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Corría el año 1981 cuando el salmantino Pedro Gómez y su mujer, Dorit, de origen danés, visitaron por primera vez Aldea Alta, que por aquel entonces era una más de las numerosas cortijadas rurales abandonadas existentes en el extenso término municipal de Vélez-Málaga. Les surgió la oportunidad de comprar la finca, de casi 80 hectáreas de superficie, y las viviendas, que estaban en un estado ruinoso. Vivían en Copenhague y en un principio pensaron rehabilitarlo como centro de descanso vacacional. Tras conocer en Dinamarca en 1984 a uno de los pocos lamas occidentales, Ole Nydahl, comenzaron a profesar esta religión. A los pocos meses lo invitaron a visitar la Axarquía.
Fue ahí cuando surgió la idea de crear un centro budista en aquellos terrenos. Durante tres años trabajaron intensamente en la rehabilitación de parte de las viviendas, que comenzaron a recibir a los primeros visitantes en 1987. Lo bautizaron como Karma Guen. Gómez echa la vista atrás y no puede calcular con precisión cuántas personas han podido pasar por el centro en estas tres décadas. «Miles, a una media de más de 5.000 al año», responde. Tampoco es capaz de concretar cuánto dinero han invertido en la construcción de un complejo religioso que se ha convertido en uno de los más importantes de Occidente dentro de la rama laica del budismo llamada Camino del Diamante, de la tradición Karma Kagyu.
«No ha sido fácil, pero podemos presumir de ser un centro de referencia de la cultura tibetana a nivel mundial», asegura. Tanto es así que es frecuente la visita de Trinley Thaye Dorje, su Santidad el 17.º Gyalwa Karmapa, el jefe supremo del linaje Karma Kagyu del budismo tibetano. La última visita ha tenido lugar este mes, para conmemorar las primeras tres décadas del centro budista veleño.
La construcción del centro Karma Guen se ha llevado a cabo en distintas fases, y aún hoy en la mente de Gómez, de 68 años, sigue habiendo numerosos proyectos para el recinto, que es gestionado a través de una fundación. Así, tras unos primeros años en los que los budistas se alojaban y rezaban en las rehabilitadas dependencias de los cortijos, poco a poco se fueron creando nuevos edificios.
Uno de los más simbólicos y espectaculares es, sin duda, la Estupa de Kalachakra, inaugurada en 1994, edificada bajo la dirección del gran lama Lopon Tsechu Rinpoche. Fue la primera de su clase en Occidente. A ella acuden cada vez más budistas para realizar sus peticiones. Junta a la estupa existen dos pequeñas cuevas «donde la gente se encierra durante días para meditar y vivir experiencias espirituales», dice Pedo Gómez. Posteriormente, se inauguró en 2003 la Estupa de Benalmádena, también de esta misma corriente budista.
Desde 2004, el centro dispone además de una gran ‘Gompa’ o templo para la meditación, en el que se realizan diferentes cursos a lo largo del año. El edificio es una ofrenda al actual Karmapa Thaye Dorje, considerado la reencarnación del 16.º Karmapa, quien murió en 1981. Sólo su construcción supuso una inversión de 800.000 euros.
El pasado fin de semana se inauguró el centro de traducción de textos, la escuela de pintura, el museo tibetano y la biblioteca, con más de 5.000 textos originales. El alcalde veleño, Antonio Moreno Ferrer (PSOE), asistió al acto junto a Thaye Dorje y Gómez. En las últimas semanas más de 3.500 personas, de 62 países, se han alojado en el centro budista, en tiendas de campaña, para participar en los actos del 30.º aniversario.
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Paco Griñán | Málaga
Cristina Cándido y Álex Sánchez
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