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LA TRIBUNA

Calumnia, que algo queda

Aquí lo que va a pasar es que si no tratan de enmendar lo que hicieron y que aún podrían hacerlo, va a ser cierto lo que decía El Quijote -«El hacer bien a los villanos es echar agua al mar...»-, pero ya está hecho, paciencia y a escarmentar desde aquí en adelante

FERNANDO DE LA TORRE DEZA

Miércoles, 12 de septiembre 2007, 04:25

RESULTA que un juez dicta una resolución que desconocemos su exacto contenido -al parecer relativa a la custodia de las hijas a favor de su padre y no de la madre, vista su opción sexual- por lo que omitimos toda valoración ya que, aparte de que no es el objeto del presente escrito, no somos quienes para tal cometido, y se afirma que con ello quiebra la confianza de los ciudadanos en los tribunales; sin embargo resulta que se publica una noticia relativa a la conducta de unos magistrados con ocasión de unas invitaciones de una empresa inmobiliaria-publicación que se hace aún a sabiendas de que no era cierta- poniendo en consecuencia en la picota a personas con nombre y apellidos, y aquí no pasa nada.

Ante esto lo único que se hace es abrir unas diligencias informativas por el órgano encargado de la inspección de los tribunales, corroborar lo que los medios de comunicación ya sabían cuando deciden publicar la noticia, es decir que lo que se publicaba era inveraz, archivar las actuaciones y aquí paz y después gloria; el calumniador ha logrado lo que pretendía. La maledicencia ha vuelto a triunfar.

Aunque no es difícil llegar a probar quien pudo ser el autor de lo ocurrido -si bien los afectados no vamos a poder hacerlo, pues nuestros medios como particulares son escasos e insuficientes, y quien pudiese hacerlo nos tememos que no lo hará- ignoramos el fin que perseguía con esa maniobra que por cargada de vileza es propia de la canalla, tal vez manchar a la judicatura por si llegado el caso de un movimiento 'manos limpias', como ocurrió en Italia hace años, la magistratura carezca de fuerza moral, tal vez preparar una disculpa, por si llegado el caso, al final todo se desinfla o tal vez porque sencillamente algunos en su ponzoña y desde su degradación moral son incapaces de pensar que aún hay gente honrada.

No lo sabemos, y es que el problema está en que es difícil introducirse en la mente retorcida y maliciosa de alguna gente, por lo que a esos, a quien o quienes decidieron filtrar a los medios de comunicación la noticia, el desprecio.

Pero resulta que el problema principal no se acaba ahí, porque de nada hubiese servido la maniobra si dichos medios de comunicación se hubiesen comportado como era de esperar en ellos; porque los medios que lo sabían, y algunos lo sabían con anterioridad a la publicación de la noticia, que era falsa, porqué se prestaron al juego, ¿es que vale mas el escándalo que la verdad?, y los que no lo sabían ¿ por qué no se molestaron en contrastar siquiera la noticia?, ¿ por qué se aventuraron sin mas a publicar nombres y apellidos, manchando el honor de unas personas para las cuales, ese es su principal patrimonio?, ¿es que estamos en una sociedad en la que el mercado está por encima del honor?, ¿ por qué en otras ocasiones acuden a solicitar información y esta vez no lo hicieron?.

Y no digamos de algunos que van de intelectuales y que, bien con micrófono, bien con la máquina de escribir, colaboraron con artículos de opinión a extender el libelo y a aumentar la difamación, actuando como una verdadera fanfarria o lo que es peor como una vulgar claque; si su rigor intelectual es ese, poco o nada queda por hacer y menos por salvar. Su intelecto, como un acto reflejo, no pasa por el cerebro.

Aquí resulta que lo que ha pasado es sencillamente que se ha vilipendiado a unas personas que se han limitado a trabajar honradamente y desde siempre por el bien de todos y nadie va a tener el valor moral de reconocer su error y reponer su prestigio; aquí lo que va a pasar es que si no tratan de enmendar lo que hicieron, y que aún podrían hacerlo, va a ser cierto lo que decía El Quijote «el hacer bien a los villanos es echar agua al mar », pero ya está hecho, paciencia y a escarmentar para desde aquí en adelante.

Aquí lo que pasa es que si un juez dicta una resolución que se dice cuando menos desafortunada, quiebra la confianza de los ciudadanos en los tribunales de justicia, pero cuando se publican noticias faltas de toda veracidad lo que resulta es que quiebra la confianza de los ciudadanos en los medios de comunicación porque ¿cómo creer en lo sucesivo lo que digan de los demás cuando lo que se dijo de algunos era falso?.

Aquí lo que pasa es que nadie va a tener la honradez y el valor de reconocer su error y así tratar de reponer la fama pública de unas personas que si algo han hecho es precisamente no dejarse tentar por otros.

Aquí resulta que si no reaccionamos todos, los afectados, los medios de comunicación y la ciudadanía, el calumniador, logrado su objetivo y crecido en la victoria, seguirá actuando y todos a perder.

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