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CITA EN EL SUR

El futuro no existe

PABLO ARANDA

Jueves, 3 de septiembre 2009, 03:55

TODAVÍA queda. El futuro está lejos. 2001 no fue la odisea del espacio, o sí, pero nos dio igual, ya estábamos con Matrix y con Minority report, pensando en nuevas odiseas que apenas nos sorprenden. Con Children of men. Sabemos que casi todo es posible, o lo será. Para ser conscientes de los cambios recordemos septiembres de hace muchos años. Si pensamos en los medios materiales que contábamos en el colegio hace sólo veinte años podríamos morirnos de risa, o de pena. El futuro era esto, pero no hemos llegado tan lejos. Tanto ordenador (atención, pregunta: ¿a qué edad tecleó por vez primera en un ordenador?, ¿cuándo en uno portátil?, ¿cuándo tembló por primera vez su ingle con el temblar de su teléfono móvil?), tanta conexión a internet (carísima), tanto de todo y ahora va el diario As y lo que ofrece a sus lectores es un póster a tamaño real de Cristiano Ronaldo. Un euro y cinco cupones. Al que lo compre es para darle un euro y cinco capones. En algún sitio ya hay una revista con pequeñas pantallas que se activan al pasar la página y sale un señor contándonos algo (el futuro más fantástico será cuando podamos meterle a ese señor de la pantalla un dedo en el ojo y le duela, se acabará el estrés, o cuando el personaje del dibujo del gran Idígoras nos comente los chistes). Pero una foto de Cristiano Ronaldo a tamaño natural, dios santo (¿dios santo?). Qué miedo entrar en la noche oscura en el cuarto del niño y toparnos con esa carita de niño malo que quiere ser bueno. Mirándonos desde arriba. Si el futuro estuviese realmente aquí no ofrecerían esa foto enorme. En el futuro nos ofrecerán un Cristiano Ronaldo en tres dimensiones del que acabaríamos hartándonos y dejaríamos junto a un contenedor. Las calles de las ciudades como pasillos de un museo de cera. O poder comprar muñecos tridimensionales de rostro y torso modificables. Los jugadores del equipo rival con obesidad mórbida. Una reproducción de nosotros mismos en una ventana, un chollo anti cacos. Nosotros sin barriga, con los pectorales de Tarzán.

Todo esto viene porque el futuro siempre llega en septiembre. A finales de agosto se cierra el paréntesis). La brisa nos coloca a cada uno en nuestro lugar. El lugar suele ser el puesto de trabajo. Encabezamos la lista (o si apostamos por los anglicismos: lideramos el rankin) de desempleo en la Unión Europea y resulta que el 60% de los trabajadores al llegar septiembre se deprimen, ahora que habría que celebrar lo que haya. Virgencita, que me quede como estoy. En el trastero de la casa una reproducción del jefe. El psicólogo nos dirá: tres tortas al levantarse, dos después de comer y un par de patadas al acostarse, verá cómo se siente mejor. Están enfocando mal el futuro. No queremos más formas de ver la televisión, ya pensando no en la TDT que viene sino en la siguiente, queremos muñecos tridimensionales de nuestros personajes favoritos. Un Pedro Almodóvar de gomaespuma a tamaño natural. Toma mamá, felicidades, para que no te sientas sola. Los domingos iremos a verla, pero mientras tanto con su Pedro para arriba y para abajo. Y cuando te hartes lo bajas al contenedor. Regresar del trabajo (en el futuro) y las aceras llenas de Pedros Almodóvar. El callejón de los horrores. Con todos mis respetos. O con algunos. Ya nos pondremos trágicos en el próximo artículo.

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