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Hay que evitar riesgos innecesarios y tener precaución con ciertas zonas resbaladizas.
Consejos a tener en cuenta antes de hacer rutas por ríos este verano en Málaga

Consejos a tener en cuenta antes de hacer rutas por ríos este verano en Málaga

Hay que tener en cuenta un mínimo de pautas básicas para que este tipo de senderos fluviales no terminen siendo una mala experiencia para los excursionistas

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Domingo, 24 de junio 2018, 00:39

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En los últimos años, son muchos los que cambian, aunque sea por unas horas, los ríos por las playas para disfrutar del verano. Málaga, gracias a su singular orografía y a sus abundantes sierras, es una provincia idónea para disfrutar de recorridos fluviales que permiten descubrir enclaves inesperados e insólitos en la Costa del Sol. Desde los ríos Chíllar e Higuerón, en la Axarquía, o el Guadalmina o el Castor, en la Costa del Sol, hay un abanico de posibilidades de rutas por ríos para hacer en la época estival. Eso sí, se trata de itinerarios que suelen tener dificultades añadidas y que son especialmente sensibles. Por eso, habrá que tener en cuenta un mínimo de consejos básicos para que este tipo de senderos fluviales no terminen siendo una mala experiencia ni para los excursionistas ni para el propio río.

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Información previa. Como en cualquier otra ruta de senderismo, hay que informarse previamente del recorrido que se va a realizar a través de guías, informaciones contrastadas e incluso algunas aplicaciones y redes sociales especializadas, como Wikiloc. Ahí se podrán conocer datos básicos, como el desnivel que habrá que afrontar, la duración aproximada y la dificultad técnica del itinerario o los posibles puntos de retorno. Al tratarse de recorridos fluviales, el río será, salvo excepciones, el principal referente, que no habrá que perder de vista para no extraviarse.

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Experiencia. Dada la complejidad técnica que pueden tener muchos de los ríos malagueños, hay que evitar hacer una de estas rutas fluviales sin experiencia previa. Es más, lo más aconsejable para los primerizos es ir acompañados de otras personas experimentadas o incluso de empresas de turismo homologadas, que no sólo darán mayor seguridad y confianza sino que también serán excelentes intérpretes del medio natural.

No es recomendable hacer una ruta solo.
No es recomendable hacer una ruta solo.

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Nunca solos. En relación con el consejo anterior y al igual que otras rutas de senderismo, no es nada recomendable hacer este tipo de caminos solo, aunque se tenga mucha experiencia en este tipo de recorrido. Bastaría mirar la hemeroteca para comprobar algunos casos donde la osadía de los excursionistas ha terminado con malas noticias o con un susto importante por desorientación o por extravío. Es más, siempre será más divertido hacer este tipo de camino en grupo. Eso sí, es preferible que éstos sean pequeños. Los ríos no son un parque temático.

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Duración. La mayoría de las rutas fluviales que se pueden hacer por la provincia de Málaga son de ida y vuelta. Aunque parezca una obviedad, se volverá por el mismo camino de ida. Eso sí, no habrá que obsesionarse con llegar a ningún punto en concreto por mucho que éste sea considerado el punto oficial de retorno. En este sentido, habrá que vigilar las fuerzas y el estado físico, ya que suelen ser rutas que tienen bastante desgaste. Lo mejor es consensuar la vuelta con el resto de integrantes del grupo. Antes que tener un mal recuerdo de la experiencia habrá que tener en cuenta que al río siempre se podrá volver. En este sentido, también habrá que salir con el tiempo suficiente para que el regreso no se haga cuando el sol se esté poniendo.

Un mal calzado puede fastidiarte una de estas rutas.
Un mal calzado puede fastidiarte una de estas rutas.

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Calzado. Este tipo de rutas fluviales requiere de un calzado 'anfibio', es decir, que sea válido tanto para hacer un senderismo más convencional como que sea práctico y cómodo para pisar las resbaladizas piedras de los ríos. En tiendas de deportes especializadas, hay hoy muchas opciones válidas para evitar que una ruta de senderismo de estas características se convierta en una pesadilla estival ya sea por rozaduras o incluso esguinces y fracturas. Aquí cabe desterrar esa idea de que se puede llevar un calzado viejo para terminar de destrozarlo en el río, ya que no sólo estará más desgastado y propiciará resbalones indeseados sino que es impredecible su duración. Tampoco se debe llevar, lógicamente, un calzado que no se haya probado con antelación. También es muy importante llevar algún tipo de protección, como calcetines, que eviten que se cuele la arenilla de los ríos y provoque rozaduras.

