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Martel participó en la pisada de la uva. / ÁLEX LOBERA
Pisoteo al ritmo de verdiales
MÁLAGA

Pisoteo al ritmo de verdiales

Pan recién salido del horno y vino hecho con las uvas del año anterior. Los Montes de Málaga vivieron ayer una fiesta con sabor añejo

M. CARMEN ESPAÑA

Domingo, 27 de septiembre 2009, 04:09

El calendario marcaba el 26 de septiembre de 2009, pero el tiempo parecía haber retrocedido varios años. Sin cobertura de móvil y degustando los manjares que ofrece la madre naturaleza, decenas de familias disfrutaron de la decimonovena edición de la Fiesta de la Vendimia. Un evento que la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía organiza con el objetivo de poner en valor el patrimonio del Parque Natural de Los Montes de Málaga.

Así, el Ecomuseo Lagar de Torrijos se convirtió en el escenario perfecto donde recuperar tradiciones, como la pisada de la uva o la elaboración del pan artesano. Costumbres que se celebran desde antaño como colofón final a una dura temporada de vendimia. «Cada año se acercan a la fiesta unos 400 usuarios habituales del Parque», afirmó la delegada provincial de Medio Ambiente en Málaga, Remedios Martel, quien se atrevió a calzar alpargatas y a danzar sobre las uvas a ritmo de verdiales.

La panda de Los Montes se colaba por cada rincón del lagar animando a los visitantes a bailar y a acercarse a la auténtica protagonista de la jornada: una prensa de 1843. En ella, se volcaron 400 kilos de uvas, entre las recolectadas en la zona y las originarias de la comarca de La Axarquía. «Una vez que se pisan, se guardan en capachos de esparto y se prensan», explicó Francisco Molina, un guarda forestal jubilado que no falta un año a esta celebración.

Desde primera hora

Otro habitual de este evento es Paco Rodríguez. Ayudado por toda la familia, llegó al lagar a las 7.30 horas para preparar el pan cateto del desayuno. «El truco está en usar harina recia, amasar a mano y cocer en el horno de leña», comentó una de las hijas del panadero. El café lo pusieron los jubilados de la Asociación de Amigos de los Montes, quienes también elaboraron la paella que acompañó al vino elaborado con las uvas moscatel pisadas el año anterior.

Todo un lujo que bien conoce Antonio Sánchez. «Me crié en una finca vecina y todo esto me encanta», decía, sin perder de vista a sus nietos Adrián, José Francisco y Daniel. Dignos continuadores de una fiesta con sabor a tradición.

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