Rodríguez: "Siento un pellizco en el estómago que me dice que ser malagueño es algo muy grande, lo que siento es amor"
"Viva la feria". 2002
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Viernes, 25 de julio 2008, 14:09
Perdonar mi silencio, pero llevo días pensando cómo sería el momento en que me asomara a este balcón y os viera, esperando escuchar las palabras de este humilde malagueño, pues bien, ahora sé lo que se siente. No os lo puedo expresar con palabrassiento un nudo en la garganta. Un pellizco en el estómago que me dice que ser malagueño es algo muy grande, lo que siento es amor. Ahora comprendo que ser pregonero en Málaga es un acto de amor puro. Es mirar a tu madre a los ojos y decirle gracias por todo lo que me has dado.
Lo mío nunca fueron las palabras, sino manifestarme con mi juego en una cancha de baloncesto, pero esta noche intentaré hacer un esfuerzo para abriros mi corazón y deciros a la cara, ahora que tengo la oportunidad, que os quiero. Quiero decirle a Málaga y a su gente muchas cosas. Como que esta noche, Nacho Rodríguez es la persona más feliz de la ciudad y lo soy porque me siento querido. Percibo un amor que se siente y se necesita en la distancia. Y es esa distancia la que te enseña a valorar las pequeñas cosas cotidianas.
¿Por qué será que el ser humano no sabe lo que tiene hasta que no lo posee? ¿cuándo estaremos capacitados para llegar a ese punto de sabiduría sin tener que pasar un proceso doloroso para comprender lo maravilloso del día a día?
La distancia es también soledad y esa soledad, a nivel personal, me trasladaba en un viaje obsesivo a mis rincones favoritos de mi Málaga. No podéis imaginaros en cuantas ocasiones he revivido el trayecto que, durante mi infancia, hacía desde el colegio San Estanislao en El Palo hasta el Limonar, pasando cómo no por Pedregalejo y el Paseo Marítimo. Recuerdo que ya de pequeño, cuando volvía del colegio, me sentía atrapado por la luz de esta maravilla que es nuestro paseo marítimo, a veces incluso llegaba tarde a casa porque pasaba el tiempo con la mirada perdida en el horizonte del mar Mediterráneo. Supongo que algo así les ha pasado a tantos artistas, poetas y gentes de la cultura y el arte que un día pasearon por ese mismo sitio, quedando atrapados en Málaga como si de una tela de araña se tratase, porque bien es cierto que al que cae atrapado por el encanto de Málaga le cuesta mucho irse. Y yo os pregunto, ¿acaso se vive mejor en alguna otra parte del mundo?
También en mi soledad he recordado los dorados atardeceres de la calle Victoria cuando iba a entrenar al colegio Maristas donde el ruido de los chiquillos, jugando en el patio, me llegaba con tal realismo que parecían que estaban junto a mí. Tan sólo con cerrar los ojos podía pasear por calle Larios aunque el sonido de mis suspiros me devolvía a la realidad, he soñado infinidad de veces con sentarme frente al mar con un buen libro y dejar el mundo pasar ante mí. Esas son cosas que sólo se pueden hacer en Málaga.
Pero lo que la distancia no me ha quitado es poder presumir de unos placeres que sólo una ciudad como Málaga puede ofrecer, y que me hacen sentir orgulloso de la tierra en la que nací.
A lo largo de mi trayectoria como deportista profesional he vestido diferentes camisetas, pero hay una que nunca ha cambiado de colory es la de Málaga que llevo en mi corazón.
Es por ello por lo que quiero también aprovechar este pregón para hacer un personal y público homenaje a tantos deportistas malagueños que viven lejos de su tierra pero en la que no dejan de pensar ni un solo segundo de sus vidas. Yo no soy más que un mero estandarte de tantos otros que se esfuerzan por llevar, con orgullo, el nombre de Málaga por el mundo. Me refiero a personas como Fernando Hierro, María Peláez, Miguel Ángel Jiménez, Basti o Antonio Carlos Ortega entre otros muchos, deportistas que por encima de todo proclamamos a los cuatro vientos nuestro malagueñismo. A todos ellos mi recuerdo junto a mi más profundo respeto y admiración.
No quiero dejar pasar la oportunidad de mencionar a dos equipos que, en los últimos años, no hacen más que darnos alegrías y motivos para soñar despiertos. Me refiero al Málaga CF y al Unicaja. A ambos, gracias por hacer realidad ese tópico de que en el mundo del deporte el sur también existe.
