hemos estudiado, mejorado y además, hemos optimizado su funcionamiento de cara al objetivo del proyecto, queremos que no haya una nueva generación de plásticos, sino que se reciclen para seguir produciendo», explica Ladrón de Guevara. En noviembre de 2020 empezaron a fabricar sus primeras máquinas junto a 10 profesores de distintas áreas y alumnos de los Grados de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación, Marketing o la propia Escuela de Ingeniería Industriales.

El funcionamiento

En el aula donde tienen instalado el proyecto se pueden diferenciar cinco máquinas, cuyo funcionamiento en cadena hacen posible esa segunda vida para los residuos plásticos. Todas ellas fabricadas en su mayoría con materiales reciclados y con cajas de protección transparentes «para que se pueda ver qué pasa dentro de ellas», señala Ladrón de Guevara. A la izquierda se encuentran la extrusora y la trituradora; ante ella la bobinadora y a la derecha, la lavadora y la inyectora. El primer paso es recibir los plásticos como botes de lejías, de yogur o botellas de agua, por ejemplo. Se clasifican y se trituran en la trituradora, a la cual han incorporado una balanza para controlar la cantidad de plástico que se va triturando, además de un motor que hace posible su funcionamiento con un sistema de seguridad quepermite el cese de su actividad cuando se levante la tapadera para evitar accidentes.

Entre las máquinas fabricadas por Cózar y Ladrón de Guevera destaca la lavadora convencional que han transformado cambiando su funcionamiento. «Si hay restos de comida o de lo que sea en los plásticos, los introducimos en una malla dentro de la lavadora, cuya diferencia principal es que ahorra agua mediante un filtro que la limpia y la devuelve al depósito», añade la profesora. Una vez lavados los plásticos triturados, se pueden seguir dos vías diferentes. La inyectora o la extrusora. La primera de estas funciona de manera manual, «el plástico se va introduciendo en la máquina para fundirlo y después inyectarlo en un molde», explica Ladrón de Guevara. Entre los moldes que tienen se observa la forma de unos mosquetones, que se han convertido en una de sus primeras creaciones.

Desechos de plástico triturados antes de ser transformados en nuevos proyectos. Alba Tenza

Por otro lado, la extrusora funciona de manera mecánica con un motor. Los moldes de la anterior son de mayor tamaño, mientras que con esta máquina se pueden fabricar o moldear piezas con formas más circulares. En este caso, tal y como aclara la profesora, «un tornillo sin fin hace posible que el plástico se mezcle y se funda». El plástico fundido se pueden introducir en un molde alargado con forma de tubo del que se pueden obtener productos como la pata de una mesa o una silla. Y como con la bobinadora se puede obtener bobinas de de hilo de plástico, las cuales se utilizan actualmente para la impresión 3D.

Economía circular

El equipo de la UMA destaca entre sus objetivos principales del proyecto apostar por un proceso de economía circular, «lo que posibilita que un producto esté en la cadena productiva el mayor tiempo posible», aclara al investigadora. Con esto, se explica cómo el proyecto gira alrededor de cuatro pasos fundamentales. En primer lugar, la recolección por diferentes métodos del plástico que ha sido desechado de manera incorrecta; en segundo lugar, procesar esos desechos limpiándolos, clasificándolos y triturándolos para después almacenarlos y utilizarlos. El tercer paso es dar esa nueva vida mediante el uso de las pequeñas máquinas industriales que han fabricado para transformar el plástico en nuevos productos físicos o materia prima que se pueden donar o devolver a aquellas personas y entidades que colaboren. El último paso es la divulgación, ya que este equipo se dedica a difundir su actividad por Málaga, concretamente en la Universidad, con lo que aprovechan para «concienciar e incentivar el reciclaje ofreciendo productos de nueva vida», añade Ladrón de Guevara.

Entre los objetos creados hasta día de hoy destacan los mosquetones, maceteros, pinzas o ceniceros. Todos ellos surgen de los desechos plásticos que obtienen de donaciones de empresas o entidades colaboradoras, de desgüaces y del almacén de la UMA, ya que se pueden encontrar «cosas que se desechan y que pueden ser útiles», añade. Ejemplo de ello son las chapas del motor de color azul de la trituradora, cuyo color evidencia la segunda vida de este producto reutilizado. Las rejas de esta misma máquina son, por ejemplo, procedentes de las cajas de ratones de los laboratorios de la Facultad de Ciencias de la UMA. Actualmente tienen como objetivo poder crear un laboratorio urbano, lo que consistiría en escoger un medio de transporte como un autobús antiguo o un contenedor grande y utilizarlo para colocar las máquinas en su interior y poder llevar este proyecto más allá. «Es importante que la sociedad sea consciente de que podemos alargar la vida de los plásticos que ya existen», indica la profesora de la UMA. 'Marea Plastic' puede hacer posible esa segunda vida.

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