«Para llevármelo de cualquier otro sitio, lo compro aquí y hago una buena obra»
Ideas originales para regalar esta Navidad o darse un capricho se dan cita hasta el domingo en el Bazar Solidario de Cáritas
NIEVES CASTRO
Viernes, 23 de noviembre 2012, 02:43
Resulta prácticamente imposible salir del Bazar Solidario de Cáritas sin una bolsa en la mano. Una oferta variada a precios asequibles es su mejor ... carta de presentación. Objetos de decoración, postres caseros, ropa de cama, vestidos, juguetes, alhajas o complementos se pueden adquirir hasta el domingo en el Palacio de Ferias y Congresos de la localidad, con la contrapartida de que la recaudación va a parar a la ONG que ayuda a las familias sin recursos.
Decenas de voluntarios se enfundan el delantal no solo para vender artículos en este mercadillo altruista, que funciona de 11.00 a 22.00 horas, sino para servir comidas. De hecho, lo que más ingresos genera son las comidas y cenas que se han programado para la ocasión. Así lo asegura una de las voluntarias de Cáritas, que pone el acento en la cena que se hará mañana para 300 personas. No se hagan ilusiones, está todo vendido al precio de 35 euros el cubierto. «Sin duda se trata de la reina del bazar», explica Sagrario Álvarez.
Ana Bocanegra, encargada del bar El Fogón de Nazareth, asegura que todo son ganancias porque la mayoría de los proveedores dona con gusto los artículos a coste cero. «Y son productos de calidad», apostilla. Los empresarios de la ciudad surten las barras del bazar y al restaurante, que recibe agradecido también las paellas, ensaladas y otras delicias que ciudadanos particulares, habituales colaboradores de Cáritas, hacen llegar directamente desde sus fogones. Jefes de cocina ya jubilados como Fernando Ortega, José Romero o Manuel Díez recepcionan, calientan y emplatan la mercancía. Sin prisa, pero sin pausa preparaban ayer una comida para 125 personas. Una treintena de integrantes de la Red de Empresarias de Marbella (REM) se reunía bajo el paraguas de la ONG . «Nuestra asistencia es una manera de colaborar con Cáritas, que un referente que inspira confianza», subraya la presidenta del colectivo Esther Nistal.
Otra de las mujeres que ayer paseaba por el recinto del brazo de sus amigas y con el firme propósito de echar una mano a la ONG como fuera era Chelo Seoane. «Venimos a comer, comprar y colaborar», afirma la mujer.
La Asociación de Mujeres Universitarias, entidad que trabaja con el bazar, se muestra más que satisfecha con las ventas realizadas hasta el momento. «No hemos hecho más que abrir y tenemos una caja de 500 euros», concreta Blanca Molet. «Es ropa usada pero glamurosa», dice la voluntaria sin parar de atender a los clientes, y eso que ayer, como referían muchos, era día laborable.
«A partir del viernes por la tarde vamos a arrasar», afirma Paula Peña, que regenta una de los puestos en los que se venden complementos artesanales. Soledad Marín, socia en el negocio, explica que el suyo es uno de los 50 estand externos que acuden a la cita. «El canon que se paga por el puesto es lo que recibe Cáritas», añade la emprendedora, que ha desembolsado 125 euros por el modelo de expositor más pequeño. «Antes se donaba el 50 por ciento de la recaudación, pero tal y como están las cosas este año la organización ha optado por este mecanismo», dice la joven.
Perfil definido
Otra mujer que apenas supera la treintena atiende con una sonrisa en uno de los diez puestos que son propiamente de Cáritas, es decir, cuya recaudación va a parar al cien por cien a las obras que desarrolla la ONG. «Es fácil reconocernos porque llevamos el delantal», comenta Marta Espejo. Primeriza en estas tareas, revela que es su madre quien la ha animado a aportar su granito de arena en esta quinta edición.
El caso de Marta no es único. No hace falta echar más que un vistazo para comprobar que los voluntarios implican a familiares y amigos para que la cita sea todo un éxito. «Voy a tener a mis dos nietos de 6 y 8 años despachando las chuches para que se acostumbren desde chicos y vayan conociendo la labor impagable que hace Cáritas», dice Elisabeth Junguito. En el puesto de esta colaboradora el comprador lo tiene complicado para decidirse. Galletas y bizcochos artesanos, elaborados por sus amigas, hacen la boca agua. «Soy una pedigüeña. Voy pidiendo cosas a todo el que veo», explica con una sonrisa.
Y es que el carácter altruista de las voluntarias es el denominador común a todas ellas. Ejemplos no faltan. Elena Orbeneja también se define como otra «pedigüeña» para los demás. En su caso, Elena no solo aporta tiempo y trabajo sino euros. Más de 50 en ceniceros y platos para el pan. No se queda a la zaga María José Fernández. «Todos los años me llevo de aquí un montón de regalos para hacer en Navidad. Total, para llevármelos después de cualquier otro sitio, lo compro aquí y además hago una buena obra», resume.
El bazar se ha convertido en la primera fuente de financiación de Cáritas en Marbella. El año pasado se recaudaron 60.000 euros y el reto está en superar la hazaña.
«Voy a tener a mis dos nietos despachando las chuches para que se acostumbren y vayan conociendo la labor impagable que hace Cáritas»
«Venimos a comer, comprar y colaborar»
«Es fácil reconocernos porque llevamos el delantal»
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