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EFE
Domingo, 16 de septiembre 2007, 04:17
El calentamiento global lleva tiempo dejando huellas palpables en todo el planeta. Una de las últimas consecuencias del cambio climático va a tener consecuencias en el mundo de las comunicaciones y el comercio marítimo. Y es que el deshielo causado por el calentamiento del globo terráqueo ha provocado que se convierta en navegable, por primera vez, la llamada ruta del noroeste, que une los océanos Atlántico y Pacífico a través del Polo Norte, según las observaciones efectuadas por los satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Las observaciones espaciales de la masa polar, iniciadas hace casi 30 años, nunca habían registrado que la ruta del noroeste estuviese abierta para la navegación, puesto que estaba congelada.
Imágenes de satélite
Las imágenes enviadas por el satélite Envisat de la ESA han permitido ahora constatar que la reducción de la masa de hielo en el Polo Norte, ligado al calentamiento climático, permiten que ese paso sea navegable.
Así, el Estrecho McClure se convierte en la ruta marítima más directa entre Europa y Asia. Este paso está totalmente abierto desde el pasado mes de agosto.
Los expertos de la ESA destacan la aceleración que el deshielo ha sufrido en los últimos diez años y recuerdan que los expertos de la ONU en cambio climático auguraron que, al ritmo actual, el océano Ártico se quedaría sin hielo en 2070.
La observación espacial también ha permitido detectar que la ruta del noreste, que bordea la costa de Siberia, se encuentra todavía bloqueada pero con una masa de hielo muy inferior a la de años anteriores.
A la vista de la evolución del deshielo, los expertos creen que el paso del noreste podría abrirse antes de lo calculado inicialmente. Hasta ahora, la menor masa de hielo del Polo Norte había sido registrada en 2005, pero entonces no se vio abierto el paso del noroeste.
Control por satélite
La ESA observa desde 1978 la masa de hielo de los Polos, difícil de calcular sobre la superficie de la Tierra pero posible gracias a las imágenes enviadas por los satélites.
En 2009, la Agencia Espacial Europea tiene previsto lanzar el satélite CryoSat-2, dedicado a la observación de la criósfera, la parte de la corteza terrestre en la que se forma el hielo, para controlar mejor la pérdida de masa de hielo en los Polos.
Y es que según los últimos estudios, el hielo del Ártico ha disminuido un 40% en los últimos 30 años. Además, la masa de hielo del océano Ártico presenta ahora el mayor desgaste desde el año 1979, habiendo perdido 240.000 kilómetros cuadrados desde 2005, según un informe realizado por la expedición Polaris que ha estudiado la región a lo largo de un mes.
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