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ARANTZA FURUNDARENA
Domingo, 3 de enero 2010, 12:45
«El error es bello», sostiene Rossy de Palma (Rosa Elena García Echave. Palma de Mallorca, 1964). Y lo dice una mujer capaz de hacer de la necesidad virtud y de su propia asimetría, un éxito. Ha trabajado con Almodóvar, ha desfilado para Gaultier y ha cantado en el Châtelet de París, pero hoy está en Private Bazaar, la tienda más original de Barcelona, para presentar su perfume: Rossy de Palma Eau de Protection.
-¿Eau de Protection? ¿No debería ser Eau de Seduction?
-No. Estoy harta de que todos los perfumes se reduzcan a la seducción. Te lo pones y, zas, llega el hombre de tu vida y te rapta. Yo quería devolver al perfume su parte arcaica, como esos ungüentos egipcios que te protegían de lo invisible. Y he tenido la suerte de que Etat libre d'Orange ha puesto a mi servicio a dos de los mejores 'narices' de Francia.
-Que junto con la suya...
-Hacen tres. Sí, me han dicho que podría ser una buena 'nariz'. Por lo visto, tengo facultades como perfumista.
-¿No lo intuía?
-Pues no, pero me ha gustado el halago. 'The New York Times' ha destacado mi perfume como una de las mejores creaciones del año.
-Hábleme de él.
-Lleva vetiver, gengibre, pimienta negra de Madagascar y otras esencias mágicas. También, rosa de Bulgaria y, como toda rosa tiene su espina, unas gotitas de sangre.
-¡Qué gótico!
-Eso es un prejuicio, guapa. Tú llevas mucha sangre dentro de ti y no eres nada gótica.
-¿Es usted más de proteger o de que la protejan?
-Soy mucho de proteger. Pero ahora estoy aprendiendo a protegerme.
-¿De qué?
-De mí misma. Cada uno de nosotros somos nuestro peor enemigo si no nos cuidamos bien. Hay que conocerse y darse lo mejor. Ser tu propio amante, antes que nadie.
-Creía que era usted el paradigma de la autoestima.
-Hay épocas en que no me he protegido como debía y me han podido pinchar. Para mí, por ejemplo, la maternidad fue la puerta a la vulnerabilidad. Ha sido el verdadero conocimiento del miedo. Mis hijos tienen ya diez y once años, pero yo creo que una madre no descansa nunca.
-Una vez me dijo que es duro tirar del carro sola. ¿Sigue así?
-Sigo sola, sí. Soy una madre totalmente soltera.
Como una «niñata»
-¿Qué les pasa a los tíos?
-No lo sé, hija mía. Pero Sharon Stone y yo estamos a dos velas. Aunque te diré que tampoco veo mucha cosa que me guste. Porque yo cuando algo me gusta de verdad voy lanzadísima, no necesito que nadie me empuje. Y ahora, a mis 45, me siento como una niñata. A medida que me va creciendo el pelo, voy cogiendo más fuerza, como Sansón. En cuanto me llegue por la cintura, tiro las columnas (risas).
-¿No teme al rechazo?
-Si un hombre me gusta no tengo miedo, voy 'embalá'. Y si me dice que no, pues tan amigos. A mí me gustan los guapos que no se saben guapos. De todas formas, creo que las mujeres estamos aprendiendo a conocernos. Ahora voy a escribir un libro de sexualidad femenina contemporánea. Somos extranjeras en nuestro propio cuerpo. El sexo nos puede llenar de energía, sin necesidad de ningún hombre.
-Veo que lleva un tatuaje.
-Es el dragón del envase del perfume; la bestia que hay en mí. Soy Dragón en el zodiaco chino y me fascina. Es un monstruo que parece feo, pero luego está lleno de ternura.
-¿Cuántas cosas ha conseguido por la cara?
-Por la cara no. Lo que anima el interior de los seres humanos es lo que tiene de verdad poder, no sólo la carcasa. La llama que enciende mi interior y que sale para fuera es lo que ha hecho que esta cara, con sus pros y sus contras, tire p'alante. Y este culo, también... (risas).
-Usted no se habría operado la nariz, como acaba de hacer Belén Esteban.
-Lo de Belén Esteban es como de ciencia-ficción. La conocí hace años y la respeto mucho. Ha transformado una humillación en un auténtico reinado. A veces, me identifico con ella.
-¿En serio?
-Sí, Belén es una persona que ha sufrido sentimentalmente. Y yo sé lo que es querer mucho a una persona, tener un hijo con alguien, y que te traten mal o no te cuiden. Te sientes muy sola y muy abandonada. Además, ella es otra de las que dicen si no quieres taza...
-Taza y media.
-Exacto. Esa ha sido mi postura. ¿No queréis taza? ¿No os gusta cómo soy? Pues más me voy a reafirmar en mí misma.
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