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Francisco recibe el apoyo de su hermano Ismael. / A. F.
«Sé que he vuelto a nacer tras caer ochenta metros al vacío»
MÁLAGA

«Sé que he vuelto a nacer tras caer ochenta metros al vacío»

Francisco Cortés aún se sorprende de tener solo una fisura en la cadera después de haberse precipitado desde el Caminito del Rey cuando este se «deshizo» bajo sus pies hace poco más de una semana

CARMEN MARTÍN

Martes, 9 de junio 2009, 03:29

En los tres o cuatro segundos que duró la caída sólo le dio tiempo a pensar en una cosa, que si moría fuera «lo menos doloroso posible». Francisco Cortés, a sus 24 años, sabe que ha vuelto a nacer después de caer al vacío de una altura de unos 80 metros al ceder bajo sus pies un tramo del Caminito del Rey mientras regresaba por la pasarela de hacer escalada y prácticas en vías ferratas con otros cuatro amigos de su pueblo villanovense y del vecino Humilladero. «Esto es como un nacimiento», exclamaba ayer aún convaleciente. La caída tan sólo le produjo una fisura en la cadera, pese a que los primeros avances médicos apuntaron a un estado de gravedad y varias fracturas en las piernas, por eso todavía tendrá que estar unos días más en reposo antes de caminar.

Apenas ha pasado algo más de una semana desde que ocurrió aquel «percance» el pasado 31 de mayo y el 2 de junio ya estaba en su casa. Él iba el primero del grupo sobre la senda del Desfiladero de los Gaitanes, ubicado entre Álora y Ardales. «Esa zona la estábamos empezando a asegurar con cuerdas para que la gente pudiera pasar sin peligro, pero como se nos hizo tarde ese tramo no nos dio tiempo. Así que íbamos andando y de pronto se deshizo», recordaba ayer Francisco sin perder en ningún momento la sonrisa, pese al tercer gran susto de su vida, ya que también ha tenido dos accidentes con un quad y un coche sin que le ocurriera nada.

«Cerré los ojos»

«Lo único que me acuerdo es que pegué con una pequeña repisa de la pared primero y luego cerré los ojos. Gracias a la mochila y la velocidad del agua, con un metro de profundidad, no golpeé con el fondo del río porque caí de espalda. Mi primer pensamiento fue: 'yo me he muerto porque esto es imposible'», relató. Como pudo llegó a una zona mansa y esperó a que bajara uno de sus compañeros, Juan Durán, por una cuerda y lo izara a una roca. Por más que Francisco le pedía agua, a Juan no le daba miedo que tuviese algún daño en los órganos internos.

Así esperaron a que llegasen efectivos del Equipo de Rescate Especializado de Intervención en Montaña (Ereim) de la Guardia Civil, que finalmente pidieron un helicóptero del Grupo de Rescate y Emergencias de Andalucía (Grea) para que lo trasladasen al Hospital Clínico de Málaga ante la aparente gravedad de Francisco y la dificultad de acceso a la zona, ya que los agentes tuvieron que pedir a Adif que aminoraran la velocidad los trenes de cercanías para poder llegar hasta el barranco en el que cayó por las vías del tren.

«Dicen que estuve allí dos horas y se me pasó como si fuese media. Sólo quería salir de allí y cuando llegué al hospital y empezaron a hacerme veinte pruebas el traumatólogo me decía: 'no me puede creer que desde donde te has caído no tengas nada'», afirmaba aún sorprendido de que no sufriese apenas daños, ni siquiera cuando la fuerza de las aspas del helicóptero arrojaba piedras mientras el Ereim y su amigo lo protegían.

Preventa de profesión y aficionado a la escalada desde hace dos años, Francisco estaba acostumbrado a pasar por la pasarela, de la que afirma que no está prohibido su acceso sino que sólo hay un cartel que advierte de que si le ocurre algo al viandante es bajo su responsabilidad. Por esa zona del Caminito del Rey no sabe si volverá a pasar, pero por otra «seguro que sí». «¡Tiene más valor!», confesaba por detrás su hermano pequeño, Ismael.

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