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ROCÍO HEREDIA
Jueves, 13 de diciembre 2007, 02:22
Conocer las causas de la obesidad infantil, su prevalencia en Cádiz y las posibilidades de frenar su avance progresivo son algunos de los objetivos del estudio que en estos momentos desarrolla el profesor José Luis Lechuga Campoy, jefe clínico de Endocrinología Pediátrica del Hospital Puerta del Mar. Se trata del primer trabajo de este tipo que se realiza en la provincia y, aunque aún no se conocen sus conclusiones, servirá para aportar luz sobre el fenómeno del sobrepeso infantil, una auténtica «epidemia» de graves consecuencias sanitarias. El doctor Lechuga habló sobre este tema pero también de otros problemas endocrinos, como el crecimiento y las alteraciones de la pubertad, durante el curso que impartió hace unos días en el Colegio Médico de Cádiz.
-¿Cuáles son los principales problemas endocrinológicos que padecen los niños gaditanos?
-Hay muchísimos problemas de tipo endocrino. Uno de ellos es la epidemia del siglo XXI, la obesidad, que provoca alteraciones en el metabolismo del niño, el llamado síndrome metabólico, con alteraciones importantes que se reflejan en la vida adolescente y adulta, como los problemas en la secreción de insulina, que pueden dar lugar a la diabetes, la hipertensión, los problemas cardiovasculares y el colesterol. Parece que sólo miramos el sentido estético de la obesidad y a los médicos lo que nos preocupa es la salud.
-¿Cuáles son los factores que motivan la obesidad infantil y qué hace que continúe en aumento?
-La obesidad exógena se da por un exceso de consumo y un déficit de gasto. Se come mal, se gasta poco. Estamos acostumbrados a un tipo de vida sedentaria, los niños acuden poco a jugar a la calle y sólo hacen ejercicios con los dedos para jugar a la playstation y cambiar los canales de la tele. El ejercicio que hacen es el sillón y no gastan, y, si no gastan calorías, acumulan. Se dan a la vez dos procesos: comer mal -sobre todo comidas basura que tienen una gran cantidad de calorías vacías- y no gastar energía, con lo cual el incremento en las cifras de la obesidad es cada vez mayor. Se precisan muchas líneas de actuación para enseñar a comer a la población. Hay que enseñar un nuevo modo de vida y hacer ejercicio. En la última encuesta nacional sobre obesidad infantojuvenil, el estudio Enkid de 2001, realizado en personas de 2 a 24 años, se concluyó que la prevalencia de la obesidad en esta población era del 13,9% y casi un 12,5% de sobrepeso. Es un dato realmente alarmante. Los endocrinólogos pediátricos tienen mucho que decir y la sociedad mucho que prevenir.
-Se conocen las consecuencias que la obesidad infantil puede acarrear en la edad adulta, pero ¿cómo afecta el sobrepeso a la salud del niño?
-La más importante es la aparición del síndrome metabólico, la regulación de la insulina con la posible aparición de diabetes, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y los trastornos vasculares. Tiene muchas consecuencias negativas el mantener el exceso de peso, además de las repercusiones en el aparato locomotor, como las rodillas en equis y los pies planos. Son niños que, como tienen un exceso de peso, se cansan antes al correr y se sientan, con lo cual aumenta su sedentarismo. Si están en casa todo el tiempo, la única satisfacción que tienen es la comida. Hay obesidades que tienen su origen en otras enfermedades, pero son sólo un 5%. El 95% restante es por un exceso de alimentación.
-¿Cree que los padres han tomado ya conciencia de la magnitud del problema?
-Durante la realización de nuestro estudio sobre obesidad infantil en Cádiz hemos ido a muchos colegios a hacer encuestas y hemos mandado cartas a los padres para hacer charlas informativas colectivas e individuales sobre cada niño. Y la sorpresa que nos hemos llevado es que en la mayoría de los colegios no ha ido ni un 10% de los padres de los niños con sobrepeso a los que enviamos la carta. No quiero decir que haya desinterés ni desinformación. Pero por qué no acudieron no lo sé, probablemente los padres acuden con sus hijos a su pediatra de atención primaria, pero hay que concienciar mucho más a la familia. Esperemos que este mensaje vaya calando en la sociedad. No hay que olvidar que la obesidad es una malnutrición por exceso, la malnutrición de los países desarrollados.
-¿Cree que sería necesaria una mayor vigilancia médica de los menús escolares?
-No conozco todos los menús escolares y supongo que estarán valorados por un médico y un nutricionista. Lo que sí puedo decir es que cuando mando un régimen adecuado a un niño hay que huir de dietas muy restringidas como las dietas disociadas, porque hay que tener en cuenta que el niño tiene que crecer y que hay que aportarle la energía necesaria para el crecimiento. Pero hay que regularle la alimentación, nosotros recomendamos la dieta mediterránea, y sé que en los colegios se recurre a este tipo de dieta.
-Parece que los nuevos hábitos de vida y alimenticios van en contra de ese tipo de dieta. ¿Cree que es posible, en este panorama, controlar el avance de la obesidad?
-Hay que hacer una gran propaganda en este sentido, hay que enseñar a comer y a adquirir otros hábitos de vida. Hay que aprender a andar como mínimo una hora diaria y quitar horas a la televisión. Es verdad que los niños tienen que estudiar, pero la salud está por encima de todo y los padres tienen que poner estas cosas en una balanza. Los niños deben tener horas de ocio para gastar energía.
-¿Cuál sería el mejor regalo para estas Navidades?
-No quiero que me peguen los de la play, pero un balón, unos patines, una bicicleta o unas zapatillas de deporte, porque los niños tienen que comer mejor y gastar las suelas.
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