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Ropa. Al igual que ocurre con el calzado, hay que ir preparado con ropa que se pueda mojar. Eso no quiere decir que cualquier prenda sea válida. De hecho, muchos de los que optan por llevar directamente bañadores terminan con rozaduras importantes, ya que éstos no son los más recomendables para andar durante mucho tiempo. Por tanto, conviene elegir bien en tiendas de deportes especializadas pantalones y camisetas que no terminen provocando que el camino se convierta en un auténtico calvario. No está de más llevar ropa de repuesto en bolsas estancas en cualquier caso.

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Todo se puede mojar. Para muchos senderistas es difícil olvidarse de cámaras de fotos, móviles y otros dispositivos electrónicos, pero para llevarlos hay que tener en cuenta que deben estar siempre bien protegidos para que no se mojen. Para ello hay varias opciones, como bolsas de neopreno o recipientes estancos de plástico, que hoy se pueden adquirir en tiendas de deportes especializadas por un módico precio. Hay quien prefiere ahorrarse unos euros y buscar opciones más ingeniosas, que pasan por reciclar tarros de plástico a priori muy herméticos. En cualquier caso, habrá que evitar llevar vidrio, ya que en cualquier resbalón se pueden romper con cierta facilidad.

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Bebida y alimentos. Por muy pequeño que sea el itinerario, habrá que llevar como mínimo agua y algunos alimentos (barras energéticas y frutas, por ejemplo). Habrá que dejarse de experimentos y evitar probar el agua del río por muy cristalina que ésta parezca, ya que es imposible saber si es apta para el consumo. En ocasiones, un animal muerto en descomposición en el entorno puede contaminar el agua cercana y provocar un malestar innecesario. Será necesario llevar como mínimo un par de litros de agua por persona -o más en función de la ruta-, ya que buena parte de estos itinerarios se hacen expuestos al calor estival y habrá que evitar en cualquier caso la deshidratación. En lo que se refiere a alimentos, además de los mencionados, si la ruta va a ser muy larga, habrá que llevar un almuerzo de fácil digestión. Eso sí, conviene en muchos casos preservar la comida del agua en los recipientes estancos antes indicados.

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Protección solar. Como cuando se va a la playa o se va a realizar cualquier otra ruta de senderismo, habrá que protegerse del sol con cremas y con gorras para la cabeza y gafas para los ojos. Normalmente estas rutas se hacen en verano a las horas de mayor incidencia solar. Que haya agua en el itinerario no es una excusa para no preservarse del sol.

Aunque sean muy tentadoras, no se debe saltar sobre las pozas, ya que esta práctica entraña mucho peligro.
Aunque sean muy tentadoras, no se debe saltar sobre las pozas, ya que esta práctica entraña mucho peligro.

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Precaución. Los ríos no tienen por qué ser peligrosos. Eso sí, hay que evitar riesgos innecesarios con un mínimo de precaución. Así, no se debe saltar sobre pozas de aguas por muy tentadoras que éstas resulten, ya que este tipo de prácticas pueden propiciar malas caídas o resbalones indeseados. Además, conviene informarse previamente si está permitido meterse en estas, a priori, piscinas naturales. Las autoridades sanitarias pueden prohibir el baño bajo determinadas circunstancias. Igualmente, habrá que ver muy bien dónde se pisa, ya que en los ríos abundan piedras sueltas o zonas con verdín, que, igualmente, son un peligro para la integridad física.

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Respeto a la naturaleza. Aunque parezca muy obvio, hay que recordar que para preservar el medio natural hay que empezar cuidándolo. Esto implica no dejar basura en el camino y respetar tanto a la fauna como a la flora por muy llamativa que sean éstas. La naturaleza tampoco necesita ni de gritos humanos ni de pintadas sobre sus rocas. Él con ir niños tampoco puede ser una excusa para un comportamiento dañino, que termina perjudicando al ecosistema y, por tanto, al encanto de una ruta de este tipo.

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Mucho sentido común. En cualquier caso, como norma general, debe imponerse en este tipo de recorridos fluviales la lógica y el sentido común. Nadie está obligado a hacer este tipo de rutas. Por tanto, lo que quieran hacerlas deberán ser muy respetuosos con el entorno y muy precavidos para evitar problemas físicos que pueden llegar a ser muy graves.

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