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MONTSE MARTÍN
Miércoles, 15 de agosto 2007, 03:54
El misterioso crimen de un guarda en una urbanización de Rincón de la Victoria en 2004 ha dado un paso más. La Fiscalía de Málaga ha formulado ya acusación contra cuatro hombres, uno como ejecutor material del crimen y los otros tres como inductores. Entre ellos se encuentra el abogado que iba a representar a la mujer del fallecido en el juicio cuando fue detenido por la Guardia Civil el pasado mes de febrero. El fiscal pide 18 años de prisión para cada uno de ellos por asesinato.
Según el relato de los hechos que realiza el Ministerio Público en su escrito de acusación, Yuneo L. C., con numerosos antecedentes penales y conocido en ambientes policiales como el 'ladrón fantasma' -se ocultaba con una sábana para robar en garajes-, se prestó a acabar, a cambio de dinero, con la vida José Antonio O. S., a los otros tres acusados, el abogado Martín Eliseo R. B., José María H. J. y Luis F. R., estos dos últimos «ávidos de vengar ciertas afrentas y ataques personales». La promesa de entrega de «honorarios» antes del encargo y la entrega efectiva del dinero después de ejecutarlo, la efectuó el letrado que, según el Ministerio Público, estaba interesado también por razones personales, que no se han podido concretar, en eliminar a José Antonio O. S.
Por la espalda
Así, la madrugada del 15 de noviembre de 2004, Yuneo L. C., sabedor de que su objetivo prestaba servicios como vigilante nocturno en la urbanización Lomas del Golf, en Rincón de la Victoria, se apostó en un lugar donde no podía ser visto por su blanco, disparó a José Antonio O. S. por la espalda. Los proyectiles alcanzaron a la víctima en la cadera y el glúteo y le rompieron la arteria ilíaca lo que le provocó la muerte por shock hipovolémico.
El pago del 'servicio' se ha efectuado de manera fraccionada en el tiempo, afirma el fiscal. Así el abogado Martín Eliseo R. B. entregó al menos 6.000 euros a Yuneo L. C. y se había comprometido a pagarle otros 4.500 que no se llegaron a pagar porque se produjo su detención por parte de la Guardia Civil. Para hacer llegar el dinero al acusado de ejecutar el crimen, el letrado utilizó como depositaria a la madre de éste.
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