«En un piso compartido aprendes a desenvolverte por ti misma»

Ainhoa Morales llegó hace dos años a Málaga para comenzar sus estudios en el Grado de Administración y Dirección de Empresas. «Me gusta mucho Málaga para vivir, es una ciudad muy bonita y está cerca de mi casa», dice esta estudiante, procedente de San Pedro Alcántara, en Marbella.

Ainhoa vive cerca de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, en El Ejido, en un piso de tres habitaciones que comparte con dos amigas: María José y Noelia, que vienen desde Jaén y Córdoba, respectivamente.

Además de compartir casa, también tienen los mismos gustos. «Nos llevamos bastante bien, hacemos muchas cosas juntas», dice Ainhoa, que tampoco se queja de la distribución de las tareas del hogar: cada una se encarga de una estancia de la casa durante una semana, como indica el 'planning' que tienen colgado en la puerta de la nevera.

Para Ainhoa, además de ser la opción más barata (el alquiler del piso le cuesta unos 184 euros al mes, más gastos de las facturas de luz y agua), vivir en un piso era la mejor idea para independizarse por primera vez. «En un piso compartido aprendes a desenvolverte por ti misma, y es una experiencia nueva que te sirve a la hora de madurar como persona».

Una de sus compañeras, Maria José, está en la misma clase que Ainhoa, por lo que suelen estudiar juntas. «Nos viene muy bien, porque podemos ayudarnos mutuamente, y así siempre tenemos un hábito de estudio en el piso», explica.

A la hora de cocinar, cada una se hace su propia comida. No faltan los 'tuppers' que les preparan sus madres, aunque a veces hay excepciones. «Algunos días, si nos apetece algo diferente, compramos en común y cocinamos algo para todas».

Ainhoa no duda en cuanto a sus planes para el año que viene: «Quiero seguir en el mismo piso y con las mismas compañeras, yo me encuentro muy cómoda», afirma esta marbellí, que siente Málaga como su segunda casa.