Os confieso que, mientras escribía estas líneas, también se me vino a la cabeza el nombre de otra persona a la que le hubiese gustado pregonar nuestra feria. Otra persona a quien la distancia le enseño a amar su tierra y a valorar esos pequeños placeres que nos ofrece el estar en tu ciudad junto a los tuyos. Me refiero a Juan Gómez Juanito. Seguro que desde el cielo, y con su particular sentido del humor estará disfrutando con el sufrimiento de este humilde malagueño, empeñado en compartir sus sentimientos con los miles de amigos que han venido a oírle al paseo del parque. Gracias Juan por todo lo que nos distes y por ser como eras.
A mis compañeros de selección, a quienes les agradezco de corazón que hayan querido compartir conmigo el día más feliz de mi vida, y que saben lo que es echar de menos a su gente y a su tierra en la distancia, para ellos también mi particular homenaje. No podéis imaginaros la alegría que me llevé cuando me anunciaron que el lugar de concentración para el equipo nacional sería este año Málaga. Entrenar en un lugar mágico como éste, seguro que nos dará fuerzas para hacer algo grande en el mundial de Indianápolis. También sentí una enorme emoción al entrar en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena, ¡qué nombre tan bonito para un lugar en el que se practica la paz!, porque el deporte es un acto de paz entre personas. Desde aquí mi cariño a su familia a la que tuve la suerte de conocer y aunque ellos no lo sepan, su actitud ante la vida me ha enseñado muchas cosas.
Estamos a punto de ver los fuegos que dan luz a nuestra feria de agosto. A la memoria me vienen los recuerdos de hace unos años cuando asistía a los toros en la Plaza de la Malagueta o cuando paseaba por la calle Larios o el Real de la Feria, respirando esa alegría de vivir y esa hospitalidad de la que podemos presumir los malagueños. Porque poseemos la inmensa fortuna de tener la mejor fiesta del mediterráneo y ello es gracias sencillamente a todos vosotros.
El turismo es la base de la economía de la Costa del Sol y los malagueños hemos entendido ese matiz sin que nadie nos haya tenido que explicar nada, el malagueño sabe que su sonrisa y su carácter son algo fácil y bonito de dar y a cambio nuestra ciudad recibe los elogios de las personas llegadas de los más recónditos rincones del planeta. Todo el mundo que viene, quiere repetir al año siguiente y ello es gracias a que los hacemos sentir como en su propia casa desde el mismo instante en que pisan nuestra tierra.
Yo mismo he sido testigo de las reacciones de las personas que en innumerables viajes alrededor del mundo me preguntaban cuál era mi país y ciudad de origen. Todos, sin excepción, mostraban un gesto de exclamación cuando oían el nombre de España, pero cuando posteriormente escuchaban de mis labios la palabra Málaga, la exclamación se tornaba en suspiro. No podéis imaginaros cuantas personas en todo el mundo suspiran por conocer alguna vez nuestra tierra. Podemos sentirnos muy orgullosos y somos muy afortunados porque nosotros sólo necesitamos cada mañana abrir nuestra ventana para ver lo que otros sueñan tener cada día de sus vidas.
El carácter de la persona nacida en esta ciudad le convierte en un servidor del prójimo y la feria en un servicio continuo hacia el otro. Gracias Málaga por darnos esta personalidad y esta forma de ser de la que tanto podemos presumir.
Recuerdo que hace algunos años, mientras paseaba por el parque, observé a un anciano que entre calada y calada a su consumido cigarrillo, lanzaba al aire una sonora carcajada. Atónito pensé que se había vuelto loco, me senté a su lado y le pregunté que es lo que le causaba tanta risa, y me contestó "llevo viviendo toda mi vida en el lugar al que vienen a pasar sus vacaciones los ancianos de toda Europa". Y eso es lo que nos hace diferentes, saber que vivimos en un paraíso con nombre de mujer.
Que este pregón también sirva como mensaje para quienes año tras año se epeñan en comparar la feria de Málaga con otras, a todos ellos, les aconsejo que no malgasten su tiempo porque la feria de Málaga es única e inigualable.
Ya tengo ganas de ir a esa feria del centro donde se respira el malagueñismo puro en su esencia o ir al Real de la feria y poder bailar esos maravillosos verdiales. Creo como malagueño que tenemos que reivindicar el baile de nuestra ciudad y estar orgullosos de ello, como estamos de tantas y tantas cosas que Málaga nos da.
Por todo esto y desde la oportunidad que me ha dado nuestro alcalde, Francisco de la Torre, lanzo un brindis porque esta feria siga creciendo imparablemente como lo esta haciendo y otro brindis por todos vosotros, para que sigáis siendo de la misma manera que os dio Málaga al nacer.
Por ultimo, agradecer desde lo mas profundo de mi corazón al alcalde la oportunidad de poder expresar mis sentimientos y lanzar un grito bien alto:
VIVA MALAGA
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