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ÁNGEL ESCALERA
Viernes, 17 de septiembre 2010, 10:20
El dolor en el cuello, la espalda, los hombros o la cintura no mata, pero amarga la vida. Las personas que sufren esas molestias se enfrentan a largas demoras hasta que comienzan el tratamiento rehabilitador que necesitan para la mejora de su patología. En muchos casos, esos pacientes, al estar catalogada su dolencia de leve, esperan casi dos años desde que les surge el malestar hasta que son llamados por el centro de salud para comenzar las sesiones rehabilitadoras. El motivo de los retrasos en la atención es que ese tipo de asistencia, tanto en los hospitales como en los centros de atención primaria, está masificada. La demanda es muy superior a la oferta. Los profesionales, por más que se esfuerzan, no dan abasto. Los recortes de personal realizados por el SAS este año han acentuado un problema que ya era importante de por sí.
Esos casi dos años de espera son la suma de los diez u once meses que transcurren hasta que el médico rehabilitador ve a un enfermo remitido a su consulta por otro facultativo (por ejemplo, un traumatólogo) y los nueve o diez meses que pasan desde que especialista en rehabilitación fija el tratamiento a seguir hasta que el paciente es llamado para hacer esos ejercicios en la sala de fisioterapia de un centro de salud.
Sin bien es cierto que son casos de patologías denominadas banales, el que tiene una cervicalgia, dorsalgia, lumbalgia, escoliosis leve, dolor en el hombro que no limita la movilidad del mismo o artrosis del cuádriceps sufre las consecuencias de la masificación existente. En esas situaciones, a los enfermos se les abren dos opciones: o esperar meses y meses hasta que les llama el SAS, y mientras tanto continuar con su dolencia, o recurrir a la sanidad privada para que les atienda.
Hubo un centro de salud malagueño que tardó hasta tres años en iniciar los tratamientos rehabilitadores desde que fueron fijados por los especialistas. Ese plazo no es tan llamativo ahora, pero sigue siendo elevado en algunas salas de fisioterapia de atención primaria de Málaga, donde la demora es de al menos nueve meses, a los que hay que sumar el tiempo que discurre hasta que el paciente llega a la consulta del médico rehabilitador. Otros centros tienen una lista de espera más reducida: cuatro meses. Los que están mejor presentan una demora de un mes, plazo razonable para la patología leve. Sin embargo, la tónica general en Málaga capital es echar mano de la paciencia cuando se necesita acudir a una sala de fisioterapia del SAS.
Quejas de los usuarios
Los pacientes, que son los que sufren esa dilación en la atención, se quejan de la misma. El padre de una chica de 13 años con una escoliosis afirmó a este periódico que, cuando acudió a pedir cita para el tratamiento rehabilitador indicado por el médico, le dijeron que el proceso iría para largo e, incluso, le aseguraron que el SAS dio orden en mayo pasado de no tramitar esas peticiones para no cargar más una muy abultada lista de espera. Fuentes de Salud negaron que eso sea cierto y aseguraron que se tramitan todas las solicitudes.
Los casos urgentes los atienden los especialistas en rehabilitación en mes o mes y medio a lo sumo, y el tratamiento comienza como máximo en veinte días. Los pacientes no demorables son vistos en los hospitales de inmediato y no hay retrasos para ellos en las salas de fisioterapia de los centros de salud.
Envejecimiento de la población y la mejora de los diagnósticos provocan que este tipo de atención vaya en aumento. Los profesionales hacen todo lo que pueden, pero las plantillas son insuficientes para ofrecer una respuesta más rápida.
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